Se busca gas en la provincia

El Gobierno autoriza la investigación de hidrocarburos en La Janda y el Campo de Gibraltar · Hay certeza de la existencia de materia prima, pero se debe comprobar en qué cantidad

Vista panorámica de la Bahía de Algeciras desde la Cañada del Peral, en una imagen de archivo.
Vista panorámica de la Bahía de Algeciras desde la Cañada del Peral, en una imagen de archivo.
Jorge Garret / Cádiz

15 de enero 2011 - 01:00

El Consejo de Ministros aprobó el 23 de diciembre cinco decretos en los que autorizaba la búsqueda de hidrocarburos en varios emplazamientos de Castilla y León, Cantabria, Valencia y Andalucía. Dos de estas zonas de investigación están situadas en la mitad sur de Cádiz. En los planes de Industria, se denominan Tesorillo y Ruedalabola. Son contiguas, dos grandes rectángulos que abarcan 82.000 hectáreas -más del 11% del total de la superficie de la provincia- y que se extienden en los términos municipales de Tarifa, Los Barrios, Barbate, Vejer, Medina, Benalup y Alcalá de los Gazules. Durante un plazo de seis años, la empresa norteamericana Schupebach Energy liderará las prospecciones en territorio gaditano a la búsqueda de gas.

El interés de la compañía está fundamentado en varios sondeos realizados en la década de los sesenta que aportaron indicios sobre la existencia de esta materia prima en la zona. Entre 1956 y 1967, Valdebro efectuó cuatro proyectos de perforación a profundidades de entre 1.100 y 3.450 metros en Tarifa, El Almarchal -a 20 kilómetros de Zahara de los Atunes- y en el puerto de Ojén. En los dos primeros trabajos acometidos en Tarifa no se encontró nada, pero en los otros dos sí se hallaron muestras del recurso, tal y como consta el los archivos del Ministerio de Industria recogidos por la compañía afincada en Dallas.

En el caso del puerto de Ojén, un emplazamiento situado entre Los Barrios y Facinas, Valdebro abandonó el sondeo por problemas mecánicos de perforación sin que llegasen a realizarse ensayos de producción. Hubo mejor suerte en la iniciativa de El Almarchar, donde se acometieron ensayos de producción y se recuperó gas metano aunque en cantidades no comerciales.

El nuevo proyecto de prospección continúa aquellos trabajos pero con la ventaja que implica la utilización de las técnicas ofrecidas por cinco décadas de vertiginoso progreso tecnológico. "Gas hay, sobre eso hay certeza. Lo que se trata ahora es de determinar sí existe en una calidad, en una cantidad y en unas condiciones adecuadas para su explotación comercial", explica Salvador de la Encina, presidente de la Comisión de Fomento en el Congreso de los Diputados.

De la Encina conoce el proyecto y defiende su "total transparencia". En marzo de 2010, el político gaditano organizó una reunión en el Consistorio de Tarifa entre representantes del Gobierno y de la empresa energética y agentes sociales del Campo de Gibraltar para hacer frente a la incertidumbre generada por la solicitud de Schupebach Energy (asociada con Vancast Exploración) para investigar la existencia de hidrocarburos en la zona. La petición se publicó en pleno agosto en el Boletín Oficial del Estado y surgieron algunas voces discrepantes desde colectivos ecologistas, cofradías de pescadores, ayuntamientos y entidades de gestión de los parques naturales "afectados".

En la reunión de marzo, técnicos de la compañía energética aclararon algunas cuestiones delicadas: se buscará gas, no pretróleo; los trabajos no son de explotación, sino de investigación; y las prospecciones serán exclusivamente terrestres, se localizarán fuera de los límites del Parque Natural del Estrecho y tendrán, según aseguran los promotores, "un impacto mínimo" en el entorno.

Los primeros trabajos se realizarán mediante el método sísmico de reflexión. Sobre la superficie, se instalan vibradores que emite una onda sonora. Varios geófonos miden el tiempo que las ondas tardan en volver a la superficie después de reflejarse en las distintas capas de la corteza terrestre. Por último, la información se procesa en computadoras para obtener el "perfil sísmico" de la zona, que es interpretado por los técnicos.

También se acometerán perforaciones. Este procedimiento requiere la reserva de parcelas de unos 85 metros cuadrados sobre la que se instala una torre de perforación operativa las 24 horas del día. Tras la comprobación, que se realiza sin generar residuos, los pozos se tapan con cemento -en el caso de ofrecer un resultado negativo- o con un sistema de válvulas y tubos -si se localiza la materia prima-, y se reponen sus elementos naturales originales.

"Pero, ¿qué ocurrirá si se encuentra gas?", se pregunta Antonio Muñoz, portavoz de Verdemar Ecologistas en Acción, que alegó en contra de la concesión del permiso de búsqueda de hidrocarburos en la zona. "Hay que tener claro que si se busca, es para extraerlo. Por eso nos oponemos. La zona es muy delicada desde el punto de vista ambiental, con el Parque Natural del Estrecho y el Parque de Los Alcornocales. Son terrenos y hábitat a proteger, no lugares en los que buscar gas", argumenta Muñoz.

El recurso de Verdemar fue rechazado por Industria, por lo que la única vía de reclamación de los ecologistas es a través de un recurso contencioso-administrativo que "no se descarta". El Gobierno, en el decreto aprobado en diciembre, subraya que la actividad de prospección de hidrocarburos "tiene un interés estratégico y económico evidente para un país que, como España, depende en un porcentaje importante de las exportaciones de gas y petróleo". "En consecuencia, siempre que se respeten los requisitos legales, técnicos y medioambientales, es aconsejable fomentar la prospección de nuestros recursos naturales de manera sostenible pues contribuyen a aumentar la riqueza del país y refuerzan la seguridad del suministro", sentencia el documento oficial.

La aprobación de las nuevas zonas de investigación ha generado movimientos de oposición política y social en Málaga y en la Comunidad Valenciana, donde las prospecciones se sitúan en el mar. Ante la presión de los agentes sociales, el presidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, aseguró el miércoles que "nadie va a sacar gas o petróleo de la Costa del Sol" y apuntó, de forma ambigua, que "lo que se autoriza, si se autoriza, es una investigación para ver si existe o no ese recurso". "Nadie desde el Gobierno va a tomar una decisión que pueda afectar a uno de los recursos más importantes no sólo de la Costa del Sol y de Andalucía, sino también de España, como es el turismo", añadió Manuel Chaves demostrando el intrincado camino que las empresas tendrán que recorrer entre la investigación del recurso y la posibilidad de su explotación.

En España se han realizado miles de sondeos gasísticos desde los años 40. En Andalucía, la mayoría se ha registrado en las provincias de Huelva, Cádiz, Sevilla y Córdoba. El balance es de pequeños pozos de gas, la mayoría, en el Valle del Guadalquivir y en el Golfo de Cádiz.

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