Manifiesto por el flamenco
Día Internacional del Flamenco en Algeciras
‘Europa Sur’ reproduce el contenido del manifiesto escrito por la bailaora algecireña Mónika Bellido para celebrar esta importante efeméride, respaldado por artistas y aficionados
Ser flamenco no es una circunstancia, es una forma de vida, una forma de entender el mundo, que identifica a todos los que firmamos este manifiesto. Unimos hoy nuestras voces y nuestras manos para salvar aquello que nos hace vibrar, que da sentido a nuestra existencia y que nos otorga un sello único dentro de ese todo que llamamos Cultura, con letra mayúscula. La cultura vive hoy -en todos los rincones del mundo- días grises, días de incertidumbre, días de luto, porque -a cada minuto, a cada segundo- se va apagando su latido en medio de la pandemia, como un enfermo que lucha por sobrevivir. ¿Qué es lo necesario para sobrevivir? ¿Pan, trabajo, arte…? ¿Dónde colocamos esas necesidades?
La cultura es aquello que identifica a los pueblos, a las civilizaciones y los sitúa en el espacio y en el tiempo. La cultura es aquello que hace único al ser humano sobre la faz de la Tierra… Es aquello que hizo al hombre primitivo dar el salto a otra dimensión, cuando plasmó en una simple roca sus escenas cotidianas. Es la cultura aquello que nos inclina hacia nuestro lado más racional, la que nos ayuda a traducir con toda su belleza la complejidad del mundo y el lugar que ocupa el ser humano dentro de él. La cultura no es prescindible en la dieta del alma, no es superficial, no se apaga y se enciende, como un televisor. La necesitamos para entender la realidad, para aprender a amar, a vivir; para aceptar la muerte, el dolor; para llorar, para reír, para compartir. Dar la espalda a la cultura es dar la espalda a nuestra propia esencia, a nuestro propio yo, a aquello que nos distingue en la libertad de la Naturaleza.
La pandemia que vivimos está haciendo tambalearse la supervivencia del flamenco también en nuestro entorno más cercano. Está destruyendo nuestro pequeño ecosistema, a punto de desintegrarse en medio de la tempestad. Por ello, los flamencos de Algeciras estamos decididos a atravesar este desierto juntos. Estamos dispuestos a sujetarnos unos a otros en medio de este caos y emprender el camino. Hemos decidido atravesar el túnel, sin que nadie se pierda en él.
En nuestra lírica tradicional está cosido con hilos de oro el sentir del pueblo andaluz que, a lo largo de su historia, ha sabido convertir en belleza el cantar de sus penas y de sus alegrías. Y a este poema de la vida, lo hemos llamado flamenco. Un tesoro que recoge la esencia de nuestra forma de entender el mundo y que no estamos dispuestos a condenar. Payos y gitanos nos hemos dado siempre la mano en torno a este sentir y hemos labrado sus campos juntos, como ahora lo hacemos. Compartimos vidas, emociones, historias, escenarios, experiencias y ahora una misma causa; su defensa. Una causa que es ya universal y que pertenece a todo aquel que quiera sentirse flamenco, allá donde recale su velero; sin distinción de raza, de nacionalidad, de religión, de sexo… Tal como nació el flamenco; pobre y desnudo, pero libre y de brazos abiertos. Ahora, en la adversidad esa causa adquiere una urgencia imperiosa. Por ello, nos lanzamos a consolidar un proyecto lleno de esperanza, de búsqueda de nuevos caminos para el flamenco en Algeciras. Un proyecto que sea capaz de mostrar la riqueza y la diversidad del tejido artístico que puebla nuestra ciudad.
Seguiremos en pie, seguiremos creando, seguiremos trabajando hombro con hombro para que nuestra voz sea una; para que el flamenco de Algeciras y del Campo de Gibraltar perviva y en él la memoria de todos aquellos que contribuyeron con su obra a hacerlo grande, a lo largo de su historia. Somos hijos de la tierra que pisamos, que canta, toca y baila de una forma especial en torno a esta bahía que nos salpica de sal, de luz y de espuma de ola.
Este 16 de noviembre, Día Internacional del Flamenco, apelamos a la memoria de nuestro hijo más ilustre, Paco de Lucía, para cerrar esta página de oro que hoy se escribe. Así explicaba poco antes de ser nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz, su amor por la tierra que le vio nacer. “Si no fuera porque llevo Algeciras a cuestas, no sería quien soy”. En nuestras manos está lograr que el flamenco siga brillando en Algeciras. Nos reconocemos y nos reflejamos en este manifiesto como hermanos, dispuestos a luchar por un futuro mejor en el que la cultura siempre tenga el lugar que merece en las despensas del alma.
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