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De Arturo Pérez-Reverte puede decirse que es un hombre curtido en la dureza de la guerra, periodista de raza, académico de la lengua, novelista de éxito y un gran conocedor de la realidad del Campo de Gibraltar, además de un asiduo visitante del restaurante La flauta mágica de Algeciras. Pero lo tendría complicado como diplomático para el Reino de España. "Gibraltar no será español en la puta vida", ha sentenciado este jueves el autor de La reina del Sur y El Italiano como comentario final a su participación, en el Teatro Florida de la ciudad algecireña, en un coloquio sobre literatura moderado por el también periodista Jesús Vigorra.
El pildorazo sobre la colonia británica, que al principio de su charla había definido prácticamente como un nido de contrabandistas, ha despertado los aplausos de parte del público que ha abarrotado el patio de butacas para escuchar al creador de Diego Alatriste o Teresa Mendoza, por citar dos entre el variopinto universo de personajes, momentos de la historia, tramas y localizaciones que engrosan su obra.
"Gibraltar no será español en la puta vida. No puede serlo. Y quizás no deba serlo. Las cosas hay que ganárselas y Gibraltar da de comer a mucha gente en esta zona. Gibraltar es bueno para esta región", ha concluido, mientras se levantaba del chester de una plaza que, junto con otro sofá gemelo y una sencilla mesa de centro, capitalizaban la escenografía para el coloquio centrado, en su primera parte, en el papel que desempeña la comarca en su creación literaria.
La conferencia había despertado gran expectación en la ciudad. De hecho, al margen de los 570 asistentes que oficialmente componen el aforo del Teatro Florida, unas 200 personas se han quedado sin poder acceder al recinto, no sin quejas, aún con la alternativa de poder seguir la conferencia en directo por Onda Algeciras TV.
A sus 72 años, Pérez-Reverte se ha definido como alguien que lo ha hecho "todo" y también ha lanzado múltiples confidencias gracias a la complicidad con Vigorra, unidos por una estrecha amistad desde hace años.
La relación de Arturo Pérez-Reverte con el Campo de Gibraltar comenzó a raíz de un reportaje para Televisión Española, Cazadores del Estrecho. "Entonces se hablaba poco del narcotráfico y no había pruebas de la relación de Gibraltar con las redes del hachís de Marruecos. Me dediqué a investigar y a documentar cómo las planeadoras salían de Gibraltar hacia Marruecos para luego arribar a España. Aquellas imágenes sirvieron incluso al Gobierno. A raíz de ese reportaje me enamoré de la zona", ha comentado.
Su curiosidad innata, su capacidad para "escuchar sin juzgar" e incluso para "caer bien" le han llevado a conocer gente de toda condición a lo largo y ancho del mundo -desde narcotraficantes del cártel de Sinaloa a torturadores y criminales de guerra- que posteriormente han sido trasladados al universo literario. "La reina del sur surgió en México, en el bar de un hotel, hablando con una persona para la creación de una serie de televisión. Surgió la idea y me la quedé, aunque en un primer momento dudé entre localizarla en Galicia o el Campo de Gibraltar. Galicia era más triste y opté por el Campo de Gibraltar", ha explicado.
Esa "mochila" de vivencias, personajes y situaciones forman parte de un universo del que muchas páginas están aún por escribir. Pérez-Reverte ha detallado que, de cuando en cuando, una viviencia toca "la tecla" que pone en marcha el proceso de creación y escritura de una novela. "Tengo un montón de novelas posibles en la cabeza. Pero no siempre salta la chispa. Algunas van a morir conmigo", ha reconocido.
La reina del Sur y El Italiano han capitalizado buena parte del distendido coloquio, cuajado de anécdotas. Sobre la segunda novela, ambientada en la bahía de Algeciras durante la segunda guerra mundial, Pérez-Reverte ha reconocido que retuvo años la idea en la cabeza, tras haber visto de niño una película ambientada en el conflicto en la que los fascistas italianos eran representados de manera débil. "Mi padre me dijo que no me creyera esa visión de la historia", ha relatado. Años después, con sendas estancias en El Rinconcillo y el Hotel Reina Cristina para documentarse, la historia de los maiale traspasó de su mente a los dedos y, de ahí, al papel. "Compré libros, busqué fotos para documentar la Algeciras de los años 40", ha apuntado sobre una obra en la que aparecen la Plaza Alta o la parroquia de Nuestra Señora de la Palma.
La conversación con Jesús Vigorra ha derivado en las figuras de Teresa Mendoza (narcotraficante en La reina del sur) y Elena Arbués (librera en El italiano) y en la importancia de comprender el mundo a través de la lectura. "Cuantas más referencias literarias tienes, puedes interpretar mejor el mundo", ha destacado el autor, quien ha comparado escenas vividas durante su etapa como corresponsal de guerra con pasajes de La Ilíada. "E incluso releo libros y son vistos de forma diferente", ha reconocido, antes de afrontar la recta final del coloquio, con una batería de preguntas breves (entre ellas el "¿Gibraltar español?"). "De un incendio salvaría las primeras ediciones de Tintín, con lomo de tela", ha terminado.
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