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Establecimientos comerciales antiguos de Algeciras (y III)

OBSERVATORIO DE LA TROCHA - NUESTRO COMERCIO TRADICIONAL

La farmacia de Luis Alcalá, una de las más antigua de la ciudad, se mantiene abierta en un elegante edificio que hace esquina con la calle Pescadería

Establecimientos comerciales antiguos de Algeciras (II)

Establecimientos comerciales antiguos de Algeciras (I)

Recopilación de comercios emblemáticos de Algeciras.
Antonio Benítez Santos / Juan Carlos Martín Matilla

01 de septiembre 2023 - 03:00

En la calle Joaquín Costa, el popular callejón de Rit, se encontraba la librería Ritz, propiedad de José Antonio Benítez; junto a ella, a la izquierda, una tienda de ropa, que bastantes años más tarde fue un establecimiento de música, de Fillol; varios años después se instaló el negocio de Zooflor. El edificio, de estilo modernista, se demolió a finales de los años noventa del pasado siglo.

En la otra acera, los bares Tánger y El Estrecho y una sucursal de la Tintorería Amaya. En el edificio de la casa Millán, además de la clínica de radiología, se encontraba la administración de lotería El Gato Negro.

En la cercana calle Bailén se hallaba el bazar Segura, el cual años después se trasladaría a la calle Cristóbal Colón, y el renombrado bar Kito. En la calle Tte. Serra, la boutique Bastri, que años más tarde se trasladó a la calle Emilio Castelar. En la calle Rafael de Muro, la bodega El Túnel, de Álvarez de Lara, junto al almacén de plátanos de Ortega, en la esquina con la calle E. Castelar. En la especie de plazuela que se abría frente a la calle Tte. Serra se encontraban la tienda de la tía Anica y la joyería La Artística. Otro establecimiento famoso fue la zapatería Hidalgo, donde se vendían botas y cinturones de cuero. La casa fue demolida hace más de dos décadas.

En la plaza de Ntra. Sra. de la Palma se situaban en distintas épocas de la historia de Algeciras los siguientes establecimientos: bar Bohórquez y casa Benítez, en la esquina con la calle Rafael de Muro; bar Pelayo; el café de Paquito Cordón; el almacén de frutas de don Francisco González Arroyo; churrería Victoria; estanco de Rafael Sánchez; café Modelo; panadería Baltasar, esquina con la calle Pescadería; café del Moro, que, muchas décadas más tarde, se llamó La Rosaleda, en la esquina con la calle José Santacana; al lado estuvo la carnicería de Huertas; años después se instaló en la misma acera una tienda de Acevedo, y a continuación, un comercio de esparto y enea, en la esquina con la calle Tarifa; en un elegante edificio que hace esquina con la calle Pescadería se sitúa la farmacia de Luis Alcalá, otra de las más antigua de nuestra población, que aún está abierta al público.

En la plaza Alta se encontraban los siguientes establecimientos: La botica de Medina, que años después fue la farmacia de Rivas; la mantequería Mari Carmen; donde estuvo el banco Banesto, esquina con la calle Joaquín Costa, se encontraba hace muchos años la tienda de Méndez; al lado izquierdo de la capilla de Ntra. Sra. de Europa, el bar La Taurina, en el que se preparaba el café en un alambique. Tras ser demolido, dejó a la vista la fachada norte de este templo, en la cual se abrió una gran puerta que permitía la salida de los pasos en Semana Santa.

En la esquina con la calle Murillo, el estanco de Roldán, el cual pasaría al lugar donde estuvo La Africana cuando se demolió la casa antigua y se construyó la actual. A continuación, el Círculo Mercantil y en la esquina con la calle Gómez Ortega o Munición, el bar La Cigüeña. En la fachada norte de la plaza se situaba el Casino y el bar La Plata, esquina con la calle Alfonso XI o del Convento. Años más tarde, al ampliarse el Casino, este bar quedó absorbido por él. En la esquina con esta calle, la confitería Miranda, después se instalaría la cafetería Mercedes; seguidamente, la joyería Carratalá, donde años después se instaló una entidad bancaria y actualmente, la cafetería Okay. Casi al inicio de la calle Miguel Primo de Rivera estaba la farmacia Rivera y en la otra esquina de esta calle, la barbería de Juanito González.

En esta calle de Miguel Primo de Rivera abría sus puertas uno de los establecimientos más emblemáticos de Algeciras: el comercio de ropa de caballero Cardona, por cuyo nombre era conocida esta calle; otro comercio que se hallaba allí era la tienda de muebles Lora. Muchos años antes estuvo el bar Xauen. En la calle Santísimo, el establecimiento de fotos de Gázquez, a la derecha, y La Oropéndola, junto al ábside de la iglesia de Ntra. Sra. de la Palma; en la esquina con la calle Muñoz Cobo, La librería Sur. Al demolerse este edificio, se hallaron restos de construcciones medievales.

En la calle Muñoz Cobo se encontraban, además de la librería Sur; y la sociedad federada deportiva El Mero; la tienda de comestibles de Merino y en la esquina con la calle Rocha, una sastrería.

En la calle Regino Martínez o calle Ancha encontramos a la izquierda la Peña de Miguelín, a continuación, la tienda de electrodomésticos Martín Sevillano; más adelante estuvo varios años después Music Hall, con sus máquinas de juegos; una tienda de comestibles; a continuación, una tienda de música; pasada la calle San Antonio se encontraba más adelante la Peña del torero Mondeño, que años después fue sede de la Peña de Miguelete; seguidamente, la librería Belmonte, en la que los alumnos del instituto iban a comprar sus libros de texto; por último, en la esquina con la avenida de Blas Infante la tintorería Amaya.

En la otra acera, en la esquina con la calle Miguel Primo de Rivera abría sus puertas la popular mercería de Antonio Ruiz, muchos años después se derribó el antiguo edificio y se construyó uno nuevo de cinco plantas donde se ubicó Galerías Villanueva. Actualmente es sede de la subdelegación de la Junta de Andalucía. A continuación, la pastelería y confitería La Palma Real, que no hace mucho cerró sus puertas; ahora se abrió el bar El Violinista. En la planta baja de la desaparecida casa de Ventura Morón se encontraban la tienda de Carrillo y el estanco de Garzón.

Seguidamente, la renombrada cafetería Royalty y a principios de los años setenta en la planta baja del nuevo edificio que se construyó en la esquina con la calle San Antonio donde antes estuvo un magnífico edificio de estilo inglés y que fue sede del Instituto Nacional de Previsión, abrió sus puertas la cafetería y salón de té Cabsy’s, que cerró hace pocos años. A continuación, desde los años setenta, estaba la cafetería Okay, que hace algunos años cerró sus puertas. Seguidamente, una gestoría y la barbería La Deportiva. En la esquina con la avenida de Blas Infante se hallaba un café, cuyo antiguo nombre fue Café Eslava, posteriormente se llamó Piñero y, por último, hasta su cierre, Pizarro.

Otros establecimientos de esta calle fueron los cafés de Juanito y del Sevillano y el bar Banderas. En la calle San Antonio, en la planta baja de una casona de estilo parecido al de la Escuela y contiguo a este, por desgracia demolido en los años setenta, estuvo una tienda de muebles de la familia Amorós; otra tienda de esta familia se situaba en el callejón Santa María, hasta su cierre y traslado a la calle Pérez Rodríguez.

En la avenida de Blas Infante, en la esquina con la calle Regino Martínez, la tintorería Amaya, como ya se comentó, donde antes estuvo la sede de telégrafos; pasada la calle Sevilla había una tienda de objetos de enea y esparto en una casita baja; a continuación, la tienda de decoración y de muebles de la familia Valdés; en cuyo patio se hallaba una curtiduría o tenería. En el solar donde antaño se levantaba el cine Almanzor, en el nuevo edificio, en los años ochenta abrió la librería Praxis, ya desaparecida. En la calle Sevilla destacaba el bar Calderón; durante las primeras décadas de este siglo se instaló el restaurante La Posada de Millán, en el lugar en el que se encontraba el desaparecido cine Lis, y el veterano bar de Rebolo, cuyas puertas han cerrado recientemente.

En la calle Alfonso XI o calle Convento en la esquina con la calle Alférez Villalta Medina, el bar Fajardo, que años después fue el Bar Central. En esta misma acera, la pastelería-confitería La Campana. Ya en los años ochenta, frente al antiguo hospital militar abrió sus puertas la librería El Libro Técnico, y en la esquina con la calle coronel Ceballos estuvo hasta hace varios años el bar La Bahía.

En la otra esquina, donde antaño se levantaba la iglesia de la Merced, se podía comprar en Galerías Preciados, que luego se traspasó a Almacenes Mérida, y más tarde se llamó Eco prix. Al lado del edificio del antiguo convento de la Merced se ubicaban la imprenta Bazo y la librería Castro y algo más adelante, la tienda de comestibles de Ocaña, la cual anteriormente se situaba en la acera de enfrente y que vendía exquisiteces, y la tienda de tejidos Medina.

En la acera contraria, la pastelería Miranda; la antigua joyería Montero, que años después pasó a la otra acera; el antiguo bar Coruña, que también cambió de acera y se instaló donde antes estuvo la imprenta Bazo, en el nuevo edificio que sustituyó al antiguo. En la esquina con la calle San Antonio, donde hoy se encuentra la plazuela de la Merced, se hallaba una sucursal de Mérida, que luego tomaría el referido nombre de Eco prix; seguidamente, la agencia de seguros El Ocaso.

Para ir finalizando este recorrido por diversos establecimientos comerciales de nuestra población, he de mencionar que en la plazuela Joaquín Ibáñez se encontraba el famoso bar Manolo y a su lado, el estanco nº 2, y el no menos acreditado restaurante La Cazuela. En la avenida de Agustín Bálsamo podemos hacer referencia, primero, al bar Avenida, luego a la fábrica de harina de Bandrés; en la esquina con la calle Don Bosco, el reconocido bar El Marisquero y ya al final de la calle, cerca de la calle Velázquez, el bar La Ballena.

En el Secano, calle Doctor Pérez Rodríguez, en la esquina con la calle María Auxiliadora se situaba el no menos famoso bar La Vinícola y muy cerca de él, una tienda de motos Vespa, cuyo encargado fue el recordado Malagón, muerto en un trágico accidente de tráfico junto al padre Manuel María Martín Miguel, párroco de la iglesia de San Isidro, de la congregación salesiana.

En este reportaje hemos pretendido recordar aquellos establecimientos comerciales más destacados de Algeciras, los cuales perviven en la memoria de las personas de mayor edad.

Antonio Benítez Santos. Profesor de Enseñanza Secundaria, Técnico Municipal de Cultura y ex responsable del Museo Municipal de Algeciras. Miembro de la Asociación La Trocha. Historiador y Consejero de Número de la Sección I (Historia) en el Instituto de Estudios Campogibraltareños.

Juan Carlos Martín Matilla. Licenciado en Filología, vocal de Patrimonio de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la Sección 2ª Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura del Instituto de Estudios Campogibraltareños.

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