Esos locos bajitos de la micología

Los tres centros educativos de Jimena se ponen de acuerdo para profundizar en el mundo de las setas · Niños de nueve y diez años reconocen ya más de una decena de especies del parque natural

1. Una salida de los niños del Aljibe al campo con el profesor Federico Sánchez Tundidor. A menos de 200 metros de este lugar había 45 especies distintas de setas. 2. Cuatro alumnos junto a un alcornocal preparados para la faena. 3.  Una macrolepiota o parasol en primer plano y al fondo los pequeños micólogos atendiendo a las explicaciones. FOTOS: E. S.
1. Una salida de los niños del Aljibe al campo con el profesor Federico Sánchez Tundidor. A menos de 200 metros de este lugar había 45 especies distintas de setas. 2. Cuatro alumnos junto a un alcornocal preparados para la faena. 3. Una macrolepiota o parasol en primer plano y al fondo los pequeños micólogos atendiendo a las explicaciones. FOTOS: E. S.
E. Correa / Algeciras

18 de diciembre 2011 - 01:00

Chantarellas, yemas, trompetas de la muerte, rúsulas, boletos, chivatos, crespas, parasoles y los champiñones de prado son hongos muy bien conocidos por los niños de Jimena de la Frontera. En esta localidad los pequeños están acostumbrados a salir al monte a coger setas. Son alumnos aventajados y no parece que este pequeño milagro se repita en otros rincones de Andalucía.

Catorce años han cumplido las Jornadas Micológicas de Jimena y 13 años lleva el profesor de Conocimiento del Medio Federico Sánchez Tundidor sacando a los niños de clase con cestas y navajas en mano para recolectar hongos en el parque natural de Los Alcornocales. El colegio Aljibe, en La Estación, está a solo 500 metros del tesoro y la lección de la naturaleza está ahí, en el campo.

Este año no hay chantarellas ni trompetas de la muerte así que hay que irse a los pinos para coger níscalos y yemas. Los boletos desaparecieron hace dos semanas nada más aparecer el frío pero antes estos amantes de la micología llevaron a sus casas algunos. El boleto tiene tanta proteína como la carne. Ahora no hay pero la colecta de estos pequeños aprendices sin embargo sigue siendo buena y rica. El turno es de los níscalos y ellos los identifican estupendamente. Sin agravios comparativos un niño criado en Jimena no tiene nada que ver con uno criado en La Línea. Por supuesto para estas salidas al monte van acompañados de un profesor que supervisa e identifica el material. "Si se duda se tiran. Los alumnos empezaron identificando dos especies y ya pueden superar la decena", revela el maestro.

Este curso además hay una importante novedad. Los tres colegios de la localidad, Aljibe de La Estación, Reina de los Ángeles de Jimena y Cristo Rey de San Pablo, se han puesto de acuerdo para realizar esta ambiciosa actividad. "La afición en los 14 años de las jornadas ha aumentado muchísimo", reconoce el profesor. Los niños son el futuro. Y los artífices de que la micología cree escuela son según Sánchez, Diego Jiménez, Pepe Quirós y José Ramón Sogorb, aparte de él mismo. De hecho, estos últimos años ha habido monitores en las jornadas que fueron alumnos en su día. La cadena no se rompe. En Jimena todo el mundo tiene el material necesario para aprender a identificar las especies. Y por supuesto tienen lo más importante, el parque natural, la cuna.

Las clases de tercero y cuarto de Primaria, el ciclo medio, de los tres centros educativos pertenecientes a Jimena participan en el proyecto. Son niños de 9 y 10 años que podían ejercer de guías por el parque natural. Eso se llama conocer el medio y lo demás son tonterías. Los profesores implicados son Juan José Sánchez Esteve y Federico Sánchez en el Aljibe, Pepi Sánchez y María Antonia Gallego, Pilar Hernández y Francis de la Torre en el Reina de los Ángeles, y Esther Vargas y María Teresa Díaz en el Cristo Rey. 154 niños salen al campo, pintan setas y realizan láminas de la recolecta.

En una de las salidas recolectan macrolepiotas. La única seta que se comía hace 40 años cruda en el Campo de Gibraltar. Años más tarde, hace unos treinta aproximadamente, la chantarella empezó a reinar y hace cinco años los que entienden se pueden comer unas 20 especies sin problema. La evolución se nota en todos los sentidos. No obstante, aunque la mayoría reconozca 12 especies y los entendidos en la materia, 20, en verdad hay 60 setas comestibles en Los Alcornocales.

En Jimena la gente siempre ha sido asidua a pasear por el campo y con una lumbre hacían chorizos y de paso pasaban por el fuego las macrolepiotas que son enormes y no se confunden. Más tarde la chantarella ganó terreno pero al principio daba miedo. No obstante, esta seta se empezó a preparar con venao y patatas originando así el primer plato característico de Jimena y sus alrededores. De eso hace ya 35 años y hay varias teorías del por qué adquiere el nombre francés. La chantarella es la reina del parque, es más, el 90% de lo que se mueve en la lonja es esta especie y su ventaja es que no se estropea.

Esta generación recoge el testigo de sabios de la micología como Sogorb, Quirós, Jiménez o Sánchez Tundidor. Como dice el dicho, pobre del alumno que no supere a su profesor.

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