Arte

Krzysztof Kosowski desvela en Algeciras el secreto de pintar con la boca y los pies: "No hay límites"

Krzysztof Kosowski, en el Museo Municipal de Algeciras.

Krzysztof Kosowski, en el Museo Municipal de Algeciras. / Andrés Carrasco

Krzysztof Kosowski no es un pintor. Es un mago. Por las noches deja sus pinceles junto a un lienzo y aquellos, que en realidad son varitas mágicas, hacen su trabajo. Por las mañanas, cuando abre los ojos, encuentra los cuadros pintados con lo que fluye de su imaginación. Así se lo ha contado este sábado, en el Museo Municipal de Algeciras, a un grupo de niños y mayores que han ido a conocerlo. A él y a su obra. Y sobre todo a pintar con él. Sólo había una condición: no podían usar las manos.

Kosowski realiza sus obras con la boca o con los pies. Cuando tenía nueve años, en 1972, sufrió graves quemaduras en un accidente causado por una descarga eléctrica de alta tensión en Jabłonowo Pomorskie, el pueblo del norte de Polonia en el que nació. Se había subido a un poste de la luz "a buscar pájaritos". El médico le dijo que no podía hacer nada por salvarle los brazos. Se los amputó. Pero como "el ser humano no tiene límites", ha explicado en el Museo algecireño, sus padres comenzaron a darle lápices y rotuladores para que pintara. En el hospital de Poznan, una profesora, Wanda Szuman de Torun, le dijo que no se lamentara por su suerte y perfeccionara la técnica con la boca y los pies. Aquel poste de la luz que dejó sin brazos al joven Kosowski le abrió las ventanas a un nuevo mundo. 

Szuman de Torun, pionera en la rehabilitación de personas discapacitadas a través del trabajo artístico, le empujó a convertirse en pintor. "Hoy tengo incluso el carnet de conducir", ha dicho, siempre con una sonrisa, a los asistentes al taller organizado por Recrearte en el patio del antiguo hospital de la Caridad

Participantes en el taller de pintura. Participantes en el taller de pintura.

Participantes en el taller de pintura. / Andrés Carrasco

Krzysztof Kosowski es "el rey de los muñecos de nieve y de los trenes de madera". Con ellos soñaba cuando era niño, antes del accidente, y ahora los pinta. "Vivo dentro de esta cúpula de cristal", ha afirmado junto a uno de sus cuadros en los que se observa un pueblo dentro de la pieza navideña, sobre un pueblo mágico que cruza un ferrocarril a la luz de la luna. 

Este polaco residente en Estepona es uno de los 30 pintores que hay en España con la boca y con los pies. En el mundo son unos 800, agrupados en la Asociación de Pintores con la Boca y el Pie (APBP), cuyos orígenes se remontan al año 1957, cuando el pintor Erich Stegmann y un pequeño grupo de artistas con discapacidad física de ocho países europeos crearon una asociación de auto-ayuda. Ahora venden tarjetas de navidad y de primavera, calendarios, libros, agendas, papel de regalo, láminas o puzzles. Muchas de ellas con los dibujos salidos de la fantasía desbordante de Kosowski, que no tiene preferencias sobre cómo pintar ni con qué. 

Krzysztof Kosowski, con su traductora, muestra dos cuadros. Krzysztof Kosowski, con su traductora, muestra dos cuadros.

Krzysztof Kosowski, con su traductora, muestra dos cuadros. / Andrés Carrasco

Usa tinta china, acuarela, acrílico, óleo e incluso varios de ellos a la vez para recrear viejos cuentos de hadas e historias de mitología pasados por el filtro de su imaginación, de sus sueños, de los que ya tenía antes de que una descarga eléctrica lo dejara sin brazos y lo convirtiera en el artista risueño que es ahora. "Espero que mis cuadros os inspiren", le ha dicho a los participantes en el taller. Y todos se han puesto a pintar sin manos, con la boca, con lo difícil que es eso cuando uno no puede dejar de esbozar una sonrisa.     

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