Armiñán, Patricio y el barranco de la Escalerilla

Campo Chico

En un ambiente de arrebato localista, se reedita la novela, localmente histórica, de Armiñán

La historia del barranco donde iría la Escalerilla está ligada a propiedades de don Manuel Patricio

El barranco donde se construyó la Escalerilla (1940, Patricio Amo).
El barranco donde se construyó la Escalerilla (1940, Patricio Amo).

Algeciras/Un joven investigador, Rafael Sabio, recientemente nombrado director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena, publicó en 2003, en el número 29 de la revista Almoraima, un interesante artículo acerca de la dicotomía Villa Nueva-Villa Vieja, tan familiar entre nosotros. De entonces para acá, científicos como Manuel López, del IECG, y, conjuntamente, Rafael Jiménez-Camino, del Ayuntamiento de Algeciras, y José María Tomassetti, de la empresa Arqueotectura, que realizaron una sugestiva revisión crítica del frente a frente de esas denominaciones, en el número 33 de Almoraima (2006), han planteado la hipótesis, fundamentada en documentos y excavaciones, de que las denominaciones tradicionales de las Algeciras de las dos orillas del Río de la Miel; Villa Vieja y Villa Nueva; no son las que debieran ser sino todo lo contrario.

Parece que la más nueva, la más tardía en ser habitada, es la que llamamos vieja, pero esto no debe turbarnos porque la riqueza de la lengua española y el duende que le imprimen el acento y el parecer andaluces, permiten que mantengamos las referencias tradicionales a beneficio del común entender. Otra cosa nos sumiría en la confusión y nos obligaría a complicar el lenguaje toponímico ordinario. La palabra vieja puede ser empleada como sinónimo de entrañable o de querida, y todos contentos. De modo que en lo que a mí concierne y recomendando hacer lo mismo, mantendré las cosas como están: llamando Villa Vieja a ese polígono que rodea al Hotel Cristina desde la margen derecha del Río y tiene en el Patio del Coral su acceso más romántico.

Hay una especie de autoestima en eso de ser, haber nacido o vivir en la Villa Vieja, en los Rayos X, alrededor de ese pequeño triángulo que como un parquecillo ha sido testigo de la infancia de sus habitantes y de algunas iniciativas sociales, que se han quedado ancladas en nuestra historia próxima y en nuestros recuerdos. La Banda el (del) Río es parte de la Villa Vieja, pero tiene su personalidad urbana. En Algeciras siempre se ha tenido mucho apego a la calle en la que se nació o donde se vivió de pequeño y a la zona en la que se ha crecido. Así la Banda el Río, la Villa Vieja, los Pastores, el Cobre, La Juliana, los Callejones, la Estación, el Secano, San Isidro, la Fuente Nueva o la Bajadilla son definiciones de uno mismo, con un afán de pertenencia que se percibe en el tono, en el modo de decirlo.

Fábrica de luz desde la playa del Murillo.
Fábrica de luz desde la playa del Murillo.

Expresiones como la que tituló la famosa novela de Luis Armiñán Odriozola La calle Real y el callejón del Muro, publicada en 1943, se usan para afirmarse como algecireño, tal cual ocurre con “Ahesira mare” o “Ahesira mare, callejón del Muro”. Armiñán era escritor de vocación y aunque estudió Derecho, las circunstancias que rodearon su vida le permitieron trabajar de periodista. Nació en Madrid en 1899 y en 1921 participó como soldado en la campaña que hasta 1925 tuvo lugar en Marruecos, adonde se convirtió en algo muy parecido a lo que hoy entendemos por corresponsal de guerra, si bien su desempeño fue más cercano a lo que llamaríamos cronista militar. Vivió en muchos sitios y escribió en una gran variedad de medios. No está claro que naciera en Málaga, aunque hay quien dice que sí, pero de lo que no hay duda es que en las provincias de Málaga y Cádiz residían sus ensoñaciones.

Su padre, del mismo nombre, era cubano de la Cuba española, fue ministro y descubrió estos parajes del sur, como político, en los primeros años mil novecientos. Para entonces, Luis hijo, ya había nacido y su infancia debió de estar muy ligada a estos pagos de María Santísima. Luis padre entró en política como diputado a Cortes en las elecciones de 1901, pero por las localidades catalanas de Cervera y Borjas. Hasta 1910, en que lo es por Archidona, no descubre Andalucía. Armiñán padre continúa por aquí hasta el golpe de Estado del general Primo de Rivera, en 1923, después del que se desliga de la política. Muere en Madrid en 1949 cuando su hijo ya se ha implicado en la vida militar y en el periodismo, particularmente en la Guerra de Marruecos, cuando, es de suponer, que se familiariza con la Algeciras que, parece ser, conoció y vivió en su infancia.

Doctor Manuel Patricio Herrera.
Doctor Manuel Patricio Herrera.

Desde luego, nuestra ciudad debió dejar en su vida una profunda huella. Sería Hijo Adoptivo, no sin polémica, de la Provincia de Cádiz, en 1935, siendo gobernador civil y, no obstante, se involucró después en nuestra guerra de 1936-1939 como combatiente y periodista, abrazando la causa de los vencedores y mereciendo después, toda clase de honores y consideraciones. Su hijo Jaime, nacido en Madrid en 1927, cercano pues ya a convertirse en centenario, es una de las grandes figuras de la escena española del siglo pasado, que tiene en la serie Juncal una de sus más altas cotas de reconocimiento popular.

La obra La calle Real y el callejón del Muro del segundo Luis de Armiñán se publicó en 1943. Su portada es la fotografía de un callejón casi en ruinas con una casa apuntalada en una cuesta y un fondo en el que se adivina, más que se ve, el mar. Es el callejón del Muro, en su tiempo, una callejuela oscura da casas modestas cuyo flanco izquierdo, “el Murillo”, daba, por el otro lado, al mar. Arriba, a espaldas de la Capilla de Europa, estaban una fábrica de gaseosas y sifones, que sobrevivió hasta los años cincuenta, y frente a ella, a la izquierda, en el número 1, la de luz (y, más tarde, la de hielo), una de las cinco primeras que se crearon en Andalucía y la única no situada en una capital de provincia.

La calle Real y el callejón del Muro.
La calle Real y el callejón del Muro.

Gracias al ingeniero algecireño Víctor M. Patricio Amo, descendiente del primer director administrador de la fábrica y propietario, Manuel Patricio Ragel, que tenía entonces 23 años, es posible conocer con mucho detalle los primeros pasos que se dieron para crear el alumbrado público de Algeciras, en 1890. Escribe Patricio Amo que “con un capital de 175.000 ptas., “suficiente para la instalación de la fábrica y sus accesorios y demás”, negociándose la emisión de 350 acciones. La Cía. formada para la gestión del alumbrado público adquirió ese mismo año [1890] una casa en la C/Muro nº 1, comprada a Francisco España y Pardo y a Ricardo Rodríguez España”.

En las elecciones municipales de mayo de 1991, un PSOE en relativa decadencia, después de más de una década de omnipresencia progresiva, no estaba en condiciones de preservar la Alcaldía. El PSOE consigue empezar a gobernar en minoría, pero el emergente Partido Andalucista con el nuevo liderazgo de Antonio Patricio González, ingeniero, criado en la Banda el Río, se entiende con el Partido Popular, liderado entonces por Luis Ángel Fernández, a pesar de las incompatibilidades ideológicas, aún mayores en la época que lo serían ahora. PA y PP suman 14 concejales, frente a 13 de PSOE e IU. Una moción de censura lleva, cuatro meses después de la toma de posesión del anterior alcalde, Ernesto Delgado, del PSOE, a la nueva coalición al poder y empieza un período en el que se apuesta con intensidad por lo local y lo regional.

El Heraldo de Madrid 28 junio 1891 (Patricio Amo).
El Heraldo de Madrid 28 junio 1891 (Patricio Amo).

En ese ambiente de arrebato localista, se reedita la novela, localmente histórica, de Luis Armiñán. Esta vez la fotografía de portada es una magnífica instantánea, propiedad del gran algecireño, el abogado Adolfo Casola, del Ojo del Muelle con su famoso puente desaparecido al comienzo de los mil novecientos. Conocí, en mi infancia de juegos y primeros amigos del callejón de las Viudas, entre el del Ritz y la calle Larga, a dos muchachos de la familia de los Patricio, Manolín (Patricio Porras) y Manuel, primo con autoridad sobre aquel, y al padre del primero, don Manuel Patricio, nieto de Patricio Ragel que no sólo fue propietario de la fábrica de luz, sino también del legendario Teatro Variedades situado junto al parque, que acabó en un espectacular incendio, quizás provocado.

Don Manuel, vivió o pasaba consulta en sus últimos años, en un espléndido patio de la calle Larga, muy cerca y un poco más abajo de la esquina de ésta con el mencionado callejón peatonal que tanto frecuenté en mi infancia. Era todo un señor, una persona admirable, maestro y, sucesivamente, practicante y médico, muy estimado en nuestra ciudad y en toda la comarca. Fue nombrado médico de empresa en el Hotel Reina Cristina, en 1947; cuando vivía en los Rayos X y en tiempos del carismático y querido director, Mr. Lieb; y presidente de la asamblea local de la Cruz Roja de Algeciras desde 1942 hasta su fallecimiento en el mes de mayo de 1983. Sucedió en el cargo a algunas de las personalidades más respetadas de la sociedad algecireña: don Buenaventura Morón, don José Sotomayor, don Pascual Cervera, don Leocadio Pérez de Vargas y don José Luis Maestro Anula.

Manuel Patricio Ragel en 1925 (Patricio Amo).
Manuel Patricio Ragel en 1925 (Patricio Amo).

Don Manuel Patricio como director médico de la Cruz Roja además de presidente de su Asamblea local, tuvo un papel decisivo en la creación del Hospital de la Cruz Roja en el Paseo de la Conferencia con acceso por la calle Emilio Burgos, que suponía una infraestructura sanitaria de primer orden ubicada en la Villa Vieja y cercana al circuito portuario. El doctor Patricio dirigió ese hospital a lo largo de la mayor parte de su existencia desde su creación y fue sustituido a su fallecimiento por el Dr. Gil Guijarro, un ginecólogo cordobés que estudió en Granada y participó muy positivamente en la sociedad algecireña; recibió la Medalla de La Palma, ya nonagenario, en agosto de 2012, cuatro años antes de su muerte. La institución fue progresivamente vaciada de funciones y hoy, infrautilizada, acoge al Centro de Diagnóstico y Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y al de Valoración y Orientación para Personas con Discapacidades.

Las fincas que ocupaban la fábrica de luz y la de hielo que se construiría junto a aquella y le prevalecería fueron embargadas a su propietario, Patricio Ragel, a poco de instaurarse la Segunda República a resultas de algo muy parecido a un golpe de Estado, eso sí, incruento. La oligarquía dominante se permitió interpretar como plebiscito, en 1931, las que no pasaron de ser unas elecciones municipales.

La historia del barranco que fue sustituido por la Escalerilla está muy ligada a propiedades y actuaciones de don Manuel Patricio Herrera, que recuperó y amplió la propiedad que fuera embargada a su ascendiente. Era el propietario del espacio ocupado por el barranco, cuando en los años cincuenta se proyectó la construcción de la sufrida Escalerilla a la que tanto le quedaba por padecer de la mano de la clase política en las sucesivas generaciones que administraron los espacios de la ciudad.

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