Pablo Milanés, en su estado más puro
El cantautor cubano ofrece un recital acústico en el auditorio del Palacio de Congresos con el que repasa lo mejor de su amplia trayectoria. Un público fiel se rinde al inagotable autor de canciones de amor
El cantautor cubano Pablo Milanés se subió ayer a las tablas del auditorio del Palacio de Congresos y Exposiciones de La Línea para ofrecer un concierto acústico e intimista que, aunque no logró completar el aforo, congregó a un público fiel deseoso de escuchar, tan cerca y tan al desnudo, al autor de tantos clásicos.
Actúo como telonero de Milanés Fran Postigo, un joven cantautor malagueño que interpretó cuatro temas acompañado únicamente por su guitarra y que no desaprovechó la oportunidad para mostrar su admiración por el artista cubano. "Me crié con mi padre y entre discos, muchos de ellos de Pablo", puntualizó.
Tras su actuación, apareció en escena el artista, acompañado por los músicos Miguel Núñez, al piano, y el violinista y teclista Dagoberto González. Cuando ya sonaban las primeras notas, Milanés se dirigió a los asistentes y aseguró estar "encantado" en La Línea. "Vamos a repasar canciones viejas y otras no tanto. Ante todo, espero que pasen una noche maravillosa, entre amigos", dijo.
Y llegaron Los días de gloria, En saco roto y otras muchas canciones que ya forman parte del imaginario colectivo, como Yolanda, El primer amor, El amor de mi vida, Jacaranda o Para vivir.
Milanés, actualmente de gira por España y parte de Europa, también repasó en este concierto su último disco, Regalo, editado en 2008.
La trayectoria musical de Pablo Milanés tiene su origen en un chico de Bayamo -24 de febrero de 1943- que acudía a concursos de aficionados. Ya en La Habana, formó parte del Cuarteto del Rey y Los Bucaneros hasta que, contagiado por la efervescencia del momento, se convirtió en un cantautor de letras sociales.
Durante varios años, el cubano realizó estudios de composición, armonía, contrapunto y orquestación como discípulo de los maestros Leo Brouwer, Federico Smith y Juan Elosegui. En 1968 se integró en el Centro de la Canción de Protesta de la Casa de las Américas y a partir del 72 fue parte fundamental del Grupo de Experimentación Sonora, génesis del movimiento de la Nueva Trova Cubana.
Todo se conjugó para que la Nueva Trova lograra un inmerso impacto, tanto dentro como fuera de la isla. Silvio Rodríguez fue el favorito de los intelectuales y Milanés consiguió ganarse al pueblo con un arte cálido y riguroso en lo literario y en lo musical. En su trayectoria destacan trabajos como No me pidas, Identidad, Plegaria, Vengo naciendo y Proposiciones.
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