Un fuerte para Algeciras
En Isla Verde
El Puerto aborda la segunda fase de la recuperación del fuerte de Isla Verde, que se quiere hacer visitable
Los trabajos incluirán la intervención arqueológica en una zona de gran valor histórico
Corría el año 711 cuando las tropas árabo-bereberes de Tárik ben Ziyád desembarcaron en un islote rocoso, triangular, pequeño pero estratégicamente situado para una maniobra militar. Cuentan las crónicas que en lo que actualmente se conoce como Isla Verde, Tárik dejó protegida por un destacamento militar a su esclava Umm Hakim, nombre por el que conocerían la isla en los años posteriores. Ese islote jugaría así un papel clave en el germen de Al-Yazira al-Jadra (la isla o la península verde), la ciudad que se creó en la costa.
Un rol estratégico en lo militar que se mantendría a lo largo de los siglos y daría lugar en el S.XVIII al fuerte de Isla Verde, fundamental en la defensa algecireña durante años. Esa parte de la historia de Algeciras es la que quiere recobrar el proyecto que la Autoridad Portuaria está desarrollando en los últimos años, una propuesta de recuperación de uno de los escasos vestigios que restan de arquitectura militar contemporánea, que culminará en unos años con la apertura al público de la fortificación.
El fuerte situado en la entonces llamada Isla de las Algeciras (por los dos recintos amurallados existentes en la ciudad) comenzó a levantarse en 1734, parte de un conjunto de fortalezas que jalonaron la Bahía de Algeciras a raíz de la toma de Gibraltar en 1704, como fueron las de San García, Santiago o El Tolmo. En el siglo XIX, en el que tuvo un papel protagonista en la batalla de Algeciras, sufrió algunas reformas, entre ellas la edificación del faro. Ya en el siglo XX, de la óptica militar se pasaría a mirar la Isla Verde como zona de expansión del Puerto de Algeciras, después de que el Ramo de Guerra cediese la ocupación del recinto a la recién creada Junta de Obras del Puerto para la creación del rompeolas. La construcción de un puente que unía la isla con tierra firme sería el primer paso para la progresiva absorción del islote dentro de la zona portuaria; hoy solo se puede imaginar su contorno, completamente integrado en la trama portuaria entre la plataforma del Muelle de Isla Verde, la dársena del Saladillo y los desarrollos exteriores del Puerto.
En ese proceso de expansión, aunque se respetó el lienzo de muralla exterior en su práctica totalidad, se rellenó el piso del antiguo fuerte y se demolieron parcialmente sus parapetos para asentar nuevos edificios sobre los propios muros, quedando arrasados o enmascarados casi completamente los restos de la fortificación. También se construyeron algunos búnkeres durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial como parte del sistema defensivo de la frontera sur de España frente a una eventual invasión aliada.
El fuerte llegó así en un estado de ruina al siglo XXI, en el que dentro del Plan Especial de Ordenación del Puerto se redactó un proyecto de conservación y puesta de un edificio que es Bien de Interés Cultural. En una primera fase se acometió la eliminación de construcciones adosadas a la fortificación y se recuperaron varios paños de muralla y el espacio interior junto a la batería de Algeciras, reproducida en la recuperación. Asimismo, se rehabilitó uno de los dos búnkeres, el blocao 288. Ahora, una vez finalizadas las obras portuarias en sus alrededores, se retoma este proyecto con el objetivo de recuperar y reconstruir la muralla y batería de San García para hacer del recinto un entorno reconocible y, en una tercera fase, visitable y con un centro de interpretación de la zona.
En la segunda fase se prevé reconstruir la puerta del fuerte, completamente perdida, y recrecer los muros a partir de los restos que quedan, en algunos casos a ras de suelo. Se recuperará la antigua batería y las letrinas, se rehabilitará la entrada al blocao 290 y se dará un repaso a la muralla sobre la que ya se actuó en 2006. También se prevé la demolición de las viviendas existentes, propiedad de la Autoridad Portuaria. El proyecto cuenta con un presupuesto de 812.803 euros subvencionado por el Ministerio de Fomento a través del 1,5% cultural.
Según explica el responsable del área de Desarrollo Sostenible del Puerto de Algeciras, Juan Antonio Patrón, “el plano de referencia es el de 1860, porque los del siglo XVIII están muy deformados”, aunque los búnkeres son posteriores. La propuesta parte de un importante trabajo de investigación y documentación, con documentos y fotografías de diferentes archivos, para conocer exactamente cuál era la realidad del fuerte y respetarla en todo momento. De hecho, lo que no está documentado no se reconstruirá, remarca. Y lo que se reconstruya, se hará de forma que se diferencie perfectamente de la parte que es original, algo que además es una exigencia de la Consejería de Cultura para dar el preceptivo visto bueno al proyecto al tratarse de un BIC.
El primer paso de esta segunda fase de la restauración será la intervención arqueológica. En una zona de elevado valor histórico se quiere aprovechar la actuación para estudiar los posibles restos existentes, con catas que permitan averiguar si hay trazas de la ocupación musulmana que recogen las crónicas o restos de otras épocas; podría haber enterramientos en la zona y se habla de la existencia de un pozo anterior al edificio militar. “No vamos a escatimar esfuerzos en eso. Queremos documentar todo lo existente y quizás recuperar parte”. Ello incluye los posibles restos de pavimento original, como los que se descubrieron en la primera fase que fueron incorporados a la batería de Algeciras.
Ese proyecto de intervención arqueológica ya ha sido enviado a la Junta de Andalucía y ahora habrá que preparar los pliegos para la licitación de la obra. El plazo de ejecución de la misma es de 8 meses y, al contar con la subvención de Fomento, la actuación tiene que comenzar este mismo año ineludiblemente.
Con esta segunda fase se orientará el fuerte, ya reconstruido, al que es el objetivo último del plan del Puerto: el uso público de la antigua fortificación. En esta tercera y última fase se abordará la urbanización interior del fuerte y se construirá un nuevo edificio que ocupará aproximadamente la misma parcela que la antigua casa del faro; de este se respetará la linterna. En esa edificación se prevé habilitar un centro de interpretación/museo, que dé a conocer la historia de la zona y también del Puerto con la idea de que pueda ser accesible a los ciudadanos de forma controlada, ya que no deja de estar en una zona de tránsito portuario. También se abordará la urbanización del entorno para rememorar en cierto modo la isla que fue. El fuerte de Isla Verde será recuperado así para la ciudad de la mano de la Autoridad Portuaria: “Al final, somos albaceas de ese patrimonio”, concluye Patrón.
Nota: Para la reseña histórica se han empleado datos de dos comunicaciones de la revista Almoraima: La Isla de Algeciras, de Ángel Sáez, y El inicio de la puesta en valor del fuerte de Isla Verde, de Ana Mª Berenjeno, Manuel Matoses, Alejandro Noya y Juan Antonio Patrón.
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