Crónica de un desguace anunciado
Una mancha de óxido en el muelle de embarcaciones auxiliares del puerto de Algeciras recuerda la existencia del 'San Mamés de Aras', el buque abandonado durante años en la bahía, cuya chatarra ha sido reciclada

Los últimos meses de existencia del San Mamés de Aras han supuesto la crónica de un desguace anunciado. El muelle de embarcaciones auxiliares del puerto Bahía de Algeciras ha ido ampliando su capacidad conforme una experimentada empresa de desguaces del Campo de Gibraltar iba haciendo piezas de la chatarra inútil en forma de barco que, bajo el nombre de San Mamés de Aras, permanecía abandonada en la ciudad desde al menos 1996. Una larga historia de usos y fracasos que le llevaron a ser subastado para su triste final por la Autoridad Portuaria.
Del buque de 30 metros de eslora hoy ya no queda nada, una simple mancha de óxido en el muelle desde donde pasará a formar parte de otro tipo de construcciones que precisen su hierro. Después de más de seis meses de trabajos, el personal de la empresa se se ha afanado en as labores de desguace. Día tras día podía verse, incluso desde lejos, que el barco iba reduciendo su tamaño, a base de soplete, cortes y grandes máquinas que ayudaban a soportar las grandes piezas y que éstas no cayeran al agua, o para llevárselas donde la materia prima pudiera tener otra función.
La citada compañía de desguaces esperaba poder emplear a unas 12 personas en las tareas de despiece, más costosas que lo que en un principio supuso la adquisición del navío. La Autoridad Portuaria subastó el buque tras ratificarlo en un consejo de administración en 2007 por sólo 10.000 euros, tras años acumulando deudas en los muelles del puerto de Algeciras y una larga historia de empresas fracasadas.
Las tareas de desguace comenzaron desde dentro, tomando todas las medidas de seguridad, sacando todo el material inflamable para evitar posibles riesgos cuando entraran en acción los sopletes para hacer añicos la chatarra, un material que siempre es valioso. Una barrera anticontaminación rodeaba toda la zona sensible, para evitar vertidos en la dársena que comparte con pesqueros y otros buques auxiliares.
Poco a poco, al cabo de las semanas, el buque fue perdiendo su forma, aunque los trabajos sufrieron algunos retrasos, ya que en principio se esperaba sólo mes y medio de trabajos. El retraso más llamativo se produjo hace poco tiempo, a raíz de un incendio en su interior que sofocaron los propios trabajadores. El suceso ocurrió el 24 de septiembre, cuando la Autoridad Portuaria prohibió continuar con los trabajos hasta que se aclarara qué motivó el fuego y si se cumplían con las medidas de seguridad. Semanas más tarde, los trabajos continuaron, con la premisa de que, cuando se procediera a cortar la chatarra, se sacaran fuera todos los posibles líquidos inflamables y se comprobara mediante un explosímetro la ausencia de gases en todos los tanques.
Poco después, la auténtica desaparición del barco fue cuestión de días. Y así pasó a mejor vida el San Mamés de Aras, aquel buque de nombre cántabro que sirvió de carguero de torpedos para el bando alemán durante la Segunda Guerra Mundial, como buque oceanográfico para el estudio de los mares y que fracasó como ferry para pasajeros en algún lugar de África. Por piezas, probablemente tenga más éxito y sea más provechoso. El puerto, por su parte, ha dejado de tener a uno de sus habituales en sus muelles.
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