Solo Ventura en una goyesca gris
Feria Real de Algeciras | SEGUNDA DE ABONO
El rejoneador sevillano, que corta tres orejas y abre la puerta grande, logra una buena faena con su segundo
El Juli y José María Manzanares se marchan de vacío
Algeciras/En este cincuentenario de la plaza de Las Palomas de Algeciras, que cuenta con adornos del artista plástico algecireño Juan Sierra, quien fuera en su día un prometedor novillero, acogió ayer una corrida goyesca con un cartel mixto, con el rejoneador Diego Ventura y los matadores de toros Julián López El Juli y José María Manzanares. Fue el jinete sevillano, con el mejor lote y quien estuvo más acertado, el que consiguió el triunfo, saliendo a hombros del coso de Las Palomas tras cortar tres orejas entre tanto los matadores se marcharon de vacío. Todo ello en un festejo que en su conjunto fue grisáceo.
La mejor faena corrió a cargo de Diego Ventura ante el cuarto toro, su segundo, con volumen y de buena condición, con el que Ventura, con una magnífica monta y su ya archiconocida cuadra de caballos portentosa, llegó a levantar en varias ocasiones de sus asientos al público. Tras un rejón de castigo y un par de pasadas en falso a lomos de Fino, brilló con Bronte en banderillas. Y gobernando con las piernas a Dólar, al que retiró la cabezada prendió un par a dos manos monumental que puso a parte del público en pie en lo que fue el momento más espectacular del festejo. Con Remate volvió a extasiar al público, que coreó con oles las banderillas cortas que colocó en carrusel. El personal acababa de merendar y, hasta el momento, en lo artístico había pasado muy poco, por lo que tras un pinchazo y un rejón volaron los pañuelos como palomas blancas en la petición de las dos orejas que fueron concedidas.
Ya con anterioridad, Ventura, en el que abrió plaza, noble, tras un rejón de castigo se lució montando a Nazarí, uno de los mejores caballos de la historia. El toreo de costado y ceñido, fue justamente ovacionado. Con Lío destacó en banderillas al quiebro y con Remate remató su faena con las cortas para matar de rejón y cobrar una oreja.
El resto del espectáculo, en tono menor, no levantó pasiones. El Juli –propietario de la ganadería El Freixo– estuvo desafortunado con el encierro elegido, que resultó deslucido. Ante el segundo, que se afligió en banderillas y llegó aplomadísimo a la muleta, El Juli lanceó con soltura y en una faena que no levantó vuelo, destacó en una tanda con la diestra.
El quinto astado, un burraco que remató y abrió un portón de un tremendo testarazo, no tuvo clase y se quedaba corto. El Juli, que lo recibió con ajustados delantales, con oficio y ganas intentó sacar agua de un pozo casi seco, logrando algunos pasajes lucidos con la muleta.
José María Manzanares, con el colorao tercero, que se metía por dentro por el pitón derecho, arrojó la toalla tras ser casi sufrir una seria colada. El alicantino no lo intentó por el pitón izquierdo.
Con el castaño sexto, que acometía con la cara alta y con brusquedad, Manzanares no tuvo opciones al lucimiento. Se le veía incómodo y mató de media estocada para recibir una ovación cariñosa que puso punto y final a una goyesca plúmbea que salvó el rejoneador Diego Ventura.
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