Fátima Conesa: "Algeciras te hace tener una vida interior muy rica porque externamente hay muy poco"

ENTREVISTA

La pintora y grabadora asegura haber aprendido a vivir en Algeciras, donde considera que la programación cultural es desoladora porque no hay gestores cualificados

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Fátima Conesa, pintora y grabadora nacida en Algeciras.
Fátima Conesa, pintora y grabadora nacida en Algeciras. / E.S.
Fernando Silva

04 de febrero 2024 - 02:00

Fátima Conesa (Algeciras, 1977) es pintora y grabadora. Se expresa artísticamente en la abstracción, con el objetivo confesado y muy deseado de ser una artista conceptual porque considera el arte conceptual como el mejor puente de unión con el espectador. Reconoce atracción por las transparencias, atrapar lo que hay detrás. Sigue a artistas basados en el expresionismo abstracto.

Tras recientes y gratas experiencias en ArteSantander, en Alemania y lograr accésit del premio de pintura Emilio Ollero, concedido por la Diputación de Jaén, prepara para los próximos meses su participación en la feria Hybrid, en Madrid, en una colectiva en el CAAC de Vélez Málaga con la galería Eldevenir, y en una nueva edición de Open Studio, una iniciativa en la que artistas algecireños volverán a abrir sus espacios en el mes de abril. Su obra El mar recordó se presentará también en el estudio de Dagoberto Rodríguez, dentro de un proyecto comisariado por el linense Juan Carlos Bracho. No concede una entrevista personal desde una exposición individual que realizó en 2006.

“No he tenido muchas entrevistas porque soy tímida. Me cuesta creer que pueda generar un interés leer a una persona con una profesión tan íntima y en este contexto en el que vivimos. Desde esta mañana sé que hemos quedado, y no me puedo concentrar. Casi todo lo externo me produce cortes en mi proceso creativo, y para mí el tiempo ahora es fundamental. Estoy agarrando todos los días minutos al tiempo”, dice.

"No he tenido muchas entrevistas porque soy tímida"

-¿También eso hay que manejarlo en el proceso creativo, no?

-Si, porque habitualmente uno sabe cómo emplearlo mejor. Muchas veces es leyendo, viendo una película, otras veces viajando.

-¿Quién es Fátima Conesa?

-Soy una persona muy normal, fácil de tratar. Muy amiga de los míos y cada vez más reacia al ruido y a los actos sociales. Existe el mito de lo difícil que es acercarse a los artistas. Soy persona compleja para mí, pero lo que ofrezco no es complejo. Considero importante adaptar nuestra personalidad a los que conviven en nuestro entorno e intentar aportar amabilidad en la vida de los demás.

-¿Cómo empezó?

-Entré en la escuela de Juan Jiménez y Lina Alpresa porque en el colegio comentaron a mis padres que tenía actitudes. Cualquier cosa que tuviera que ver con lo manual, no solo dibujar, me apasionaba. Mi madre me pedía los libros que quería al Circulo de lectores. Cómo hacer papel maché, por ejemplo. Con seis o siete años ya me enfrascaba modelando y jugando con otros materiales. Es algo que puede comenzar a muy temprana edad.

Fátima Conesa en su estudio.
Fátima Conesa en su estudio. / E.S.

-¿Pintura, grabado, litografías, aguatinta, fotografía...?

-Al final todo es lo mismo. Es verdad que algunas técnicas son más lúdicas para mí. Por ejemplo, el grabado. Con la pintura me peleo más.

-¿Figuración o abstracción, o mejor el camino entre uno y otro?

-Huyo ya de la figuración total. A veces sale. Yo he disfrutado haciendo retratos, cuando estudié, y es algo que me encanta. Al final, el tema no deja de ser una excusa, es cómo lo vas a contar, cómo lo vas a decir. No estamos diciendo nada nuevo, sino lo que queremos es decirlo de otro manera. Si yo te hago ahora un retrato sería probablemente abstracto. Hay conceptos que me obsesionan más. Empezar una obra o un proyecto e ir viendo en el proceso que hay algo interior que se materializa es apasionante.

-¿Y cuando la abstracción se explica? Por ejemplo, en su obra "El mar recordó".

-Fíjate que esa obra no la considero abstracta. Yo la considero conceptual, porque si observas la malla no es una abstracción. Esa luz es una realidad, puede simular el cielo estrellado, la bóveda celeste o el mar. De hecho, me encantaría ser una artista conceptual. Después de hacer esa obra he tenido un parón muy grande porque me ha aportado experiencias nuevas en el proceso creativo, pero ese tipo de proyectos requiere mucho tiempo, tener las cosas muy claras, y a veces requiere de un trabajo en equipo. De mayor quiero ser una artista conceptual.

"De mayor quiero ser una artista conceptual"

-¿Por qué?

-La pintura está ahí. Yo creo que es cómo si hubiera pasado por ahí muchas veces. De aquí a un tiempo, si no logro una evolución interesante, puede que me plantee hacer otro tipo de trabajo. El arte conceptual requiere de una reflexión y una introspección previa, pero pienso que es la vía más asequible para un entendimiento del público.

'El mar recordó', de Fátima Conesa.
'El mar recordó', de Fátima Conesa. / E.S.

-Algecireña afincada en su ciudad. ¿No importa tanto de dónde se es, sino cómo se siente uno y cómo expresarlo, o dónde está?

-Creo que dónde quieres estar, sobre todo mentalmente. Yo he aprendido a vivir en Algeciras. No me lo planteo más porque me ha dado muchos dolores de cabeza, y al final Algeciras es un lugar, por encontrar algo bueno, que te hace tener una vida interior muy rica porque externamente hay tan poco… Hay muy poco estímulo exterior. La programación cultural es desoladora. ¿Por qué? Porque no hay gestores culturales cualificados. Me gustaría poder disfrutar de eventos con más calidad, esto implica también ofrecer una visión más contemporánea. Si la cultura del pueblo no evoluciona, el pensamiento tampoco.

-¿Es suficiente ahora el número de salas de exposiciones?

-Te pueden ofrecer una exposición, sin nada a cambio. No hay transporte de tu obra, ni siquiera hay una persona que pueda abrir una sala –tienes que abrirla tú-, no hay un catálogo, no hay dinero para producción. Cuando salí de la universidad yo hacía exposiciones y ofrecían condiciones mejores que ahora. Producir una obra de calidad implica financiación. Y aunque todo no se basa en el dinero, tampoco hay voluntad. No hay salas adecuadas, iluminadas correctamente, que es básico; personal que pueda ayudarte a resolver los inconvenientes que pueda generar presentar una instalación. No siento sentimiento de arraigo a mi pueblo. Hay sentimientos que me vinculan a mis abuelas, pero no el territorio.

"El Open Studio es una manera de acercar lo que haces al público, dentro del espacio donde trabajas, que es muy íntimo"

-¿Cuándo cobra sentido una obra?

-Se dice que el arte se completa cuando hay un receptor. Para mí, el arte se completa cuando estoy trabajando. Es muy íntimo lo que pasa entre esa obra y yo, porque yo soy esa obra y esa obra yo. Para mí es suficiente. El Open Studio es una manera de acercar lo que haces al público, dentro del espacio donde trabajas, que es muy íntimo. También es educar, luego opino que aunque sea un esfuerzo es un buen propósito. Lo que venga después también será bienvenido.

-¿Cómo convive con la urgencia que ahora se impone en el consumo?

-Muy mal, por eso intento venir al estudio cada día. Todo lo que es la profesionalización de cualquier trabajo implica plazos, organización. Lo que más valoro son espacios de tranquilidad y de reflexión, y algunas palabras como “trámites” se alejan de todo eso, en sentido y significado.

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