China trata de silenciar el escándalo del 'play back'

Inauguración

Pese a los intentos de vedar la información en internet, la polémica en los foros está servida

C. González (Efe) / Pekín

14 de agosto 2008 - 05:02

Al margen de las protestas de activistas y los ataques independentistas en Xinjiang, dos niñas, una cantante y otra actriz, se han convertido en protagonistas involuntarias de una de las grandes polémicas de los Juegos, que los censores gubernamentales han tratado de borrar del ciberespacio, aunque sin éxito.

De todas las ceremonias de inauguración olímpicas siempre hay imágenes que quedan grabadas en la retina. Entre las de Pekín, está la de Lin Miaoke, una niña con coletas y traje rojo que entonó la emblemática Oda a la madre patria mientras era izada la bandera de las cinco estrellas. Pero de la garganta de Lin, de nueve años, no salía ni una nota.

Chen Qigang, director musical de la ceremonia, declaró el día anterior que la orden llegó del todopoderoso Partido Comunista chino. Fuera quien fuera quien dio la orden, el Gobierno chino ha tratado de borrar todo rastro de las declaraciones de Chen y en los principales portales informativos de internet es imposible encontrar la noticia, aunque sí el título.

Al hacer un rastreo sobre en el popular Baidu, buscador chino, aparece el siguiente mensaje: "El resultado de su búsqueda puede estar relacionado con contenidos que no convienen con las normas y leyes y políticas. No han sido mostrados".

Pero los esfuerzos de los censores han sido en vano y la polémica ya está servida en la red. En los principales blogs y foros del país predomina la indignación. "Tratar de engañar a 6.000 millones de espectadores, hace falta tener caradura. La gente normal no puede hacerlo", dice un internauta en un foro de china.com. Otro recomienda a los responsables de la decisión que se vayan a hacer la cirugía plástica "para no perjudicar la imagen del país".

Pese a la indignación, la decisión de excluir a la auténtica niña cantante fue apoyada, en aras del espectáculo, por el propio COI. Su director ejecutivo, Gilbert Felli, dijo que fue "una decisión técnica de los productores y que hay que situarlo en la complejidad de la una ceremonia con 1.500 artistas".

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