Un tropiezo imperdonable

El Algeciras está cada vez más cerca de perder el ascenso a Tercera división con el que se premia al campeón de Primera Andaluza. El conjunto albirrojo se dejó en La Palma dos nuevos puntos en el camino y encadenó una jornada más sin ganar fuera de casa, algo que no hace desde el 9 de noviembre de 2008. La peor noticia para los albirrojos es, sin lugar a dudas, que el Arcos les ha dado de nuevo caza en el liderato, aunque los algeciristas están por delante gracias al 'goal-average' y tienen un partido menos.

El comienzo de esta crónica, lejos de convertirse en un discurso dramático, es el reflejo de una realidad que volvió a quedar de manifiesto ayer en Huelva. El Algeciras pudo ganar el encuentro, pero acabó empatando y casi pidiendo la hora por falta de ambición y una segunda parte floja para un equipo que pretende acabar primero en la clasificación.

El Algeciras demostró su condición de líder durante la primera media hora, con buen fútbol y ganas de resolver el partido cuanto antes. Mario regresó al centro del campo tras cumplir su sanción, Javi Chico se puso las pilas y Alvarito, que fue titular en perjuicio de Xavi, se convirtió en el jugador más incisivo gracias a sus internadas por la banda derecha.

Los albirrojos se hicieron merecedores del primer tanto por su empuje ante un adversario que no encontró su sitio y apenas supo crear peligro durante los primeros instantes del encuentro. El gol del Algeciras no tardó en llegar, fue en el minuto 16 cuando Sergio Lata peinó el balón que le puso Javi Chico tras el saque de una falta. El esférico pegó en el palo derecho y entró en la portería de La Palma.

El Algeciras siguió buscando el segundo tanto y vio como George marcaba, en supuesto fuera de juego, en el minuto 21. El delantero insistió en que no estaba en posición ilegal. Las sensaciones que dio el cuadro visitante en ese momento eran muy positivas, pero al borde de la media hora todo empezó a cambiar.

Relajación o falta de ambición, La Palma empezó a despertar y el Algeciras a dormirse hasta que en el minuto 39 llegó el tanto del empate tras una jugada de tiralíneas de los onubenses que acabó con un centro desde la banda izquierda y el remate de Miguel en el segundo palo. Ni fuera de juego, ni nada de nada, la defensa albirroja se durmió y pudo hacer más.

El tanto pesó a los de Yiyi durante el resto del primer tiempo y una segunda parte floja, en la que los jugadores de La Palma aburrieron a Alvarito, a Mario a Javi Chico y acabaron desesperando a un Algeciras espeso, en la misma línea de encuentros anteriores en los que se adelanta y acaba tirando el encuentro posteriormente.

La Palma apretó y el Algeciras pasó muchos minutos de agobio, no con ocasiones claras, pero si con balones al área que obligó a la defensa de La Menacha a emplearse a fondo. La entrada de Xavi por Alvarito mejoró algo las cosas porque el catalán puso varios centros con peligro desde la banda derecha, pero poco más. El cuadro de Yiyi fue cada vez a menos y los onubenses tampoco es que pusieran en demasiados apuros a Félix.

El fútbol acabó de desaparecer cuando el colegiado sevillano Lamadrid Álvarez perdió los papeles, tiró de tarjetas, faltas incomprensibles, fallos en la aplicación de la ley de la ventaja y un rosario de despropósitos que crisparon los nervios de los dos equipos, aunque los algeciristas acabaron poniendo el grito en el cielo con la expulsión de George por doble amonestación al borde del último cuarto de hora de partido.

El gibraltareño se vio envuelto en una tangana dentro del área en la que fue el más torpe con diferencia. Se tiró todo el partido protestando, más bien todo el Algeciras se pasó el partido protestando, y el árbitro se tomó cumplida venganza porque el llanito se lo puso en bandeja cuando quizás no hizo nada en la pelea, lo cual sólo sabrá él y los que estaban en ese momento en el campo.

El Algeciras podrá acabar primero o segundo, pero el título de campeón de tarjetas por protestar ya lo tiene en el bolsillo y sus jugadores siguen sin enterarse de que los árbitros esta temporada no están por la labor, precisamente, de ayudarles.

El partido terminó así, con tristeza y mal rollo, sobre todo para los más de 150 seguidores del Algeciras que se despertaron a las siete de la mañana para viajar a La Palma, se volvieron con cara de tontos y empiezan a estar cansados de escuchar excusas de un equipo que quiere ascender, pero no gana desde noviembre fuera de casa y la semana que viene tiene que ir a Punta Umbría.

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