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EL alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, lleva una semana de esas que a él tanto le gustan. De recepciones oficiales y boato. Si hace unos días recibió al agregado para Asuntos Militares de EEUU, el pasado jueves hacía lo propio con el embajador de Taiwan en España. Una agenda con más audiencias que la del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Pero lo de ayer fue el remate. Cónclave comarcal con presencia de Gibraltar y Ceuta para los Juegos del Estrecho. Hasta la alfombra roja sacó para recibir con los honores de una capital (como él pregona) al resto de alcaldes y enseñar la magnificencia de la ciudad que dejó de ser gris para teñirse de azul a brochazos (al menos en la autovía). La imagen del día estuvo en Caruana y Landaluce frente a frente, tan amigos. Y es que ahora parecen llevarse bien pese a que Landaluce rajó del ministro llanito lo que no está en los escritos en Intereconomía hace no demasiado tiempo. Diplomacia en estado puro.
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