Ojo del muelle
Rafa Máiquez
Ya tenemos el lío formado
OPINIÓN
NUESTRO amigo Lothar Bergmann ha fallecido en un hospital de Córdoba. Tras haber luchado heroicamente durante años contra un serio problema pulmonar y conseguir superarlo, otra grave afección se ha llevado su vida prematuramente, privándonos del resto de su aportación a la humanidad.
De Lothar siempre recordaremos ante todo su profunda sensibilidad, su calidad humana, su inagotable capacidad para ayudar a todos y participar en mil causas justas siempre desinteresadamente, con esa humildad patrimonio de los grandes hombres, y siempre como la cosa más normal del mundo. No se alteraba ante la adversidad y demostró ser capaz de sacrificar su salud o incluso poner en peligro su vida en la defensa de sus ideales. Demostró que, sin poseer una especial formación académica, se puede hacer una gran labor científica, superando a veces con sus modestos medios personales los resultados de bien financiados equipos universitarios. Defendió el patrimonio monumental como un león, dejando, sin proponérselo, a menudo en entredicho a funcionarios y políticos, siendo esa molesta conciencia social de la cual ya habló Sócrates.
Siempre estuvo comprometido con causas nobles, como la defensa de los derechos humanos y de la naturaleza, utilizando los más actuales medios de comunicación, llevando a cabo una labor de divulgación y concienciación extraordinariamente eficaz, por medio de conferencias, organización de exposiciones, colaboración con museos, participación en jornadas y, sobre todo, por medio de su gran arma, la red digital, al ser creador de diversas páginas dedicadas a la defensa del patrimonio monumental, principalmente el arte prehistórico. En este sentido, fue pionero en el uso de novedosos procedimientos, como la digitalización de imágenes aplicada a las pinturas prehistóricas de la comarca. A Lothar se debe una formidable ampliación del catálogo de estaciones con arte rupestre, la mayor desde los tiempos del Abate Breuil, y con descubrimientos como el de la Cueva del Moro se puede hablar con toda seguridad de un verdadero arte paleolítico en la comarca. Este tarifeño de origen alemán fue consejero de honor del Instituto de Estudios Campogibraltareños, premio de investigación 1996 del Ayuntamiento de Tarifa y la revista Aljaranda, premio Laurisilva 1999 de Agadén, premio de mención especial 'Tarifa, la voz de un pueblo', en 1999, premio Isidro de Peralta en 2001, de la asociación Mellaria, socio de honor del Grupo de Estudios Prehistóricos y Arqueológicos de la Universidad de Cádiz en 2003, que recibió en 2004 la distinción especial de la Junta de Andalucía, presidente de honor de la Asociación Gaditana para el Estudio y Defensa del Patrimonio Arqueológico (AGEDPA) y que fue nombrado en 2006 hijo adoptivo de Tarifa, tenía entre otras aspiraciones el que el Arte prehistórico de la Comarca, del cual siempre defendió la denominación de Arte Sureño, fuera incluido por la UNESCO para su protección, dentro del llamado 'Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica' y siempre aspiró a la creación en la comarca de un centro de interpretación del arte prehistórico.
Ahora, la antorcha no puede caer en la tierra y apagarse después de tanto esfuerzo. Estamos obligados a continuar la lucha de nuestro irrepetible amigo. Hemos perdido a un gigante.
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