El Hotel Reina Cristina (I)
Monumentos y edificios históricos de Algeciras
Referencia del turismo internacional, alojó a Alfonso XIII, Juan Carlos I y doña Sofía, Roosevelt, Mohamed V, Idris de Libia, Conan Doyle, Pétain, Primo de Rivera, Casares Quiroga, De Gaulle, Churchill, García Lorca, Orson Welles y Ava Gardner
La llegada del ferrocarril a Algeciras en el año 1892 de la mano de la compañía inglesa The Algeciras-Gibraltar Railway Company Limited representó, como refiere Emilio Santacana, la revalorización de los terrenos situados al sur del río de la Miel en la zona conocida como Villa Vieja o Campo del Sur, aunque se tiene constancia, desde mediados del siglo XIX, de la adquisición de terrenos en aquel lugar por algunos comerciantes gibraltareños.
Al mismo tiempo que se estaba construyendo la línea del ferrocarril, la pujante sociedad británica y su ramificación en su colonia de Gibraltar, comenzaron a invertir en torno a ese núcleo de actividad comercial y de tránsito de viajeros que era el muelle de Madera y la estación término establecida en su cabecera. Villas de recreo y hoteles fueron surgiendo por iniciativa de empresarios y comerciantes ingleses y gibraltareños en la meseta situada sobre la recoleta playa del Chorruelo. La Compañía del Ferrocarril creó The Iberian and Mediterranean Hotels Company Limited, con la finalidad de construir dos hoteles de lujo, uno en Algeciras que se llamaría Reina Cristina, en honor de la reina regente de España, y otro en Ronda que se denominaría Reina Victoria en honor de Victoria Eugenia de Battenberg.
El lugar elegido en Algeciras fue la meseta ocupada por de huertas, chozas y un tejar al sur del río de la Miel, un lugar elevado desde el que se tenía una magnífica vista de la Bahía, de la Isla Verde y del peñón de Gibraltar, al mismo tiempo que se hallaba a no mucha distancia del muelle de Madera. La compañía creada por Alexander Henderson para edificar los hoteles adquirió en 1897 a Guillermo Jaime Smith Corlett, comerciante gibraltareño y vicecónsul del Reino Unido, unos siete mil metros cuadrados de terrenos en la parte meridional de la meseta, espacio en el que se erigiría el hotel.
El proyecto le fue encargado a Thomas Edward Collcutt, un prestigioso arquitecto inglés, buen conocedor de España, con mucha experiencia en la construcción de instalaciones hoteleras. Sin embargo, en opinión de Ana María Aranda, no hay constancia de que Collcut llegara a viajar hasta Algeciras. El encargado de dirigir in situ las obras fue el arquitecto escocés Guillermo Thompson que ya trabajaba para la Compañía del Ferrocarril y que, años después, sería director del hotel. Los trabajos de edificación dieron comienzo en 1898 y el edificio fue inaugurado el 27 de mayo de 1901.
El Imparcial, en su edición del día 29 de mayo de ese año, publicó la noticia de tan relevante evento con estas palabras: “Anoche (la noticia está enviada el día 28 por la mañana) se verificó la inauguración del nuevo hotel Reina Cristina edificado sobre las ruinas del antiguo Algeciras... El director gerente, don Ignacio Lersundi, recibió galantemente a los invitados, entre los que figuraban el comandante general Sr. Buza, el general gobernador de Gibraltar, Mr. Withe, el diputado provincial don Pedro Muñoz, el alcalde don Manuel Sanguineti, el comandante de marina y otras autoridades de Gibraltar y varios representantes de la prensa. Después de visitar el hotel, los invitados fueron obsequiados con un banquete, en el que se pronunciaron calurosos brindis y se vitoreó a los monarcas de España e Inglaterra”.
En este famoso hotel se hospedó la mayor parte de las delegaciones de las naciones asistentes a la Conferencia Internacional sobre Marruecos de 1906 y sus jardines, pasillos y comedor sirvieron de improvisados lugares de debate, como puede apreciarse en algunas de las fotografías conservadas. En el Diario de Sesiones de la Conferencia se dice: “Allí se levanta el soberbio hotel María Cristina, el mejor y más caro de España, donde el más modesto hospedaje cuesta una libra esterlina, con su precioso parque, su confort puramente británico, sus espléndidas vistas a la bahía de Algeciras y al Estrecho, lugar hoy tan de moda como las estaciones invernales de Egipto, y tan solicitado en este tiempo por la aristocracia inglesa, que en pocos años ha sido preciso construir otro edificio igual al primitivo (se refiere a la ampliación realizada en 1903 de 60 a 100 habitaciones).”
El día 17 de febrero de 1906 se suspendieron las sesiones de la Conferencia hasta el día 3 de marzo. El mismo día del aplazamiento, los embajadores se reunieron en el salón-comedor del hotel para degustar una suculenta comida cuyo menú se ha conservado. Los plenipotenciarios tomaron, de entrada, Hors d‘Oeuvres, es decir, entremeses; a continuación Omelette aux Rognons (tortilla de riñones); le siguió Caneton aux Navets (ánade o pato con nabos), para seguir con Filet Grilleée Maître d‘Hotel (filete asado al estilo del maître), Pommes Nouvelles Rissolées (patatas nuevas doradas) y Viande Froid à la Gelée Americaine (carne fría a la gelatina americana).
El Hotel Reina Cristina, desde su inauguración, se había convertido en una referencia para el turismo internacional, estando considerado como uno de los más lujosos y exclusivos de España. Sin embargo, su conexión con la aristocracia inglesa y con la alta burguesía asentada en la vecina colonia de Gibraltar fue siempre uno de sus principales acicates. Los oficiales de la guarnición británica de Gibraltar y los ricos comerciantes e industriales de la Roca, que llegaron a considerar la zona de la Villa Vieja como una prolongación de la colonia, asistían todos los sábados a los bailes de gala que organizaba el hotel.
En el año 1925 tuvo lugar una reunión de alto nivel en los salones del Hotel Reina Cristina. Se trata de la entrevista mantenida por el mariscal Pétain y el general Miguel Primo de Rivera en la que se acordó la colaboración franco-española que puso fin a los movimientos de rebeldía en el Protectorado encabezados por Abdelkrim, colaboración que se materializó el 8 de septiembre de aquel mismo año con el desembarco de Alhucemas.
En el Hotel Reina Cristina se han hospedado numerosas personalidades, como el rey Alfonso XIII en 1931, los príncipes de España Juan Carlos de Borbón y su esposa doña Sofía en 1968; el presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt; Mohamed V de Marruecos, Idris de Libia, Sir Arthur Conan Doyle, los citados Pétain y Primo de Rivera, Casares Quiroga, siendo Ministro de la Gobernación, en 1933; Charles De Gaulle en 1945, Winston Churchill, Federico García Lorca, Orson Welles y Ava Gardner, entre otros.
En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial el hotel fue un nido de espías alemanes del Abwehr (Servicios de Inteligencia Militar del Reich) que trabajaban en colaboración con el servicio de inteligencia español y los falangistas de la zona. Según el espía español Ángel Alcázar de Velasco, en el mes de diciembre de 1940 tuvo lugar una reunión en el Hotel entre el almirante Wilhelm Canaris, jefe de los servicios secretos del Reich, y el jefe del espionaje americano (OSS). Tras la muerte de Alexander Henderson y de Guillermo Thompson, quedó como director del hotel el hijo de este último, Alva Thompson, ocupando el cargo hasta su fallecimiento en 1933. Desde 1936 a 1959 estuvo al frente del establecimiento el austriaco Juan Harold Lieb. En 1963 los herederos de Sir Alexander Henderson vendieron el hotel a la compañía Trust House International.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por el Ayuntamiento de Chiclana
Contenido ofrecido por Universidad Loyola