Una cita histórica en La Atunara

Cientos de linenses viven con emoción y fervor el encuentro del simpecado de la Hermandad del Rocío con la Reina de los mares en la orilla de la playa de Levante

Un momento del encuentro de la Virgen del Carmen y el simpecado de la Hermandad del Rocío.
Un momento del encuentro de la Virgen del Carmen y el simpecado de la Hermandad del Rocío.
E. F. La Línea

11 de mayo 2014 - 01:00

Emoción y fervor. Estas son las dos palabras que mejor definen la sabatina histórica que ayer vivió con intensidad el barrio de la Atunara. Cientos de linenses se estremecieron cuando el simpecado de la Hermandad del Rocío se encontró con la Virgen del Carmen en la orilla de la playa de Levante a eso de las siete y media de la tarde. Un momento para el recuerdo por inédito que causó el delirio entre los fieles congregados para la ocasión.

La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío realizaba la última sabatina itinerante que los rocieros linenses llevan celebrando desde septiembre con motivo del 25 aniversario de su primer camino por el Coto de Doñana. No es casualidad que eligieran la Parroquia del Carmen para esta despedida. El 1 de mayo de 1978, con Alberto Revuelta como arcipreste de la ciudad y a su vez párroco de la iglesia del Carmen, llegó el simpecado Marinero a la parroquia de la Atunara, donde se procedió a su bendición. Es para conmemorar este hecho que los rocieros quisieron llevarlo allí antes de que la hermandad parta hacia la aldea del Rocío.

La carreta con el simpecado marinero linense entró en la arena de la playa de Levante por la rotonda del castillo, donde se ubicaba antiguamente la depuradora. La tarde mágica se completó porque la Virgen del Carmen salió también desde su Parroquia por la orilla del mar en una barquilla portada por sus hermanos. A la altura del restaurante la Marina se encontraron y se produjo el éxtasis. Gritos de emoción entre los asistentes abres de que ambas hermandades se unieran para cubrir el camino hasta el templo de la Atunara, donde se celebró la Sabatina mensual, entrando al unisono las dos advocaciones marianas de Gloria.

Por primera vez la Carreta portadora del bendito simpecado marinero pisó la playa de Levante y protagonizó un encuentro histórico con la Reina de los Mares, Nuestra Señora del Carmen.

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