sin recogerLas naranjas se quedan

Las cooperativas de Tesorillo y San Pablo aseguran que las cuentas no salen y que cerrarán el año con pérdidas · Emplean a gente de la comarca y reclaman que se consuman los cítricos de Guadiaro

Naranjas de San Martín del Tesorillo (Jimena), en un stand de la pasada edición de Agritec.
Naranjas de San Martín del Tesorillo (Jimena), en un stand de la pasada edición de Agritec.
E. Correa / Jimena

28 de diciembre 2008 - 01:00

Los cítricos del Valle del Guadiaro no están de enhorabuena. Las cooperativas de San Martín del Tesorillo y San Pablo de Buceite se resienten por el desplome de los precios.

El gerente de Tesoricoop, Antonio Carreras, confirmó que la situación del mercado no es nada halagüeña. Tanto que algunos agricultores han optado por dejar las naranjas en el árbol. La reforma de la PAC para el sector cítrico ha resultado muy negativa. Así lo confirman los gerentes de ambas cooperativas. Carreras recordó que antes Europa daba 0,10 euros por kilo y ahora sólo 0,006. "El agricultor liquida en negativo y en transformación los precios están por los suelos", explicó.

Según el responsable de Tesoricoop, un kilo de fruta cuesta al que la cosecha unos 13 céntimos de euro. La liquidación no cubre ni los gastos. Por este motivo, muchos labradores se plantean no recolectar. La competencia de terceros países "desleal", precisa Carreras, repercute también en el producto y en las ventas. No obstante, en la Cooperativa de San Martín, la esperanza es lo último que se pierde. "Aguantaremos este año con pérdidas y confiamos en mejorar en 2009", dijo. Hay carteles en el Valle del Guadiaro que advierten de que las naranjas se regalan. La venta desde la cooperativa a grandes firmas de zumos casi no les reporta nada. "Los márgenes entre la huerta y la mesa superan el 1.000%. El problema es que hay gente que se está haciendo rica", advirtió.

Desde ambas cooperativas hicieron un llamamiento al consumidor. "La gente debe barrer para casa y comprar las naranjas de aquí, como hacen en tantos sitios. No podemos tirar nuestras naranjas y que la gente compre las de Valencia o Sevilla. Y luego que beban zumo de Uruguay", cuestionó Carreras. La complicidad del cliente es la única vía de escape para el sector agrícola de Jimena. En la actualidad hay 60 personas trabajando en la Cooperativa de San Martín del Tesorillo y más de 100 puestos indirectos. "Vienen de la Entidad Local, pero también desde La Línea y Algeciras. Somos un sector que crea empleo y eso hay que cuidarlo", defendió. Años atrás con el boom de la construcción estas sociedades demandaban en origen puestos de trabajo. "Ahora ya no traemos gente de fuera. Sería ilógico. Damos trabajo en la zona y esperamos que eso se tenga en cuenta", insistió.

El gerente de la Cooperativa de San Pablo de Buceite, Víctor Barranco, reveló que el perjuicio ha venido desde que las ayudas al sector pasaron de atender los kilos a la producción por hectáreas. "La campaña es desastrosa", dijo.

Según Barranco, la recogida cuesta al agricultor 5 céntimos el kilo además de 6 por producción. "Pero se las compran por 10 céntimos y las cuentas no salen", reconoció. En San Pablo de Buceite trabajan 50 personas en el almacén y en total habrá unos 300 incluyendo al personal de recogida. De los contratos a extranjeros en origen se ha pasado este año a una plantilla autóctona. Otro de los problemas es que en esta campaña hay más oferta. "Antes la industria cítrica demandaba más. El panorama está para que se te caigan dos lagrimones cuando ves en el mercado el kilo de naranjas a 1 euro o a 1,5 y el precio de salida está en unos 18 céntimos como mucho, sin tener en cuenta el envasado, triturado, gastos de embalaje y un largo etcétera en abonos", reveló.

El responsable de Coag en la comarca, Juan Salido, recordó que los ruinosos precios de los cítricos en el campo disparan los márgenes entre el agricultor y el consumidor. Desde Castellar, donde también se cultivan naranjas pero en menor medida, puntualizó que el mantenimiento de la actividad agraria es esencial para conservar el empleo. Además prevén movilizaciones a partir de enero para reclamar un cambio en las reglas del juego. "El agricultor tiene que poner dinero y está a expensas de las subvenciones. Así es imposible", sentenció Salido.

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