“La Iglesia, en muchos aspectos, no es creíble”

Entrevista | Pedro Gómez Mancilla, sacerdote

Tras toda una vida de trabajo por los desfavorecidos en La Piñera, el Ayuntamiento de Algeciras ultima su nombramiento como Hijo Adoptivo de la ciudad

Se declara partidario de reflexionar en torno al "celibato opcional" y al sacerdocio de la mujer, además de abrir las puertas de la Iglesia a los homosexuales

"Habría puesto con mucho gusto la música de Paco de Lucía en mi parroquia y en La Palma”, afirma

El padre Pedro Gómez, en la parroquia de La Piñera.
El padre Pedro Gómez, en la parroquia de La Piñera. / Jorge Del Águila

Algeciras/Pedro Gómez (Cádiz, 1951) fue ordenado sacerdote el 25 de diciembre de 1975 y, tras un breve periodo de formación, se le encomendó la parroquia del Espíritu Santo, en el corazón del barrio de La Piñera. Este fue su primer destino y, posiblemente, será también el último, aunque a lo largo de estos 45 años sus superiores le han ofrecido misiones más cómodas. Para la entrevista elige jugar en terreno propio, en la parroquia.

-Esta iglesia es enorme.

-Fue construida a modo una nave industrial. Este era un barrio obrero. Si se fija, en su fachada, la cruz está colocada sobre lo que se asemeja a la chimenea de una fábrica. La iglesia solo se llena en ocasiones especiales, en las primeras comuniones, en las bodas... aunque cada vez hay menos.

-¿Por qué?

-Bueno, las estadísticas a nivel nacional dicen que, de cada diez bodas, solo dos son por la Iglesia. Y aquí han bajado porque la población marroquí va aumentando. En La Piñera yo creo que llega al 40%. En los colegios hice un recuento de los alumnos que dan clase de religión islámica y quiénes dan de religión católica: el curso pasado en el colegio Andalucía, que es donde la diferencia está más acentuada, había 180 alumnos de religión islámica y 87 de la católica.

"Se convive, pero con dificultad, es otra cultura. Hay bloques de La Piñera donde la mayoría de los vecinos son marroquíes"

-¿Hay integración, convivencia de las dos comunidades o una simple cohabitación?

-Bueno, vamos a ver. Los niños no tienen ningún problema, con la mayor naturalidad se relacionan entre sí. La gente mayor ya es otra cosa. La expresión moro o mora ya indica no aceptación. Se convive, pero con dificultad, es otra cultura. Hay bloques de La Piñera donde la mayoría de los vecinos son marroquíes y prácticamente todos los pisos que se venden por personas que se van a otros barrios son comprados por marroquíes.

-¿Tiene usted algún tipo de relación con los imanes de las mezquitas del barrio?

-No, no tengo. Les conozco, nos saludamos, pero no hay una relación. La escuela de música de la parroquia está abierta a todos y hay niños y niñas marroquíes. Sus padres participan en las reuniones y asisten a los conciertos que hacemos a final de curso en la iglesia... Aunque alguno hay que ha prohibido a sus hijos venir a las clases cuando se ha enterado de que las impartimos en la parroquia.

-¡Qué pena!

-La verdad es que sí, porque dejan a sus hijos sin esa formación. También hay muchos marroquíes que recurren a Cáritas en busca de alimentos, porque son familias que lo están pasando mal. Eso es algo que muchos de los nuestros no aceptan. “¡Na más que se les da a los moros!...", dicen. Y no, no es así. Hay una lista para controlar las entregas. Hay seis o siete familias musulmanas, pero de las otras hay veinte. También nos acordamos de los musulmanes cuando Reyes: ellos no celebran esa fiesta, pero no vamos a dejar a esos niños sin regalos cuando los otros sí los tienen.

-¿Qué barrio se encontró cuando llegó a Algeciras?

-En la época en la que yo salí de cura, la del post concilio Vaticano II, nuestra ilusión era ir a barrios obreros.

"Lo bonito es que los primeros vecinos hicieron barrio, en el sentido de que cuidaban sus casas y convivían, hacían vecindad. Eran gente humilde, sencilla y trabajadora"

-Porque usted era lo que se dice un cura rojo.

-(Risas) Nuestra ilusión era ir a barrios obreros y, particularmente, al Campo de Gibraltar. Era una Iglesia muy viva y había unos compañeros muy buenos. Yo tenía el deseo de venir por esta zona, el obispo lo sabía y me mandó aquí. Me encontré a gente que hacía pocos años que habían estrenado sus viviendas. Muchos de ellos lo hacían en lo que se llamaban patios, otros en barracas... Cuando la antigua obra sindical les dio estas viviendas, venían encantados. Algunos no habían tenido un cuarto de baño propio en su vida.

-Era clase obrera.

-Exacto. Lo bonito es que esas personas hicieron barrio, en el sentido de que cuidaban sus casas y convivían, hacían vecindad. Eran gente humilde, sencilla y trabajadora. Muy buena, muy noble. Muchos se sacrificaron para dar carreras a sus hijos, cuidando mucho su educación y su formación en valores. Aquí, cuando tuvimos el movimiento Scout, los padres colaboraban bastante y venían a todas las salidas que hacíamos.

"Valoro mucho el esfuerzo que muchas familias de La Piñera hicieron para que sus hijos tuvieran formación. Las que tuvieron chavales que cayeron en la droga lo pasaron muy mal"

-Eran personas implicadas y participativas.

-Sí, mucho. Ya le digo, eran trabajadores de la mar, la construcción, de las fábricas... Gran parte de estas familias, cuando en la década de los 80 empezó a dar muy fuerte el tema de la droga, la heroína, fundamentalmente, empezaron a buscar viviendas fuera del barrio por sus hijos. No querían que viviesen en ese ambiente. Se fueron muchas, muchas familias. Valoro mucho el esfuerzo que hicieron muchas de ellas para que sus hijos tuvieran formación. Las familias de los chavales que cayeron en la droga lo pasaron muy mal. Me da una gran satisfacción ahora cuando me viene gente de 50 años y me dice que, gracias a la parroquia y a los scouts, no cayeron en la droga. En el pabellón polideportivo se hacía también mucho deporte y eso libró a muchos chavales de caer en ese mundo.

-La Iglesia les ofrecía alternativas.

-Sí. En ese momento no existían Márgenes y Vínculos, Barrio Vivo...

-¿Y el barrio ahora?

-Lamentablemente, las drogas no han desaparecido.

El padre Pedro, durante la entrevista
El padre Pedro, durante la entrevista / Jorge del Águila

-Pero no son tan visibles, los adictos no se mueren en plena calle, como antes.

-Son invisibles, pero están ahí. En aquellos años, en la etapa fuerte, el sida tampoco estaba tan controlado como ahora. Cayeron muchísimos. Ahora no se ve a los chavales tirados en las esquinas como antes, pero sigue. Me preocupa mucho también la adicción al juego. En el barrio hay dos casas de apuestas, más un bingo enorme, justo enfrente de dos institutos. En una misma acera, a poca distancia. Yo, que paso una y otra vez, veo movimiento: de los nuestros, para entendernos, y de los marroquíes.

-No son casualidad esos emplazamientos.

-Para nada. Una de esas casas de apuestas está donde antes había un banco. En esta barriada había cuatro sucursales: hace cuatro o cinco años que nos quedamos sin ninguna, lo que obliga a las personas mayores a desplazarse cada vez más lejos para hacer cualquier gestión. Tampoco hay bares dentro del barrio.

-Pero sí hay una asociación de vecinos.

-Sí, pero no tiene un bar, un punto de encuentro donde tomar un café o una cerveza. La asociación la lleva gente mayor, muy constante, trabajadora y reivindicativa, pero no hay nuevas incorporaciones. La Piñera, de barriada obrera ha pasado a ser en algunas zonas, no en todas, una barriada marginada. Y creo que es responsabilidad de la Administración.

"Una cosa muy positiva en el barrio que he visto todos estos años son los maestros, buenos maestros. Y trabajando bien y queriendo a los chavales, con unos equipos directivos excelentes"

-A eso iba justamente. ¿Hacen algo las administraciones?

-Muy poco, muy poco. Hace 18 años, en esta iglesia, tuvimos una asamblea de 750 vecinos porque tanto la parroquia como la asociación de vecinos les presentamos al Ayuntamiento y a la Junta de Andalucía un proyecto para construir una barriada nueva, derribando viviendas y construyendo otras. Eso creó un entusiasmo bárbaro y se fueron construyendo por fases nuevas viviendas. Fueron en total 128, más otras en las que se alojaban temporalmente las familias que iban siendo desalojadas de sus casas mientras se hacían las nuevas. Llegó la crisis y se acabó todo.

-Ahora hay prevista una campaña de rehabilitación.

-Cierto, pero me parece que solo se actúa en zonas comunes, siempre y cuando esté creada la comunidad de vecinos, que esa es otra. Han pasado 18 años y esas casas están en peores condiciones, sobre todo las plantas terceras y cuartas, que se vienen abajo. Es más, hay ya hay algunos bloques cerrados por ruina, que se han venido abajo en la zona más vieja de La Piñera. La solución es construirlos enteros, no hay otra.

-Ha habido momentos muy duros, como los causados por la droga, pero entiendo que también los ha habido muy bonitos.

-Sí, claro. Como en la vida, hay de todo. Hay drogas, pobreza, familias desestructuradas... Una cosa muy positiva en el barrio que he visto todos estos años son los maestros, buenos maestros. Y trabajando bien y queriendo a los chavales, con unos equipos directivos excelentes. Ha habido casos de niños, que estaban pasando por dificultades en sus casas, cuya situación ha sido detectada por sus maestros. Esos maestros no han pasado, no se han ido al terminar sus clases, sino que se han preocupado por esos chavales para tratar de hallar una solución a los problemas que padecían.

-¿Pedirá algún deseo por su nombramiento como hijo adoptivo de Algeciras?

-El sueño que tengo es que La Piñera vuelva a ser lo que fue en sus orígenes, obviamente, con otra cultura, otros medios y otras personas, pero que el espíritu sea el mismo. Que sea un barrio excelente. Yo, cada vez que puedo, a la gente de aquel entonces que sigue aquí, trato de animarles en las misas porque veo que tienen la autoestima por los suelos.

-¿Viene mucha gente pidiendo apoyo? No me refiero solo al apoyo material, sino también espiritual.

-Sí, sí.

-¿Más hombres que mujeres o viceversa?

-De todo, de todo, de todo... Y encuentran acogida, apoyo y consuelo.

Curas de época

-Antes le gastaba la broma sobre si usted fue y es un cura rojo porque he repasado el listado de algunos de sus compañeros, como Pepe Chamizo, y de otros que han fallecido, como Andrés Avelino, Curro Correro, Francisco Rubiales y Sebastián Llanes, que en muchos aspectos estaban cortados por el mismo patrón. Ustedes marcaron una época.

-Sebastián Llanes hace ya unos años que murió, pero es que, en diez meses, he perdido a tres buenos amigos y compañeros. Curro era una excelente persona y sacerdote, más joven que yo, y de Paco casi me pude despedir porque hablé con él dos días antes de que falleciera en Málaga, de Covid. La familia tuvo el detalle de entregarme su alba y de permitirme oficiar, el día que hubiera cumplido 72 años, su misa en La Línea. Aunque fue de difuntos, fue un acontecimiento festivo, como él quiso, porque lo dejó por escrito. A Andrés fui a verlo un par de meses antes y me volví mal porque no me conoció: la demencia ya se había apoderado de él. El tiempo que pudimos pasar juntos fue extraordinario. Con ellos nunca me encontré aislado porque, cada uno con su estilo, llevábamos la misma línea de trabajo.

"Se lamentan, por ejemplo, de que los jóvenes hayan desaparecido de la liturgia de la Iglesia, pero es que la liturgia debe reformarse a unos niveles muy profundos"

-Y ahora faltan esas vocaciones religiosas.

-Sí, faltan esas vocaciones. Y faltan para este tipo de barrios y de parroquias.

-¿Las ONG y otro tipo de movimientos asociativos solidarios han venido a tomar en muchos sentidos el papel que antes desarrollaba la Iglesia?

-Hombre, la Iglesia, tenemos que reconocerlo, en muchos aspectos no es creíble. Han ocurrido tantos acontecimientos a todos los niveles que entiendo que, para mucha gente, esto no sea creíble. Se lamentan, por ejemplo, de que los jóvenes hayan desaparecido de la liturgia de la Iglesia, pero es que la liturgia debe reformarse a unos niveles muy profundos. Es que la liturgia utiliza un lenguaje totalmente obsoleto. Si quieres que llegue tu mensaje, debes estar traduciéndolo constantemente y cambiándolo.

El padre Pedro, durante la entrevista.
El padre Pedro, durante la entrevista. / Jorge del Águila

-¿Hace falta un concilio Vaticano III? A partir del II se dejó de dar misa en latín.

-Sí, haría falta. Hay que actualizar la forma en que nos dirigimos a las personas. Hay también valores cuestionados y un poquito en crisis: la fidelidad, el sacrificio... Los matrimonios deben sacrificarse mucho para sacar adelante a su familias. Hay una crisis de vocaciones, hay poquísimos seminaristas. Mire la cantidad de sacerdotes que tienen que venir de Sudamérica, de Polonia... Hay que cubrir las parroquias y no se llega. Ahora se está hablando de crear unidades pastorales, que ya existen en otras diócesis, de tal forma que un solo sacerdote pueda atender a varias parroquias con el apoyo de los seglares. ¡Y menos mal que existen los seglares, porque sin ellos esto habría que cerrarlo! Tenemos un voluntariado excelente.

"Estoy seguro de que el papa Francisco no hace más porque tiene una cantidad de obstáculos dentro de la Iglesia tan grande que no puede ir más allá. Hay muchos temas pendientes, por ejemplo, el sacerdocio de la mujer"

-¿Al papa Francisco le dejarán llevar a cabo la revolución que, se intuye, pretende en la Iglesia?

-Es que está encontrando muchas dificultades dentro de la Iglesia.

-Él mismo ha denunciado “los chismorreos” existentes en la curia.

-Sí, sí. Y ha dicho que, cuando estuvo hospitalizado, tuvo noticias de que había algunos cardenales pensando en un cónclave para sustituirle. El problema es qué cardenales son esos que están pensando en un cónclave. Ese es el problema.

-Entre esos errores, el papa ha puesto sobre la mesa los casos de pederastia, que prácticamente han salpicado a la Iglesia en todo el mundo.

-Fortísimos últimamente los datos de Francia.

-También ha pedido perdón el papa por el papel de la Iglesia en la conquista de América y ha sido criticado por parte de algunos dirigentes políticos.

-Me llama la atención que se hayan sorprendido determinadas ideologías por lo que ha dicho el papa, porque lo mismo ya lo dijeron más o menos igual Ratzinger y Juan Pablo II. Por eso me pareció bueno que la Conferencia Episcopal les dijese a estos grupos: Leeros todo lo que ha dicho el papa y los anteriores sobre la Iglesia en América. Claro, este papa no corresponde a su ideología y claro, van al ataque, al ataque. A mí, además de la capacidad física que tiene a su edad, cada día me sorprende este papa por su visión tan extraordinaria que tiene de la Iglesia. Estoy seguro de que no hace más porque tiene una cantidad de obstáculos dentro de la Iglesia tan grande que no puede ir más allá. Hay muchos temas pendientes, por ejemplo, el sacerdocio de la mujer.

-Le iba a preguntar por ello, eso sí que sería una revolución.

-Ha dado un paso con la creación de una comisión para el diaconado de las mujeres, a ver si eso lo deja ya cerrado.

La pista deportiva de la parroquia donde el padre proyecta un centro de día para mayores.
La pista deportiva de la parroquia donde el padre proyecta un centro de día para mayores. / Jorge del Águila

-¿Si fuera así, como diáconas, qué sacramentos podrían celebrar las mujeres?

-Todos, menos la misa, la confesión y unción de enfermos. Bautizos, matrimonios, predicación... Todos esos sí podrían. La inmensa mayoría de personas que trabajan voluntariamente en nuestra parroquia son mujeres. También en Cáritas o como catequistas... ¿Y las tenéis ahí, arrinconadas? En el sínodo que ha comenzado ya hay mujeres con responsabilidades. Menos mal que ya van entrando.

"El cura que quiera ser célibe y dedicarle el cien por cien de su tiempo a la Iglesia, estupendo. Y el que quiera casarse no podrá estar al cien por cien, pero, bueno... ¿Dónde está el problema? ¿Cuántos seglares en la Iglesia están casados y lo están dando todo?"

-¿Y el celibato sacerdotal?

-Es un tema que hay que seguir debatiendo, no se puede guardar en un cajón. Hay que pensar en un celibato opcional. ¿Por qué no? El que quiera ser célibe y dedicarle el cien por cien de su tiempo a la Iglesia, estupendo. Y el que quiera casarse no podrá estar al cien por cien, pero, bueno... Es cuestión de verlo, de experimentarlo. ¿Dónde está el problema? ¿Cuántos seglares en la Iglesia están casados y lo están dando todo?

-¿Por qué la Iglesia mantiene un muro ante las personas homosexuales y les trata como proscritos?

-Es cierto. No quiero entrar en polémicas, pero mire la que se ha liado con el vídeo grabado en la catedral de Toledo.

"Cuando hay una actitud homófoba dentro de la Iglesia hacia ciertas personas, habrá que hacer un acto de desagravio hacia ellas, porque en esas personas está presente Dios, como en cualquier ser humano"

-¿Usted habría dejado que se grabase ese vídeo en esta iglesia?

-Yo, lo primero que habría hecho habría sido preguntar qué iban a hacer. Han celebrado un acto de desagravio por lo que se ha hecho en ese lugar sagrado. Bien. ¿Y por qué no hacemos otros actos de desagravio cuando en esos mismos lugares y otros hacemos cosas que también hay que desagraviar?

-¿En qué está pensando?

-Por ejemplo, cuando hay una actitud homófoba dentro de la Iglesia hacia ciertas personas. Habrá que hacer un acto de desagravio hacia ellas, porque en esas personas está presente Dios, como en cualquier ser humano. Estamos haciendo unas distinciones que no son auténticas. Tenemos que ser consecuentes con todos porque Dios no solo está presente en el templo, también está fuera. Cuando no se respetan los derechos de las personas, cuando la gente sigue viviendo en la pobreza, la marginación, Dios también está ahí, fundamental y principalmente.

Paco de Lucía, en La Palma

-El obispo de Cádiz y Ceuta se negó a que se pusiera en el campanario de La Palma, en la Plaza Alta, la música de Paco de Lucía. ¿El padre Pedro habría puesto en la iglesia de La Piñera?

-Sí, la habría puesto, con mucho gusto.

-¿Dijese lo que dijese el obispo?

-(Risas) Sí. Primero, porque me gusta mucho la música de Paco de Lucía y, en segundo lugar, porque sería un acierto, aquí y en La Palma, en el centro de Algeciras.

"Entre los curas también hay capillitas. Ellos, que me conocen muy bien, tienen clavada la espinita de que yo no he montado aquí una cofradía"

-¡Todavía está a tiempo de ponerla aquí!

-Perfecto... ¡Como yo no tengo campanario! (Risas). La pongo en la chimenea y listo. Quiero pensar bien y supongo que el obispo habrá tenido sus razones, no sé cuáles serán. Situaciones similares ocurren en templos de otras ciudades y en Algeciras, con lo que se quiere a Paco de Lucía... ¡Hombre!

-Quizá es que Paco de Lucía no estaba casado con su pareja.

-Claro, claro...

-¿En la Iglesia hay mucho capillita?

-Hay mucho capillita, pero tenemos que conocer a los que normalmente llamamos capillitas, que son buena gente y que, además de sacar un paso a la calle, hacen una labor solidaria con los demás. Eso es un hecho. Aquí, en Algeciras, las juntas de gobierno están formadas por gente muy buena, que colaboran con la Iglesia y demás. ¡Lo que pasa es que son capillitas! Entre los curas también hay capillitas. Ellos, que me conocen muy bien, tienen clavada la espinita de que yo no he montado aquí una cofradía.

-¡Aquí le entrarían muchos pasos!

-¡Para cada día de la Semana Santa! Los capillitas están avanzando en la colaboración con las parroquias y en la solidaridad con los más pobres.

-¿La jubilación entra en su pensamiento? ¿Cuándo le toca?

-Por norma toca a los 75 años, así que me quedan cinco.

-Le veo en forma.

-Estoy bien, aunque tengo una cardiopatía y un marcapasos, que no me crea problemas. Mientras Dios me dé fuerzas, estaré hasta la edad reglamentaria. Oye, si hay que retirarse antes, me retiraré antes.

-¡Pero a estas alturas no le van a trasladar!

-No, no... A lo largo de estos años he tenido muchas propuestas de destino. Por la imagen que se tiene del barrio, los obispos anteriores pensaban que yo podría estar quemado, pero no. ¡Qué voy a estar quemado! Estoy contento y bien. He tenido también algo muy positivo: ser profesor del instituto de El Saladillo, al que iban todos los chavales de este barrio. He estado 24 años allí, en contacto con esos chavales, y muy contento de ello. También muy contento por el equipo de profesores que había. Ahí fui muy feliz. Lo tuve que dejar por el problema en el corazón: el médico me dijo que ese ritmo de instituto por las mañanas, hasta las tres de la tarde, almorzar, y luego la parroquia, no podía ni debía soportarlo. Sigo manteniendo mucha relación con los profesores y ellos, que están muy pendientes de los chavales, me preguntan por los problemas que algunos pueden tener en sus casas.

"En campaña electoral, Landaluce dijo que estos iban a ser los años de las barriadas, ¿no? Pues hasta el momento no se ha notado"

-Cuando el alcalde le entregue el título de Hijo Adoptivo, ¿le susurrará algo al oído?

-Yo... Le quiero expresar mi deseo de que construya un centro de día para los mayores de La Piñera junto a la parroquia, donde hoy tenemos una pista deportiva en desuso. Si las pilas no están puestas, que se las pongan. En campaña electoral dijo que estos iban a ser los años de las barriadas, ¿no? Pues hasta el momento no se ha notado. La última vez que vino, vio la placa que se puso cuando inauguramos los salones parroquiales con dinero del Ayuntamiento, en la época de Patricio [González]. “Entonces había dinero”, dijo.

-Se ve que Landaluce tiene clavada esa espinita.

-Es posible. He tenido muy buena relación con todos los alcaldes, no ha habido enfrentamientos, y cada uno ha hecho lo que ha podido hacer, pero me hubiera gustado que hicieran más, mucho más. No solo le pido responsabilidad al Ayuntamiento, sino también a la Junta de Andalucía y al Gobierno central. La marginación social va creciendo.

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