Las nuevas aventuras del 'Tara Tari'

Capucine Trochet recaló en Alcaidesa Marina en 2012 a bordo de un pesquero de yute para cruzar el Estrecho en su viaje de Marsella a Miami Prepara el último tramo en Martinica

Capucine Trochet asoma por la cubierta de su 'Tara Tari' en el puerto deportivo linense, junto a Gibraltar, donde estuvo en la primavera de 2012.
Capucine Trochet asoma por la cubierta de su 'Tara Tari' en el puerto deportivo linense, junto a Gibraltar, donde estuvo en la primavera de 2012.
A. Muñoz Algeciras

23 de febrero 2014 - 01:00

Capucine Trochet arribó al puerto deportivo de Alcaidesa Marina en abril de 2012 a bordo del Tara Tari, un pequeño pesquero de fibra de yute y piezas metálicas de mercantes ya jubilados. Estaba dañado por las tormentas vividas en su travesía desde Marsella, así que pasó la Semana Santa en La Línea de la Concepción mientras lo reparaba. Estaba dispuesta a cruzar el Estrecho, el Atlántico y proseguir su ruta hacia Miami. Y continúa en ello. La periodista francesa está en Martinica preparando los 4.000 kilómetros que le quedan para alcanzar Estados Unidos.

"Mi experiencia con mi pequeño barco me encanta. Hay momentos difíciles, como en la vida de cualquiera, pero también vivo momentos de felicidad intensa. No es fácil explicarlo", contó la aventurera, que reconoció que cruzar el Estrecho de Gibraltar fue bastante duro. De aquí se fue hasta Lanzarote, donde llegó el 21 de mayo de 2012.

"Era demasiado tarde para cruzar el océano, porque la temporada de huracanes va del 15 de mayo al 15 de noviembre. Así que me pasé un tiempo en la isla. Preciosa y gente muy adorable", dijo Capucine. Allá donde hizo escala con su pesquero fue recopilando titulares y cariño de quienes tuvieron la oportunidad de conocerla.

De Lanzarote marchó a Cabo Verde, donde llegó en enero de 2013. Afirmó que fue el tramo más duro de su itinerario marcado porque la realidad fue mucho peor a lo esperado en la previsión meteorológica. "Nos encontramos vientos muy fuertes durante nueve días. Hasta 45 nudos durante tres días me dijeron en Cabo Verde los navegantes que conocí que habían estado en la zona aquellos días. Pero todo salió bien, no se rompió nada", contó Capucine, que ese trayecto lo hizo con un amigo a bordo. Otra gente les esperaba en tierra, preocupados por el tiempo con el que les había tocado lidiar.

En el tramo siguiente, el Tara Tari hizo honor a su nombre -rápido en bengalí- y gracias a los alisios hizo entre 100 y 110 millas náuticas en cada singladura. Echó más de un mes en recalar en las Antillas francesas, del 29 al 23 de febrero. "La travesía fue dura, pero estaba preparada para vivirla", admitió. En Martinica se quedó dos meses y allí dejó el pequeño barco de fibra de yute para volver a Francia y contar sus vivencias a los medios de comunicación, ofrecer conferencias sobre la experiencia y pasar algún tiempo con su familia.

Capucine Trochet, además de ser una osada aventurera y periodista, colabora con la asociación Watever para comprobar si la fibra de yute de Bangladesh con la que está fabricado el casco de su velero es tan fuerte como para apostar por este material como fibra técnica. Con esa misma empresa, tras pasar un tiempo en Francia, viajó a Indonesia a navegar con un buque hermano del Tara Tari, también de yute. "Ha sido toda una aventura, ya que estuvimos navegando por el Índico", explicó.

Las últimas navidades las pasó en casa descansando, pero ya se encuentra de nuevo en Martinica con los preparativos para retomar su reto hasta Miami. "Pienso llegar en mayo, antes de la temporada de huracanes. Después de Miami... pues ya veremos. Tal vez sigo hacia el Pacífico para llevar el barco de vuelta a Bangladesh. O no sé, ya veremos".

En este tiempo, Capucine ha sido nombrada embajadora de la red EcoNav, una asociación que promueve una navegación más ecológica. Sus fines encajan con el objetivo de la aventura y con los valores de respeto, superación y compromiso ambiental que comunica allá donde recala. Su viaje puede seguirse en Twitter (@capucinetrochet) y en su blog whereistaratari.blogspot.com.

"Toda esta vida me encanta porque vivo más cerca de lo que me rodea. El mundo puede ser maravilloso y con simplicidad se vive mejor", y todo eso lo dice una chica que inició esta aventura tras pasar siete meses hospitalizada por una enfermedad en las articulaciones que, cuando aprieta con dolores, le obliga a usar muletas. Pero éstas también caben en el Tara Tari.

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