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El Hotel Reina Cristina de Algeciras: El incendio y la reconstrucción (y II)

Estampas de la historia del Campo de Gibraltar

Un cortocircuito en la habitación 89 inició el pavoroso fuego del 11 de enero de 1930. Stanley Hamp dirigió la inmediata reedificación finalizada en marzo de 1932

El arte hispano-musulmán se sumó al estilo victoriano de la obra original

El Hotel Reina Cristina de Algeciras, el más selecto de España (I)

Entrada principal del hotel hacia el año 1933, después de la reconstrucción.

1.- El incendio del Hotel: El lujoso hotel Reina Cristina de Algeciras, de reconocido prestigio internacional y lugar de encuentro y asueto vacacional para la sociedad gibraltareña y las élites españolas e inglesas, sufrió una gran desgracia el sábado día 11 de enero del año 1930. A las cinco de la tarde, según algunos medios de comunicación, y a las seis, según otros, un pavoroso incendio, iniciado en la habitación número 89, se extendió rápidamente por todo el edificio sin que la servidumbre, guarnición militar de la ciudad, que fue avisada, ni los bomberos de Gibraltar, que habían acudido con presteza para sofocar las llamas, pudieran hacer nada por evitar la catástrofe. Al parecer, el fuego se inició a causa de un cortocircuito en la citada habitación. La esforzada labor de los bomberos se vio impedida por la falta de presión en las tuberías de agua potable que llegaban hasta el hotel, probablemente por imprevisión de las autoridades y los constructores que nunca pudieron pensar que aconteciera una catástrofe de esas dimensiones.

El periódico La Libertad, en su edición del día 12, recogía la crónica de su corresponsal en Algeciras de la que se ha extractado lo que sigue: En el suntuoso Hotel Reina Cristina de Algeciras se ha declarado un incendio, que desde los primeros momentos alcanzó proporciones de suma importancia, propagándose con rapidez las llamas de unas a otras habitaciones… Se inició a las cinco de la tarde. Precisamente a esa hora se encontraban en el magnífico edificio más de doscientas familias inglesas que se disponían a celebrar una comida y un baile de gala. Apenas descubierto el fuego, que estalló con gran violencia, los empleados del hotel se apresuraron a realizar el salvamento de las personas hospedadas. Lo rápido de estos auxilios evitó que ocurrieran desgracias personales. Las autoridades se personaron en el lugar del siniestro, adoptando urgentes resoluciones para combatirlo… A todo esto, el fuego se desarrollaba en proporciones aterradoras, invadiendo las partes del edificio a las que no se creía llegasen las llamas… Ante la carencia de medios para combatir el fuego, las autoridades españolas requirieron el auxilio de las de la plaza de Gibraltar, y estas, autorizadas por el Gobierno Inglés, enviaron el Servicio de Bomberos… A las once de la noche el fuego continúa y la población de Algeciras contempla con profundo dolor los efectos del terrible incendio que ha producido gran emoción, no sólo por ser uno de los hoteles más hermosos de España, sino por su historia.

El diario El Sol, en su edición del día 12, publicó la siguiente crónica remitida por su corresponsal a las 11 de la noche del día del siniestro: El Servicio de Bomberos de Gibraltar ha tenido que marcharse porque el agua no tiene presión por la situación del edificio; este será pasto de las llamas por ser una construcción muy cargada de madera y estar toda la viguería embreada… El director, Mr. Thompson, permanece aún dentro del edificio del hotel, en la planta baja... Los muebles, servicio de vajilla y demás han sido salvados; la caja de caudales, con las alhajas de los huéspedes, también ha sido salvada… El hotel está asegurado por una Compañía inglesa y se confía en que, por ser los propietarios del hotel ingleses también, será seguramente reconstruido pronto… A las once de la noche el fuego continúa y la población de Algeciras contempla con profundo dolor los efectos del terrible incendio, que constituyen para la ciudad una verdadera catástrofe. En efecto, el suntuoso edificio, construido, como se sabe, por una Compañía inglesa, está valorado en diez millones de pesetas. La destrucción del Hotel Cristina, hospedaje de jefes de Estado y otros magnates, deja sin empleo a más de cien familias. El fuego ha privado a Algeciras de una verdadera joya de gran valor artístico y de un elemento inapreciable para el turismo.

En su edición del lunes 13 de enero, el diario La Voz decía: El fuego del Hotel Cristina ha terminado. Solo quedan las paredes maestras y algunas torres… Las pérdidas se calculan en unos cuatro millones de pesetas.

2.- La reconstrucción del Hotel: Las labores de reconstrucción se iniciaron rápidamente bajo la dirección del arquitecto Stanley Hamp, pues Collcutt ya había fallecido. El día 15 de marzo del año 1930 El Eco Patronal traía una noticia sobre los trabajos de reedificación del hotel. El renovado edificio, aunque continuó el estilo propio de la arquitectura inglesa de finales del siglo XIX, introducida en la zona a través de Gibraltar, se dotó de algunos elementos propios de la arquitectura popular andaluza. Dichos trabajos estuvieron acabados en el mes de marzo de 1932.

El hotel reconstruido se inauguró a mediados de dicho mes, al menos esa es la noticia que recoge en su edición del día veintiuno el diario La Época cuando refiere que: Hace unos días se celebró su inauguración con un banquete de 120 cubiertos al que fueron invitadas las autoridades y personas más significadas de Gibraltar y Algeciras. En el transcurso del acto pronunció un discurso el propietario y presidente de la Sociedad The Iberian and Mediterranean Hotels Company Limited, Alexander Henderson, ya investido lord Faringdon.

3.- Descripción del edificio: El edificio que se edificó entre 1898 y 1901 seguía, como no podía ser de otro modo, pues los arquitectos que proyectaron y construyeron el edificio ejercían en el Reino Unido y su promotor, Alexander Henderson, también era inglés, los esquemas del estilo victoriano. Se distribuía en cuatro crujías, cada una de ellas con dos plantas -entresuelo y planta principal- habilitando entre las citadas crujías un patio cuadrado a cielo abierto (hoy rematado por una cubierta). Los extremos o alas que daban a los jardines y a la Bahía se remataron con sendas torres-miradores de planta poligonal a partir del segundo piso. Una torre, también de planta poligonal, se elevaba sobre las crujías dominando el conjunto. Todo el edificio se cubría con tejados a dos aguas de tejas rojas en los que sobresalían las numerosas y esbeltas chimeneas con que contaba el hotel.

En la reconstrucción, el arquitecto debió hacer una concesión al arte hispano-musulmán abandonando las tradicionales cubiertas de tejas rojas inglesas por tejas árabes vidriadas en verde. Los pavimentos de pasillos, salones y habitaciones eran, en un principio, de madera. En cuanto a los materiales de construcción, se usó, sobre todo, la mampostería y el ladrillo rojo, con los cuales se trazaron fajas muy decorativas por debajo de los aleros, se recercaron ventanas y se confeccionaron las jambas y los arcos de medio punto que cubrían las puertas. Se empleó madera embreada para las vigas y los pavimentos, circunstancia a la que no estuvo ajena la rápida expansión del incendio de 1930. Y como no podía faltar en este tipo de establecimiento construido al estilo inglés, al mismo tiempo que avanzaban las obras del hotel se fueron sustituyendo las rústicas huertas por un espléndido jardín de tipo subtropical, como se puede comprobar al visualizar las postales y fotografías de principios del siglo XX conservadas. Abundaban los pinos, palmeras tropicales, yucas, araucarias, árboles de Júpiter, acacias de Constantinopla, jacarandas y vistosas plantas ornamentales que cubrían los diferentes parterres.

Para completar el aura romántica del conjunto hotelero, en la parte occidental del jardín se conservó un viejo pozo que fue de noria, probablemente de origen medieval, y los restos de muros de un cuartel que se proyectó en el siglo XVIII, pero que nunca se terminó. Cuando las llamas arrasaron el hotel el 11 de enero de 1930, no quedando más que algunos muros maestros y varias torres -en palabras de un corresponsal de prensa de la época- se procedió a su reconstrucción, como ya se ha referido. Pero este nuevo hotel se edificaría con algunas diferencias notables con respecto al anterior. En vez de las dos plantas con que contaba el edificio original se construyeron tres; se abandonó el pavimento de madera; el patio central se cubrió con una claraboya y las galerías que lo rodeaban con arcos de medio punto peraltados que descansaban sobre pilares y columnas alternativamente. También se dotó a todas la habitaciones de agua corriente -en la etapa anterior las camareras tenían que transportar el agua a las habitaciones de los huéspedes en grandes jarras vertiéndola en palanganas de porcelana-.

En el año 1913 se edificó una pequeña capilla en terrenos del hotel para atender las necesidades religiosas de los huéspedes. Poseía siete ventanas con elegantes vidrieras que le proporcionaban unas reminiscencias medievales. Cuando estalló la Guerra Civil y después de que la ciudad fuera bombardeada el 7 de agosto de 1936 por el acorazado republicano Jaime I, el director del hotel mandó desmontar las vidrieras por temor a que fueran destruidas por la explosión de los obuses que pudieran caer en los alrededores. Una vez finalizada la contienda no se volvieron a colocar en sus respectivos vanos, desconociéndose cuál fue su paradero. En 1951 el Obispo de Gibraltar compró la capilla del hotel para venderla, años después, a unos particulares que procedieron a su demolición.

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