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Sequía: La falta de precipitaciones, amenaza para el campo andaluz

Feragua solicita a la CHG la prolongación de la temporada de riego hasta final de este mes. La preocupación inmediata son los cultivos permanentes

La escasez de agua hace que no haya pastos en las dehesas, como se ve en la imagen.
A. Estrella Yáñez

15 de octubre 2019 - 01:10

La falta de agua en el campo andaluz es una realidad; una realidad que atenaza a cultivos y ganadería pese a las lluvias de ayer, que se han hecho esperar, y las previsiones de un otoño seco se ciernen sobre las explotaciones andaluzas. Así las cosas, Feragua solicitó a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir la prolongación de la temporada de riego hasta final de octubre, a fin de cubrir las necesidades de la arboleda, olivar y algunos cultivos hortícolas de invierno. La solicitud responde estrictamente a los acuerdos de la Comisión de Desembalse, que autorizó la reserva de 40 hm3 para tal fin, y de los que podrían hacer uso solo aquellas comunidades que lo soliciten y que no hayan consumido la dotación aprobada de 5.400 metros cúbicos por hectárea.

Feragua pide a todas las comunidades y sus regantes “la máxima prudencia y responsabilidad en el uso del agua, ya que el Sistema de Regulación General está en situación de alerta y, en caso de que el período de sequía se extienda y no haya lluvias este otoño-invierno, nos encontraremos con importantes restricciones para la próxima campaña”.

También el presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, ha mostrado la fuerte preocupación de los agricultores y ganaderos por el hecho de que la provincia haya iniciado el año hidrológico con los pantanos al 29% de su capacidad.

Subrayó la importancia de esta situación sobre todo porque “no hay ninguna previsión de que vaya a cambiar el tiempo y hay cultivos permanentes que no se pueden dejar de regar”. En concreto, los cultivos más amenazados son el olivar, los cítricos, que tienen que terminar su ciclo y engordar, para lo cual necesitan agua, así como los almendros, que en otoño necesitan una gran cantidad de agua una vez que se termina la recolección.

El presidente de Asaja Córdoba también aludió a que la campaña de riego se prolongará a lo largo del mes de octubre al objeto de atender las demandas de los cultivos implantados, en el caso de que la climatología no aportara lluvia para cubrir sus necesidades. Esta prolongación de los riegos, con un desembalse de unos 20-30 hm3, se autorizaría a todos aquellos aprovechamientos que no hayan consumido su dotación.

Por ello Asaja insiste en la gran demanda de ampliar regadíos en Córdoba para garantizar un futuro a las explotaciones de la provincia. Dicen que Córdoba es la provincia de la cuenca del Guadalquivir que más agua almacena con un 49,55% y la que menos riegos tiene, solo un 16,83%.

Olivar

También, Córdoba es la provincia con menos porcentaje de olivar en riego en esta cuenca, con solo un 14,39% a pesar de ser la segunda en superficie de olivar, por lo que “esta situación empobrece nuestras zonas rurales debido a la penosa situación de los cultivos de secano, que hace que sólo los riegos sean competitivos”. “Entendemos que hay dotaciones suficientes para revertir la situación”, señala la organización agraria.

En Córdoba, según datos de la Consejería de Agricultura, se han dejado de usar desde los años 90, o no se han asignado dotaciones previstas en el Plan Hidrológico, un mínimo de 228 Hm3, mientras que en otras provincias se han ido incrementando los regadíos desde esa fecha.

Este volumen -afirma Asaja-Córdoba- procedería de las zonas regables del Guadalmellato, Guadajoz, riegos con toma directa y Genil Cabra, entre otras, y daría para poner 150.000 hectáreas de olivar en riego, lo cual supondría mucho empleo y riqueza.

Agregan que además, sigue yendo mucha agua al mar durante diferentes épocas del año, pues no se permiten bombeos directos a balsas de aguas de escorrentía invernales. También, “se ponen todo tipo de trabas a la construcción de balsas y microembalses, en muchos casos por la falta de coordinación entre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y las consejerías que han tenido o tienen estas competencias, que cada una actúa por su cuenta”, agregan.

Aguas regenaradas

La organización agraria explica que existen limitaciones al uso de aguas regeneradas, aunque cree que ahora está en vías de solución, o limitaciones a nuevas concesiones de aguas subterráneas y legalizaciones de pozos, “todo lo cual frena la inversión y la generación de riqueza”.

Añade que no se soluciona el problema del tapón salino “que, con 150 millones de euros estaría resuelto y se liberarían otros cerca de 100 hectómetros cúbicos y tampoco se finaliza la zona regable del Genil-Cabra según estaba prevista y no se dan ayudas a modernizar los riegos con toma directa del Guadalquivir”.

Grandes pactos

Por ello Fernández de Mesa se queja de que “Córdoba tiene una infradotación de regadío muy notable frente a otras provincias y que hay dotaciones suficientes para revertir la situación”. “Eso es -agrega- lo que desde Asaja pedimos, que se valore en el Pacto Nacional del Agua y en el Pacto Andaluz del Agua, porque no cambiar este injusto agravio sería poner en grave riesgo la economía de las zonas rurales cordobesas, más aún cuando hay agua suficiente sin quitar nada a nadie si se toman las decisiones adecuadas, que permitirían poner en Córdoba un mínimo de 150.000 hectáreas de olivar en riego a razón de 1.500 metros cúbicos por hectárea”.

Asaja advierte que, mientras no se solucionen estas demandas de Córdoba, se “opondrá con firmeza al trasvase de agua del Iznájar hacia otras provincias”, como el anunciado por la consejera cuando indicó que estaban trabajando con el Ministerio de Transición Ecológica en la necesidad de fijar fechas y plazos concretos para infraestructuras básicas como ese trasvase, pues hacerlo “supondría ahondar aún más en el agravio a Córdoba como ha ocurrido hasta ahora, lo cual no sería ni justo ni razonable por el perjuicio que supondría al campo cordobés”, señala.

Tampoco puede olvidarse que, en esta cuenca del Guadalquivir, hay unas importantes zonas ganaderas en la Sierra de Córdoba que, a veces, tienen problemas muy serios de abastecimiento de agua para el ganado, como en este año, que podrían solucionarse con autorizaciones, por parte de la Confederación Hidrográfica, de microembalses de un volumen mínimo o facilitando la realización de pozos.

Por otra parte, en la cuenca del Guadiana, “hay una posibilidad real muy importante de hacer una zona regable en esa parte de la provincia tan desfavorecida con los muchos hectómetros cúbicos disponibles del embalse de La Colada”, asevera Fernández de Mesa.

Agapro reclama un puente militar en Baza

La Fundación Savia y la Asociación de Agricultores Ganaderos y Productores (Agapro), han presentado en la Delegación del Gobierno en Andalucía una carta dirigida a Jesús Fernández, delegado del Gobierno, para que inste a la construcción de un puente provisional sobre el río de Baza en la carretera A-4200, que une Baza con el resto de municipios de la zona norte de Granada.

Estos colectivos dudan de que la reconstrucción definitiva del puente, fijada por la Consejería de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio esté terminada en cinco meses. Por ello, han solicitado a la Delegación del Gobierno en Andalucía y a la Subdelegación en Granada, que se construya un puente provisional por parte de la Unidad Militar de Emergencias del Ministerio de Defensa, “dentro de las actuaciones inaplazables con el fin de garantizar la vida y seguridad de las personas y el funcionamiento de los servicios públicos esenciales, en un territorio declarado zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil, mediante Real Decreto-ley 11/2019”.

Explican que los vecinos de toda la franja norte: Benamaurel, Cortes de Baza, Los Laneros, La Teja, Los Carriones, Los Olivos, Castillejar, Cortijo del Cura, Campo Cámara, Isidoros y Almontaras están viendo afectada su vida.

José Antonio Azor, presidente de Agapro, ha manifestado que “el inicio de la campaña oleícola sin esta infraestructura básica, supondrá también el deterioro de los caminos y de la maquinaria agrícola para transportar la aceituna hasta las almazaras, con una considerable pérdida de competitividad en los pequeños agricultores”.

Advierte que el desvío que se ha habilitado, con un rodeo de más de 40 kilómetros, por la carretera GR-9108 hasta Cúllar, supone un grave riesgo para la seguridad vial, debido al tránsito de tractores y camiones de gran tonelaje que transitan junto a turismos, por una carretera provincial sin arcenes que no puede soportar esta densidad de tráfico.

Según la asociación Agapro, la destrucción del puente de la A-4200 debido a la riada se debe a las pésimas infraestructuras de que dispone el Altiplano de Granada, “un territorio abandonado por las administraciones, atacado por la despoblación y sometido a la especulación de sus recursos por los grandes lobbies”.

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