Don Egidio Bocanegra, Almirante de Castilla en el cerco a Algeciras (1342-1344)
PERSONAJES HISTÓRICOS DEL CAMPO DE GIBRALTAR
El hermano del Dux de Génova se hizo cargo de la flota de guerra de la Señoría actuando más como un pirata que como un noble representante del gobierno

Egidio Bocanegra era hermano del Dux de Génova, Simón Bocanegra. Ambos pertenecían a una rica familia de mercaderes de la Señoría. Hasta la muerte de su padre, Jacobo, en torno al año 1330, Egidio y su hermano se dedicaron al comercio marítimo. Pero, a partir de ese año, se unió a su hermano en las aspiraciones políticas de este ambicioso personaje, pues Simón deseaba ser nombrado Dux de la Señoría. Egidio colaboró con él y le ayudó en sus enfrentamientos con otras poderosas familias genovesas, como los Doria, los Spínola y los Grimaldi que también querían ocupar tan relevante cargo. Simón Bocanegra fue nombrado Dux en el año 1339. A partir de esa fecha, Egidio Bocanegra se hizo cargo de la flota de guerra de la Señoría, actuando, en ocasiones, más como un pirata que como un noble representante del gobierno de Génova. En el año 1340 se hallaba al servicio del rey Felipe VI de Francia - en guerra con el rey Eduardo III de Inglaterra -, que había contratado tres galeras de don Egidio a cambio de cierta cantidad de florines de oro.
Entretanto, en el Estrecho, la guerra entre el emir de Fez, dueño de las ciudades de Algeciras y Gibraltar, y el rey de Castilla, Alfonso XI, se hallaba a punto de estallar, pues los norteafricanos amenazaban con invadir el reino de Sevilla. En el mes de abril del año 1340, la escuadra castellana sufrió una severa derrota en aguas de la Bahía de Algeciras cuando intentaba impedir que la flota de Abulhasán, que estaba fondeada en la rada de Ceuta, cruzara el mar con el ejército expedicionario de los benimerines.
En el transcurso del combate, varias galeras de los norteafricanos lograron rodear y abarloarse a la galera capitana cristiana, en la que se hallaba el almirante de Castilla, don Alonso Jofre Tenorio. Según la crónica de Alfonso XI, aunque se batió bravamente, como los navíos enemigos superaban en número a la flota de don Alonso Jofre, el almirante acabó muerto de una saetada. El emir de Fez logró cruzar el mar, desembarcando su ejército en las playas de Algeciras, poniendo, a continuación, sitio a la ciudad de Tarifa con la ayuda del sultán de Granada. Sin embargo, el rey de Castilla consiguió que su suegro, el rey Alfonso IV de Portugal, le ofreciera su ayuda, y el 30 de octubre del año 1340, ambos reyes lograron vencer a la coalición granadino-meriní en la vega del río Salado.
Como la escuadra castellana había quedado muy mermada, pues había perdido en el transcurso de la batalla naval y, a consecuencia de una tempestad, la mitad de sus galeras, y otras diez habían sufrido tan graves daños que tuvieron que navegar hasta el Puerto de Santa María para ser reparadas, y el resto carecía de un almirante que las mandara, el rey Alfonso XI nombró mayoral de la flota a don Alonso Ortiz Calderón, Prior de la Orden de San Juan de Jerusalén, entretanto que designaba un nuevo almirante que fuera buen conocedor de la guerra marítima. Y ahí hizo su aparición, en el panorama político y militar de Castilla, el hermano del Dux de Génova, don Egidio Bocanegra.
El rey de Castilla ya había mantenido un primer contacto con Simón Bocanegra en el mes de octubre del año 1339. En esa ocasión, envió a un mensajero con una carta para el Dux en la que le solicitaba que enviara al Estrecho quince o veinte galeras al mando de su hermano. Se sabe que también intervino en esa petición, a ruego del rey Alfonso XI, el Papa de Aviñón, Benedicto XII. Se llegó a un acuerdo, por el cual el Dux de Génova enviaría al Estrecho a su hermano al mando de quince galeras con un sueldo, por cada galera, de ochocientos florines de oro y de mil quinientos por la galera capitana de don Egidio cada mes que estuvieran a su servicio. Después de la muerte del Almirante Jofre Tenorio se añadió el compromiso de que el rey de Castilla lo nombraría Almirante Mayor de la escuadra castellana. Pero el Dux puso la condición de que Alfonso XI debería esperar más de un año para que se concretara el acuerdo y don Egidio Bocanegra pudiera navegar hasta el Estrecho “por estar, con sus galeras, sirviendo al rey de Francia”.
El alto precio a pagar por el contrato de las quince galeras y el nombrar Almirante de la escuadra castellana al hermano del Dux se explica por el temor que tenía Alfonso XI de que don Egidio y sus galeras se pusieran al servicio de sus enemigos. Los genoveses acostumbraban a poner sus navíos de guerra al servicio del mejor postor, participando en la guerra naval, a veces a favor de Francia, otras de Castilla y, en ocasiones, al lado de los emiratos musulmanes.
El 20 de agosto del año 1341 llegó, por fin, al Estrecho don Egidio Bocanegra con las quince galeras que enviaba al Dux de Génova, su hermano. Fue una llegada muy oportuna, porque el rey de Castilla necesitaba tener operativa la escuadra castellano-genovesa para impedir el paso de los navíos que el emir de Fez tenía en Ceuta, cuando él proyectaba poner cerco a la ciudad de Algeciras a mediados del año siguiente.
Una vez que hubieron arribado las galeras genovesas al Estrecho y hecho efectivo el nombramiento de Almirante de la flota a don Egidio, el rey Alfonso XI le ordenó que se estableciera con sus galeras en aguas de la Bahía de Algeciras (en la ensenada de Getares) para evitar que entraran en la ciudad portuaria, que era la capital de los dominios del emir de Fez en al-Andalus, hombres, armas y vituallas desde los puertos de Ceuta y Tánger, mientras que él recorría las ciudades de Castilla y León recaudando el dinero necesario para acometer el largo y costoso asedio de Algeciras.
En mayo del año 1342, tan sólo dos meses y medio antes de iniciarse el sitio de dicha ciudad, la flota castellano-genovesa, mandada por don Egidio Bocanegra, se desplazó a la costa africana y atacó en la ensenada de Bullones a una parte de la escuadra benimerín derrotándola. Unos días más tarde, volvió el genovés a vencer a la flota musulmana, en esta ocasión, en la desembocadura del río Guadalmesí.
Con estos resonantes éxitos, don Egidio estaba logrando que los musulmanes de la otra orilla encontraran serias dificultades para poder reforzar con hombres y abastecer Algeciras en los meses previos al cerco que el rey Alfonso XI pensaba establecer a partir del verano de ese año. El largo y costoso cerco de esta ciudad comenzó el día 1 de agosto del año 1342 y no finalizaría hasta que el gobernador musulmán de la plaza, Muhammad ben al-Abbás, recibió autorización de Abulhasán para entregar la ciudad a los castellanos, lo que aconteció el 26 de marzo del año 1344, cuando se firmó el llamado Tratado de Algeciras.
Durante los veinte meses que duró el asedio, la escuadra castellano-genovesa, situada en los alrededores de Isla Verde, con la colaboración de las galeras enviadas por el rey Pedro IV de Aragón, tuvo una decisiva participación en el éxito de la campaña al lograr bloquear el puerto de Algeciras impidiendo que le entraran a los sitiados vituallas y armas.
Para asegurar la fidelidad de don Egidio Bocanegra, recién comenzado el cerco, el 2 de septiembre de 1342, el rey de Castilla le hizo donación de la villa de Palma del Río con sus vasallos, rentas y regalías.
Una vez rendida Algeciras y realizado al repartimiento de las propiedades abandonadas por los musulmanes entre los personajes e instituciones que habían participado en tan relevante hecho de armas, estando el rey en Sevilla el 25 de mayo de 1344, redactó y firmó un privilegio rodado otorgando a don Egidio Bocanegra la propiedad de unas casas-palacio, conocidas como el “Alcázar de Manifle”, ubicadas en Algeciras, que según el privilegio de donación se hallaban “en la llamada calle de Génova” y lindaban con los baños del rey.
Tras la muerte de Alfonso XI en 1350, víctima de la Peste Negra, comenzó el reinado de su hijo Pedro I. Sin embargo, su hermanastro, Enrique de Trastámara, hijo de la amante de su padre, doña Leonor de Guzmán, le disputó el trono apoyado por parte de la nobleza nueva del reino y de mercenarios franceses, lo que desembocó, a partir del año 1360, en una cruenta guerra civil entre petristas y trastamaristas.
Don Egidio Bocanegra, señor de Palma del Río, continuó ostentando durante el reinado de Pedro I, el cargo de Almirante Mayor de la Mar, combatiendo al mando de la escuadra castellana, fiel al legítimo rey don Pedro, hasta que en el año 1366 cambió de bando y se puso a las órdenes de Enrique de Trastámara, que lo mantuvo como Almirante de su escuadra. Este, en pago, le concedió el señorío de Utiel, además de otras propiedades y regalías.
Pero el rey Pedro I no le perdonó aquella traición. Un año más tarde, don Egidio Bocanegra fue hecho prisionero por los petristas y ejecutado en Sevilla en el mes de septiembre de 1367. Su cuerpo recibió sepultura en la capilla de los Mejías del desaparecido monasterio sevillano de San Francisco, aunque sus restos fueron profanados por las tropas francesas que ocuparon la ciudad en el año 1810.
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