Andar y contar
Alejandro Tobalina
Rutina
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NO son pocos los que afirman que el vicepresidente económico del Gobierno, señor Solbes, sólo es ocurrente, inteligente y listo para los números, pero a mí me encanta la política e intento leer entre líneas lo que personas de este calibre nos quieren trasladar con sus escasas frases irónicas y lapidarias.
Y es que el responsable del erario público, coincidiendo con el debate de los estatutos de autonomía y observando de cerca lo que en materia de financiación planteaba cada una de ellas, se le ocurrió decir la famosa frase de que los presupuestos y, sobre todo, la Ley de Financiación de las Comunidades Autónomas, se iban a parecer, cada vez más, a un sudoku de complicación máxima.
A saber:
1.- Castilla-La Mancha plantea que el dinero que corresponde a las regiones, se tiene que valorar por los kilómetros de extensión del territorio (todos sabemos lo que mide Castilla-La Mancha).
2.- Por otro lado, Cataluña insiste en la necesidad de que sea en base a la contribución fiscal y renta per cápita de las mismas. A la que se une Madrid, por los mismos motivos, añadiendo su condición de soporte administrativo del Estado.
3.- Las islas plantean el hándicap de su alejamiento y aislamiento respecto de los centros económicos y de decisión.
4.- Euskadi y Navarra apelan a su estatus de entidad foral.
5.- Y, por último, se encuentra Andalucía que, en su Estatuto, establece que debe ser en base al número de habitantes.
Lo que decía el ministro: Un verdadero sudoku. Porque sólo hay una cafetera y no se sabe bien si hay café para todos.
Me parece que, tanto Madrid como Cataluña, deberían reconocer que hay muchas empresas que tienen sus fábricas, sus departamentos, sus centros comerciales, a lo largo del territorio español y sin embargo, por su domicilio social, cotizan en esas dos comunidades, por lo que juegan con ventaja antes de dar el pistoletazo de salida.
Mi opinión personal ya la expresé cuando defendí públicamente que se aprobara el Estatuto de Autonomía de Andalucía, pues el Estado, en primer lugar, siempre tiene que atender al ciudadano, a las personas, por encima de otro tipo de valoraciones vertebradas a conveniencia del que las propone.
De ahí que, durante años, nos escamotearan del censo a más de 400.000 andaluces y andaluzas y se reconociera una Deuda Histórica que tendría que haber cubierto las necesidades básicas en materias tan sensibles como la educación, la vivienda, la sanidad o las políticas sociales.
Por ello, el debate que se ha abierto no es sólo para economistas de título, sino para los verdaderos economistas, que son los hombres y mujeres que mantienen a diario con su esfuerzo y su trabajo este bendito país.
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