FAP, el papel de una obra social

La Fundación Asistencial Papelera, creada en 1991 tras la venta de Celupal a Torraspapel, sigue en pie como una moderna entidad con nuevos proyectos y nuevas formas de trabajar

Una clase impartida por Mayor Net en las instalaciones de la Fundación Asistencial Papelera.
Una clase impartida por Mayor Net en las instalaciones de la Fundación Asistencial Papelera.

La Fundación Asistencial Papelera (FAP) lleva en su nombre las huellas de su origen. En 1991 el entonces dueño de Celupal, Wilhelm Peppler, tras la venta de la empresa a Torraspapel, creó la entidad, con idea de dotar de un medio de ayuda continua a trabajadores y familiares.

Desde este mismo origen la FAP no se contentó sólo con dar cobertura a empleados del sector del papel, sino también a colectivos humanos y personas en riesgo de exclusión o en situación de desamparo. De hecho, así figura en sus estatutos.

Hoy día la FAP no sólo sigue en pie, sino que desarrolla desde hace año y medio una etapa de nuevos proyectos. Su vinculación con Celupal y Torraspapel queda para la reminiscencia; de hecho desde la propia constitución la fundación fue oficialmente independiente de estas empresas. En definitiva la FAP es una organización como cualquier otra no gubernamental en cuyos fines se encuentra la acción social.

La entidad cuenta con aproximadamente una decena de trabajadores y, si se añaden los colaboradores, resulta un grupo de unas 30 personas para articular los diferentes proyectos que van surgiendo. Son variados y atañen a diferentes materias. No obstante, Aitor López, gerente de la FAP, explica que "la piedra angular" de la actividad de la fundación es la formación, "la base para una sociedad justa e igualitaria".

La FAP imparte y promueve cursos de Formación Profesional para el Empleo (FPE), formación no reglada y también formación bonificada. Uno de los proyectos más importantes de la organización en estos momentos está relacionado con esta materia. Está construyendo una academia de formación profesional, que pretende dedicar fundamental pero no totalmente a iniciativas formativas de mecánica. De hecho las instalaciones tendrán un taller.

Fuera de esta formación en sentido estricto, como queda descrita, la fundación crea y desarrolla diferentes tipos de proyectos. Sirvan la mención de dos en plena marcha para reflejar esta otra actividad.

La FAP está colaborando con la asociación Aires, que atiende a adolescentes que han sido expulsados en sus institutos. Aires interviene con estos chavales y después los deriva a la fundación, donde pueden encontrar por ejemplo un curso que despierte su interés y además les sirva de puente laboral. Aires y la FAP están tratando con el Ayuntamiento algecireño la posibilidad de poner en marcha una plataforma contra el absentismo en la localidad. También se puede citar el proyecto común de la FAP con un grupo de personas, no reunidas oficialmente en una organización, para celebrar una escuela de verano en las instalaciones de la fundación y en el cercano parque Luis Marquijano. Un respiro para los padres que trabajan, que se compondrá de diversos talleres y actividades.

Como se observa, mucho contacto con otras asociaciones. Sin ir más lejos cualquier persona que visita una de estas mañanas la sede de la FAP se pueden encontrar a Mayor Net impartiendo sus cursos que acercan las nuevas tecnologías a las personas mayores. Y es que Aitor López entiende que la unión entre las ONG es uno de los caminos del futuro en el movimiento asociativo.

La Fundación materializa sus proyectos gracias a las subvenciones que pueda recibir de las administraciones públicas para la ejecución de determinados programas, que como es conocido ahora están en horas bajas; mediante los fondos que pueda conseguir de donaciones; y, lo que es un elemento relevante, a través de líneas de acuerdo y colaboración con empresas privadas.

Es este último mencionado un canal en el que la Fundación Asistencial Papelera no es única pero sí diferenciadora. Se trata de crear proyectos y ponerlos a disposición de una empresa para que los lleve a cabo o encargar a una compañía la ejecución de un determinado programa, lo que ahorra, según destaca la FAP, gastos de puesta en marcha que pueden revertir en profundizar en los objetivos que tenga la iniciativa en cuestión.

Sirva de nuevo un ejemplo para ilustrar lo expuesto. La fundación ha firmado un acuerdo de franquicia con una empresa de desarrollo de aplicaciones móviles. Gracias a ello, la FAP contará con un área de I+D, en la que se desarrollarán aplicaciones y herramientas que satisfagan necesidades de interés general y que ayuden al fomento de la obra social.

stats