Ceuta y Melilla no son Gibraltar
La recurrente comparación no tiene fundamentos jurídicos ni históricos El Peñón fue español hasta 1704, mientras que las ciudades autonómas jamas pertenecieron a Marruecos
Es recurrente que cuando el conflicto de la Verja regresa a las primeras páginas de los periódicos lo hace acompañado de un viejo argumento contrario a los intereses españoles que viene a comparar la situación de Gibraltar con la de Ceuta y Melilla. Lo habrá oído usted en estos últimos meses a políticos, tertulianos y periodistas, mientras hay ciudadanos que lo repiten en bares y plazas: si España reinvidica la soberanía del Peñón, ojo, cuando menos se arriesga a tener que entregar las dos ciudades autónomas a Marruecos. Existe incluso quien habla de 'devolver' Ceuta y Melilla como se pide la devolución de la Roca. El argumento, a fuerza de repetirlo, no se va a convertir en menos falso. Y origina un debate erróneo en su propia base. No se puede devolver algo que nunca ha sido suyo. No existe una sola razón jurídica e histórica que pueda servir para comparar ambos casos: cuando Ceuta y Melilla pasaron a formar parte de la Corona española, Marruecos ni siquiera existía como tal.
La semana pasada, el Archivo Nacional británico liberó unos documentos hasta entonces confidenciales, de los que se hizo eco la prensa inglesa y del Peñón, en los que se asegura que el rey de España, Juan Carlos I, dijo en los años ochenta a Gran Bretaña que en realidad no quería que se le devolviera Gibraltar, ya que una acción de este tipo conduciría a Marruecos a pedir la entrega de Ceuta y Melilla. Según estos documentos, el Rey admitió ese hecho en una reunión confidencial con el embajador británico en España, Sir Richard Parsons, en 1983.
Para empezar, Ceuta y Melilla no son y nunca han sido colonias. Ningún organismo internacional da la razón a Marruecos en su reinvidicación de las dos ciudades españolas, que Naciones Unidas tiene congelada desde 1975.
El país marroquí como tal nació en 1956 cuando consiguió la independencia. Durante buena parte del siglo XX Marruecos fue un protectorado hispano-francés. y para entonces Ceuta llevaba más de cien años vinculada a España y Melilla, siglos.
Puestos a reinvindicar Ceuta, quien más razones históricas tiene para hacerlo es Portugal. Fue de aquel país desde que el 21 de agosto de 1415 el rey de Portugal Juan I, con sus hijos Don Eduardo, Don Pedro y Don Enrique 'el Navegante' desembarcaran en las playas de San Amaro y conquistaran la ciudad para el Reino luso hasta que en 1668 el Tratado de Lisboa -firmado por España y Portugal- reconociera la soberanía española.
Melilla depende de la corona española desde 1556. Cuando la reclamó el sultán Mohamed ben Abdallah, el monarca español Carlos III declaró la guerra y el 9 de diciembre las primeras tropas comenzaron la defensa de la ciudad, que duraría hasta el 19 de marzo de 1775. En 1860, con el Tratado de Wad-Ras, se establecieron los límites fronterizos de la ciudad. Durante el último tercio del siglo XIX y el primero del siglo XX, Melilla fue escenario de intermitentes enfrentamientos que desembocaron en el conflicto de la Guerra de Marruecos. Melilla siempre ha sido española.
En cambio, Gibraltar era una ciudad plenamente española hasta agosto de 1704, cuando en el curso de la Guerra de Sucesión de España un batallón extranjero conquistó la plaza, en nombre del candidato al trono español el archiduque Carlos de Austria. Más tarde los británicos se harían con su control, y el Rey Felipe V, de la dinastía Borbón, cedió a perpetuidad la soberanía de su castillo al Reino Unido por el Tratado de Utrecht (1713).
Gibraltar tiene estatus de colonia según reconoció la ONU en 1967, a través del llamado Comité para la Descolonización. En cambio, Ceuta y Melilla son Ciudades Autónomas plenamente integradas en la Administración española y la ONU no las incluye en la lista de los territorios a descolonizar.
Según afirmó el diplomático, embajador, académico, analista y escritor Ángel Manuel Ballesteros (Salamanca, 1942) en una entrevista en el Faro de Ceuta, "las diferencias en el pretendido paralelismo entre Gibraltar y Ceuta y Melilla son tan sustantivas que no sólo desautorizan la supuesta identidad sino que permiten demostrar la distinta entidad y, por ende, la independencia de los casos. Ahora bien, igualmente existe un approach geostratégico de nivel: ninguna potencia permitirá que España controle las dos orillas del Estrecho, o dicho de otra manera, cuando España recupere Gibraltar, las ciudades pasarán a Marruecos, que es el leitmotiv desde el vecino del sur".
El caso de Ceuta y Melilla es distinto incluso desde el prisma marroquí. "Rabat sabe bien que no es la vía jurídica, sino la política, la indicada para sustanciar su reclamación, y por ello, en principio, nunca acudirá al Tribunal Internacional de Justicia, consciente de que sus chances serían mínimas, a fin de reactivar una reivindicación que tiene congelada en Naciones Unidas desde 1975. Para el reino alauita el conflicto no es jurídico, es de facto: la integración territorial. Hay un diferendo sobre integridades territoriales, resoluble en base a la teoría de las fronteras auténticas", acabó.
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