Beiso evidencia que Gibraltar no fue imparcial en la Guerra Civil española
Repasa los acontecimientos que se vivieron en la colonia durante el conflicto
Los Cursos de Otoño incidieron ayer de la mano de Dennis Beiso en la Parcialidad y el partidismo de la sociedad gibraltareña durante la Guerra Civil española. En el Kursaal el director del Archivo de Gibraltar retrató con esmero cómo las autoridades británicas tuvieron claro que Gibraltar no debía intervenir en la Guerra Civil. Sin embargo, Beiso explicó que los historiadores tacharon la estrategia de desacierto ya que "pretender que la colonia no tomara parte era una tontería". La política británica de no intervención se basó en dos pilares, la prevención de las exportaciones de material de guerra y la prevención del pasaje de personas. "Una ley del 3 de septiembre de 1936 ordenaba que ni armas ni municiones podían exportarse de Gibraltar a España", desveló Beiso. Para él, los esfuerzos legales no resultaron fructíferos. "Algunos historiadores británicos consideran que Gibraltar estuvo de parte de los nacionales. De hecho, en junio de 1938 el Gobierno de Gibraltar autorizó a López Ferrer -representante del General Franco en la colonia- a exportar dos contenedores de armas", incidió.
Beiso supo mantener la atención de los asistentes, que no sumaron una veintena, al introducir anécdotas como el caso Mali. "La esposa del general británico vino a la Plaza de Toros de Algeciras. Cuando sonó el himno español la plaza se levantó y alzó el brazo derecho pero la señora se confundió de brazo y ni siquiera extendió la mano por lo que fue detenida y se le impuso una multa de 25 libras", comentó. El profesor apuntó a que en líneas generales los gibraltareños apoyaron a la República. "Gibraltar fue un santuario para refugiados y agentes comunistas", dijo. Para Beiso, el incidente más grave ocurrió en 1939 cuando López Ferrer celebró en Gibraltar la caída de Barcelona. El conferenciante dejó claro que la guerra se vivió de forma muy emocional entre simpatizantes de Franco, que rechazaba las trangresiones de los republicanos a las iglesias, y sindicatos afines a la República. El profesor fijó en 9.000 los refugiados que pasaron la frontera desde el 18 de julio de 1936, durante la feria de La Línea. Subrayó también el hacinamiento, el cólera y que Gibraltar Chronicle alentó al refugiado a volver. "Gibraltar reconvirtió a estas personas non grata en obreros ya que en 1939 no preocupaba el comunismo español sino el nazismo alemán", evidenció.
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