José Carlos Gómez: “Mucha gente descansó con la muerte de Paco de Lucía”
Entrevista
El guitarrista algecireño quiere disfrutar en conciertos con 'Huellas de Dios', su nuevo disco, dedicado a su paisano y guitarrista universal, sobre quien prepara una serie documental
Paco de Lucía, el genio que no grabó con los Rolling Stones porque no eran flamencos
José Carlos Gómez es algecireño y músico. Guitarrista, compositor y productor. Comenzó de pequeño en el flamenco, un territorio propio en el que ha crecido a fuerza de muchas horas, no pocas dificultades, acompañando al cante y al baile, para luego dar un paso al frente en el escenario como solista e, incluso, como cantante. Ha vuelto al flamenco, del que nunca se fue del todo, a partir de la muerte de Paco de Lucía. Las Huellas de Dios, su obra más reciente, es un recorrido sentimental y musical por su paisano, por su ídolo. Mientras prepara una serie documental dedicada al genio, José Carlos quiere disfrutar ahora de este disco, que viene a ser como un tributo al guitarrista algecireño universal, una muestra de respeto y gratitud
-¿Guitarrista, compositor, productor?
-Primero soy guitarrista, luego compositor, pronto también. Y lo de productor es una cosa que ha ido viniendo. Me ha llamado la atención cuando he ido a los estudios, a grabar con Niña Pastori, con Nacho Mañó, con Óscar Vinader, que son la champion de esto. Siempre me he fijado en la calidad de cómo hacían las cosas. Quizás por mi timidez, por mi manera de ser, he sido un poco inseguro y como no soy músico de estudio, he sido guitarrista de aprender de tú a tú, como se aprende en flamenco, pues luego me he ido metiendo en berenjenales, que le he tenido que echar valor para meterme en ellos, pero ha sido muy bonito porque he ido aprendiendo viendo con la gente. A mí al principio lo que me daba miedo es tener que decirle a un pianista lo que tiene que hacer y, al final, te das cuenta que para eso no es necesario tener la teoría de la música sino tener muy claro lo que tú quieres, y tener clara la música en la cabeza antes de que esté plasmada en un disco.
-Empezó en el mundo de la guitarra casi a los seis años de la mano de Flores El Gaditano y Salvador Andrades, luego acompañó al cante y al baile ¿Esa es la mejor formación, la que le dio la escuela algecireña que usted revindica?
-Totalmente, esa escuela está ahí. Es largo de hablar, pero la escuela está ahí totalmente. Igual que otras. Yo he tenido suerte. Creo que he vivido el final de una época. Coincidí con Andrés Rodríguez, que fue una persona muy importante a la que se revindica muy poco, y Andrés siempre tuvo a un grupo de chavales a su alrededor y eso fue fundamental. Cuando falleció, desapareció. Él nos tenía allí, me acuerdo que era la época en la que estábamos en la peña del Cante Grande, en la calle Huerta del Ancla, y aquello era la universidad. Fue la universidad conocer a Antonio Madreles, a Canela de San Roque, a Cártama -que era un personaje que había allí muy potente-. Yo era un niño y allí me tenían muy arropado. Me pegaba allí el día entero. Iba por la mañana, me ponía a tocar; volvía a casa a comer y por la tarde era tocar para el baile tres, cuatro o cinco horas, las que fueran, y muchas veces se iba todo el mundo y yo seguía allí tocando.
-Luego llegó Paco Narváez, Paquito 'El Francés'.
-Fue fundamental. Yo estaba en un momento que necesitaba alguien así. Paquito es un guitarrista que siempre estaba entre París y Algeciras, y él apareció un día en los ensayos del cuadro. Me acuerdo que agarró la guitarra y empezó a tocar. Tocaba unas armonías que eran muy modernas, que yo no se las había visto a nadie. Me quedé impresionado y ya estaba todo el día con él. Nos hicimos muy amigos y yo estaba todo el día en su casa con él. Sacaba las cosas de Paco (de Lucía) muy bien. Entonces era con cinta de casete y era palante y patrás, palante y patrás, escuchando ahí… Para mí fue imprescindible en mi formación.
-¿Ese cuadro de primeros maestros se completaría con Paco Martín?
-Paco Martín estaba ahí pero aparte. Alguna vez toqué con él, con alguna bailaora. Él decía que lo llevaba asfixiao (ríe).
-Hijos de esa escuela algecireña, junto a usted, están José Mari Bandera, José Manuel León, el hijo de Paco Martín, Antonio Sánchez... ¿Cómo resumiría los rasgos distintivos de esa escuela algecireña?
-Creo que la escuela de guitarra de Algeciras se basa en el ritmo y en la limpieza en el toque, de alguna manera. No es el ritmo de Jerez, el ritmo de Morón. Mucha gente dice que es la escuela de Paco y que la escuela de Paco es universal, pero si la escuela de Jerez por ejemplo es la de Morao o la de Parrilla, bueno eso es muy largo, pero vamos es la escuela de Jerez. Entonces la escuela de Algeciras, ¿cuál es?. La de Paco, vale, y es la de Algeciras, ¿no? Nosotros venimos de ahí. Además, Antonio Sánchez (padre de Paco de Lucía) enseñó a Salvador (Andrades), a Paco Martin. Antonio ponía mucho interés en la limpieza, mucho, y en el ritmo, pero no te dejaba pasar ni una. A mí no me dio clases, pero toqué muchas veces delante de él y te escuchaba una nota sucia y te decía "hazlo otra vez y hazlo otra vez". Para mí hay un sonido en la guitarra de Algeciras, se nota luego entre los guitarristas que somos. No somos todos iguales, pero sí hay algo común entre todos. El ritmo es más como el levante y el poniente de aquí, es más leñero. El ritmo de Jerez es más redondo.
-Dicho de otra forma, ¿es saber gobernar los silencios?
-También puede ser, eso es importantísimo. Yo me di cuenta sobre lo de la escuela de Algeciras porque cuando iba a tocar de pequeño con Antonio Madreles, que iba mucho a Huelva, con Canela los guitarristas de allí mayores decían "se nota de dónde viene el niño, que viene de allí abajo". Luego mucha gente te dice "eso suena de Algeciras" y eso es un orgullo.
-Su vida es como muchas en una porque desde el punto de vista personal hay un antes y un después del trasplante de riñón que recibió de su madre, y, en su música, hay un antes y un después desde que grabó con Niña Pastori, según reconoce usted. ¿Cómo resumiría todo ese proceso vital y creativo?
-Es verdad que es un vida muy curiosa. Parece un tsunami, pero soy joven, con cincuenta y un años. Me han pasado muchas cosas. Hasta que llegó el trasplante es una parte, y después de ahí es otra parte muy diferente. También la diferenciaría en el momento en el que decidí estar delante. Ahí arranca otra fase de mi vida en otros aspectos, porque hasta que fui músico acompañante todo fue un camino de rosas. En el momento que decidí decir bueno ya he tocao para el baile, para el cante, he compuesto para Sara Baras, he hecho canciones, pues voy a intentar hacer mi disco. Ahí encontré un mundo que no conocía. Ahí te das cuenta que nadie quiere que estés ahí, nadie quiere mirarte de frente. Te quieren mirar desde arriba.
-Hay un momento en el que se lanza como vocalista, como compositor, con una música que tiene aire flamenco pero que no es flamenco. Luego hay un momento de regreso al flamenco.
-Sí, hay un cambio muy grande cuando me pongo a cantar, que es algo que yo no pensaba hacer en mi vida. Todo eso tiene mucho que ver con el trasplante y tiene que ver con lo físico y lo emocional. El hecho es que no sé si el mismo trasplante o el proceso mental de afrontar que tenía una enfermedad de riñón. Eso me produce algunas dificultades a la hora de tocar. Hay algo ahí que viene enlazado de cuando tienes un shock, la orden como que no llega demasiado bien. A mí eso, junto con que empiezo a componer canciones para artistas de primera línea y eso me empieza a dar beneficios económicos, me descubre un camino. Ese camino de la composición para otros me decide a terminar cantando porque me convencen. Hago un primer disco que no sale a la luz, por una historia muy rocambolesca, y luego termino haciendo un par de discos que me lo paso muy bien, recibo clases de foniatría, me lo tomo muy en serio. Cuando fallece Paco me meto en la guitarra otra vez, más fuerte que nunca, como una necesidad. Parece que estar en la guitarra es como una manera de aliviar el dolor.
-¿Una vuelta a casa?
-Lo de Paco ha sido algo muy fuerte. Paco no se iba a morir nunca, eso no estaba en los planes. Era una figura, una bandera que todos seguíamos, una luz. No sé, uno piensa que se puede morir tu familia, tus padres, tu abuelos, pero lo de Paco era una cosa... Por eso lo de Dios. Aparte de que yo lo hice también, y mira que cuando volví a tocar me costaba la vida, como agradecimiento porque me di cuenta de la vida tan bonita que he tenido siguiendo a Paco desde pequeño y todo lo que él se ha esforzado con la música que ha hecho con la guitarra y por el flamenco. A mí me parece que, de alguna manera, le tengo que devolver lo que me ha dado.
-Félix Grande solía decir que entender a Paco de Lucía no era fácil por lo inconmensurable, por tantas músicas contenidas en su universo.
-Lo de Paco cada vez lo analizo más. Muy poca gente se ha dado cuenta de quién es Paco realmente. Ahora con mi disco nuevo y observando, me doy cuenta como si mucha gente hubiera descansado, como si dijeran ya podemos salir los demás. De pronto veo unas cosas, como que Paco imponía una manera de tener que estar ahí, había puesto un listón tan alto.
-Las Huellas de Dios, su nuevo disco, hay que paladearlo. No es un disco de una sola escucha.
-Es un disco en el que todo tiene un por qué, no es un disco más. Cada palo está por algo y en cada tema lo que hay tiene un sentido. Está muy pensado. Por ejemplo, Calle San Francisco tiene un aire de copla por algo, porque la copla fue muy importante para Paco. María, su hermana, le cantaba tanta copla cuando lo mecía que su madre le decía que lo dejara, que iba a volver al niño tonto de tanto cantarle y tanto mecerlo. María era la mayor, y cuando nació Paco tenía once o doce años y cantaba muy bien por Marifé de Triana. Por eso Paco hizo Canción Andaluza porque para él era su vuelta a la infancia. La copla fue muy importante en su obra, que está llena de melodías que luego desarrollaba.
-Ha presentado en Cádiz una serie documental sobre Paco de Lucía que va a dirigir. ¿Todo un atrevimiento, no?
-Estoy peleando mucho para tirar eso para adelante. Llevo años pidiendo esto, pretendiendo que alguien lo hiciera. Hay una serie documental por hacer sobre Paco. Lo que sabemos sobre él lo contó él en tres documentales, que es su vida por encima, pero ¿cómo pasa todo eso?, ¿cómo surge cada cosa y qué hay debajo de todo eso? Eso hay que contarlo. Hay mucha gente viva, con setenta y tantos años de edad media, que estuvo ahí. Si eso no lo contamos nos vamos a arrepentir mucho. Ya hace diez años que Paco se fue y nadie lo ha hecho. ¿Nadie se va a preocupar de dejar esto? Hombre, que no lo tengamos de Mozart es normal porque en su época no existían los medios que ahora tenemos.
-¿No se ha hecho por la exigencia que supone hablar de Paco?
-No lo sé. Porque somos así de dejaos, porque no le damos la importancia que tiene. Es que no lo sé. Por eso me moví. Estamos en una etapa muy temprana todavía, pero ya tenemos entrevistas con personas que nunca han hablado y son fundamentales. Pedro Ruy Blas, por ejemplo, que fundó el grupo Dolores, quien le presentó a Paco Jorge Pardo. Toda esas cosas no las sabemos y la vida de Paco es muy potente. Paco ha dejado mucho en el mundo. De él se podrán hacer más documentales. Tú puedes hacer uno solo de Siroco o solo de su padre.
-¿Qué ve en su horizonte?
-Ahora mismo lo que me gustaría sería presentar el disco y hacer conciertos. Estoy un poco cansado mentalmente. Llevo mucho tiempo sin parar de componer cosas diferentes. Ahora necesito vivir, sacarle la recompensa al esfuerzo de estar aquí encerrado tantas horas. La pandemia hizo mucho daño. Luego a mí este disco me ha costado mucho sacarlo adelante por la motivación. Estamos además en un tiempo no muy propenso a la creatividad, pero ahí nos meteríamos en otro follón. Ahora mismo lo que me gustaría es presentar el disco y, si es posible, con algún concierto con muchos músicos e invitados como Tito Alcedo.
-¿El flamenco siempre es el camino?
-Sí, bueno, no sé. Ahora siento que necesito alimentarme de otras músicas. Llevo muchos años sin parar y necesito alimentarme. Tengo una idea por ahí, pero no creo que sea flamenca, pero para poder volver luego al flamenco con cosas nuevas. Tengo esa escuela de Paco, de hacer cosas nuevas, que tú mismo te sorprendas a ti, si no le veo el sentido. Si haces un disco tienes que mostrar algo nuevo, y eso es muy complicado. Eso envejece, además (ríe).
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