La Caridad
Campo Chico
La Caridad es el nombre popular del hospital civil, ya desaparecido y, en el mejor de los casos, de su capilla
Los nombres de los barrios forman parte sustancial de la intimidad de los que nacieron o vivieron en ellos
Hay ocasiones en que personas tenidas por serias y competentes, dan la impresión de escribir de encargo; cuando no, simplemente, al dictado. Es de lamentarlo, porque de ese proceder se deriva la ignorancia generalizada y se supedita el saber a los intereses o propósitos del poder establecido. No es nada nuevo, ni siquiera reciente; desgraciadamente son muchas las plumas vendidas o alquiladas, a veces por un plato de lentejas, a los mandatarios. La libertad forma parte de la naturaleza humana, pero su ejercicio está sometido a las miserias de esa misma naturaleza. Dios nos hizo libres, por eso permite el mal. Porque la existencia del mal y de todos los males no sólo es compatible con la libertad sino que no serían viables si esa libertad no existiera.
Me gustaría conocer dónde, cuándo y cómo se le puso el nombre de un hospital que para más inri, ya no existe, a la mayor parte del casco histórico de la ciudad de Algeciras. Siendo como es una decisión política autárquica, se trata de que el imaginativo autarca se explique. Porque no sé yo en qué momento la Corporación ha tomado la decisión de nominar con el pintoresco nombre de Barrio de la Caridad (BdC) a más de la mitad de Algeciras. Para que sepamos de qué hablamos, delimitemos la zona urbana que ha recibido esa denominación para mofa, befa y escarnio de los nativos y de quienes sin serlo se sienten sobrecogidos al suponerse hijos de la caridad, aunque sea a título onomástico. Yo lo sería, sin ir más lejos, pues nací en la calle Real, donde la cuesta remansa su pendiente, casi en la esquina con el callejón Santa María y casi enfrente de la embocadura del Ojo del Muelle, que dejando al callejón del Muro ser su afluente urbano, se adentraba hacia el mar. Un pequeño pantalán habitado en su anclaje por cangrejos y lisas, hacía cuña en la orilla mientras cerca de él un bello chalet servía de estancia a la Tabacalera.
Las dos versiones
Veamos, hay dos versiones, más o menos oficiales, del presuntamente llamado Barrio de la Caridad. Una de ellas, la presentada por el Ayuntamiento a la Unión Europea (UE) como "zona de actuación", a fin de aspirar a la correspondiente subvención (Fondo Europeo de Desarrollo Regional [Feder]), y la otra la publicitada a título de andar por casa. La primera, parte del Secano a la altura de la calle Montereros, baja hasta encontrarse con Muñoz Cobos, sube hasta el cruce de la calle Ancha con Rocha, continúa, a la derecha, por Primo de Rivera para encerrar entre sus límites a la iglesia de Nª Sª de la Palma, enterita, desciende hacia el (ex) Paseo Marítimo por el lado sur de la Plaza Alta, acoge a la Capilla de Nª Sª de Europa y ya baja por donde estuvo la Escalerilla dirigiéndose por la acera oeste de Virgen del Carmen hasta llegar, encerrándolo en sus límites, al Parque Smith. El trazado sigue y, dejando fuera la manzana del Hotel Octavio y la de la estación de Renfe -que se libran de milagro y por causas ajenas a la voluntad de los diseñadores-, vuelve a retomar el eje del Secano, a espaldas del museo, y sube hasta encontrarse con la calle Montereros. La práctica totalidad del casco histórico quedaría pues subsumido en el BdC; la Iglesia de La Palma, la de Europa, la Plaza, el cauce del Río y el Museo entre otras tantas referencias significativas de la superficie urbana estarían, según la definición del proyecto municipal, en el Barrio de la Caridad.
La otra versión, la de andar por casa, la más modesta, la de ofrecer a los medios para que se vayan acostumbrando al nombre y colaboren inocentemente con el dislate, difiere de la anterior en que no contiene en el interior del trazado a la iglesia de la Palma y se detiene en el cauce cubierto del Río, liberando a la Villa Vieja. Es menos espectacular -de ahí que sea la versión doméstica- y puede hacer más digerible el esperpento para los chicos de la prensa y para los ciudadanos poco conocedores de la realidad intrahistórica de Algeciras. Debo confesar y confieso que la ignorancia de algunos administradores de la cosa pública, ni me sorprende ni me apena, pero me entristece mucho que unos pocos de mis admirados plumillas y de mis celebrados intelectuales de la localidad se dejen abducir -¡vaya usted a saber la causa!- por los actores del sinsaber de la letra de la comedia bufa con que pretenden -¡vaya usted a saber por qué!- envolver nuestras mentes. La zonificación urbana de Algeciras es de antiguo diseño y debiera ser conocida por unos y por otros. No es cuestión de pormenorizar aquí nombres tan familiares como Villa Vieja, Villa Nueva, Reconquista, Pescadores, El Saladillo, etc. etc., pero sí de advertir que todo está escrito en los papeles oficiales.
La Capilla de Europa
Estoy seguro de que serían muchos y de que entre ellos escasearía la gente sencilla y abundarían administradores públicos e intelectuales, los que no serían capaces de delimitar un espacio tan conocido en Algeciras como Los Callejones. Bien les valdría a todos saber en dónde nacieron o crecieron importantes personalidades de la vida local: emprendedores, como Bartolomé González Márquez; intelectuales como (su hijo) Alberto González Troyano; médicos, como José Alberto Gonzalo Platero; peluqueros tan populares como Luque; toreros, como los Pota, y hasta un alcalde, Francisco Esteban Bautista. Tal vez ni siquiera habrían oído hablar del paso del Nazareno por la calle Río, del Bar Puerta del Sol o del Quitapenas, de la calle de la Aduana, de la calle López o de la de la Alameda, del Cristo de Navegantes o de la puerta de Tarifa -que estaba más o menos donde el letrero del Coñac Oxigenado- con cuyas piedras andalusíes se construyeron los muros del hospital -este sí- de la Caridad y los de los de su capilla, luego convertida en iglesia de San Antón.
Resulta divertido -casi esperpéntico- imaginarse a un guía turístico enseñando al visitante la capilla de Europa y explicándole que está en el Barrio de la Caridad (¿?). Alrededor de la capilla -les diría-, en el cortijo de una familia gibraltareña, los Varela (no los Gálvez), se empezó a repoblar la ciudad a raíz de la expulsión de los habitantes de Gibraltar. Una flota anglo-holandesa tomó la plaza (1704), en nombre del aspirante a la corona de España, el archiduque Carlos de Austria, durante la Guerra de Sucesión (1701-1713). Algeciras no existía como ciudad desde que, probablemente en 1375, el rey de Granada, Muhammed V, la abandonara, arrasándola previamente para evitar su aprovechamiento por los cristianos. Quizás alguno de esos visitantes preguntara al guía por qué el barrio era llamado "de la Caridad". El pobre guía no sabría salir del apuro. ¿Cómo explicar de dónde venía el nombre si éste sería el de un hospital construido cincuenta años después al otro extremo de la ciudad?
Distritos ocasionales
Un tanto insólito -sorprendente más bien- es suponer que lo del Barrio de la Caridad se justifica por el hecho de que en un determinado momento, apenas percibido por los historiadores locales, la ciudad de Algeciras se dividió a efectos electorales y sólo a estos efectos, en cuatro distritos, San Isidro y Merced, al norte, y Caridad y Pósito al sur. Los nombres se basaban en las señas más aludidas del contenido urbano. San Isidro, al noroeste, era el nombre de una ermita y del poblamiento que alrededor de ella fue creciendo años después del primitivo diseño urbano del casco histórico. Ni siquiera se pensó que la colina de La Matagorda estuviera alguna vez habitada, no hay más que observar los mapas topográficos de la época. Merced era el nombre del convento al que se alude popularmente al referirse a la calle donde estuvo, la hoy rotulada como Alfonso XI, el rey conquistador de la ciudad en 1344. Pósito era el nombre del distrito situado al sureste, tomado del almacén de grano que destacaba justamente donde hoy está el centro de día para pensionistas, en la esquina de Teniente Serra con Prim. Finalmente, Caridad era el distrito -no el barrio- del suroeste, extendiéndose desde la plaza de la iglesia y la calle Tarifa hasta los Callejones y poco más.
El barrio de San Isidro es, en efecto, un barrio porque no forma parte del casco histórico primitivo, sino que sería habitado muchos años después. Los distritos de Pósito y Caridad, juntos, suponen parte de lo que hoy se pretende llamar Barrio de la Caridad ¿por qué no llamarle Barrio del Pósito? La Caridad es la denominación popular del viejo hospital civil, ya desaparecido y, en el mejor de los casos, de la iglesia de San Antón, también llamada en su tiempo, del Carmen. En el frontispicio de esa iglesia, hace poco restaurada, una pequeña placa de mármol dice "la caridad me hizo". Se trata de aludir, como es bien sabido, al proceso de cuestación popular que condujo a la erección del hospital y de la capilla. A ningún currito que haya sentido Algeciras en la leche materna, se le ocurriría ese infundio de convertir gran parte del casco histórico en barrio y de llamarle como si hubiera sido producto de la misericordia y generosidad de unos cuantos magníficos unidos en favor de la pobre gente desamparada. Esperemos que a cuento de una mejora ligada a los fondos Feder, del entramado viario anejo a la calle Convento, no pase a denominarse la mitad norte de Algeciras algo así como Barrio de La Merced. O tal vez que se acabe metiendo la Fuentenueva, la Granja o la carretera vieja de Los Barrios en un nuevo Barrio de San Isidro.
Más que barrios
Al norte y al sur de la zonificación en distritos electorales de Algeciras y con la clara intención de no excluir nada del término municipal, se optó por llamar "Campo del Norte" a todo lo que había más allá del Calvario, parque incluido. "Campo del Sur o Villavieja" era el nombre asignado a todo lo que había al sur del cauce del Río, cuya repoblación se produce a lo largo de las dos primeras décadas del pasado siglo, por ciudadanos británicos en su inmensa mayoría. Aunque hoy está en cuestión si la Villa Vieja es la Nueva y viceversa, esos dos nombres conjuntamente constituyen el caso histórico de Algeciras, por más que barriadas como la Bajadilla, Pescadores, El Saladillo o La Piñera, por citar algunas de las más populosas y próximas al centro están estrechamente implicadas en el desarrollo urbano. Consideración aparte tiene el Barrio de San Isidro por su adhesión al centro sociológico y su extraordinaria popularidad. Desempeña en Algeciras el papel de Triana en Sevilla, convertidos ambos en territorios singulares que ellos mismos se significan como lugares, al margen de la pertenencia a sus correspondientes municipios.
A uno se le ocurre que aquello que no sea fruto de la tradición, de la transmisión oral de una generación a otra, que no arranque de un propósito popular, debiera, para implantarse, ser consultado a los que les afecte. Los nombres de los barrios no se inventan porque esos nombres forman parte sustancial de la intimidad de los que nacieron o vivieron en ellos. Es una flagrante falta de respeto al ciudadano atentar contra su historia personal. Como lo es ensayar justificaciones inducidas que insultan a la inteligencia y recuerdan aquello que dicen los muchachos cuando alguien les cuenta una milonga: eso no te lo crees ni tú, querido amigo.
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