Miradores antiguos de Algeciras (y IV)

OBSERVATORIO DE LA TROCHA

Los miradores de hierro de estilo funcional se pusieron muy de moda en aquellos años sesenta del siglo XX en las nuevas construcciones y sustituyeron a los antiguos de gran valor artístico

El pasado arquitectónico de la ciudad, destruido con el pasado del tiempo

Miradores antiguos de Algeciras (III)

Miradores antiguos de Algeciras (II)

Miradores antiguos de Algeciras (I)

Casa nº 36 de la calle Cayetano del Toro.
Casa nº 36 de la calle Cayetano del Toro.
Juan Carlos Martín Matilla

15 de diciembre 2023 - 02:00

El edificio nº 6 de la calle Pescadería, demolido en 1991, contaba en su esquina con la avenida de la Marina con dos amplios miradores superpuestos en sus dos plantas altas. En ellos se combinaban la madera de su armazón; el hierro fundido de la rejería de sus antepechos, con haces de volutas; y los frisos de la parte superior de cada mirador, decorados con azulejos vidriados con dibujos azules sobre fondo blanco. Reflejaban el estilo regionalista de 1925. Estos dos miradores poseían gran altura, pues ocupaban todo el alto de las dos plantas. El mirador superior se apoyaba directamente en el inferior, cuyo voladizo carecía de elementos sustentantes.

En la casa nº 1 de la calle Monet, en su esquina con la calle Huerta Ángel, se puede admirar un magnífico mirador con una forma muy singular. Su estructura consiste en un poliedro de nueve caras inscrito en dos planos circulares, uno inferior y otro superior, lo que le confiere un volumen cilíndrico. En la parte alta de sus cristaleras muestra una labor de palillería con vidrios de colores y un perfil semicurvo en seis de sus lados. En la base del armazón de madera discurre un zócalo revestido de azulejos vidriados policromados; su voladizo no dispone de elementos sustentantes. Corona este mirador un tejadillo circular de amplio vuelo sobre canecillos, cubierto con tejas vidriadas de color verde. Carece de antepechos . Es un mirador que se añadió al edifico, que data de 1887, a comienzos de los años treinta del siglo pasado, segundo el estilo regionalista.

La casa nº 30 de la calle Eladio Infante contaba con un cierro de madera con vuelo sobre el antepecho con rejas de hierro fundido con volutas; estaba cubierto por un amplio tejadillo de tejas vidriadas de color verde, inspirado en la tradición hispanoárabe. Su voladizo carecía de ménsulas. Este mirador fue eliminado en los años sesenta y sustituido por otro de hierro de estilo totalmente funcional sin ningún vuelo; carente de todo valor artístico. En 2007 la vivienda fue demolida.

Estos miradores de hierro de estilo funcional se pusieron muy de moda en aquellos años sesenta del siglo XX en las nuevas construcciones o, por desgracia, sustituyeron a los antiguos de gran valor artístico. Los magníficos miradores de hierro de estilo modernista de la finca nº 5 de la calle Alfonso XI fueron arrancados y sustituidos por unas feísimas estructuras de hierro de estilo funcional, sin ningún valor artístico. De estos cierros de hierro fundido de estilo funcional podemos ver uno en una casa en la esquina entre la calle San Juan y el callejón Anghera, de los años 60 del siglo XX.

Como nota curiosa, he de comentar que la casa nº 18 de la calle Emilio Castelar poseía en su fachada un cierro de madera y vidrios, semejante al de la casa anteriormente citada, también cubierto con un tejadillo de tejas vidriadas de color verde. A principios de los años setenta, se eliminó esta estructura de madera y cristales, pero se conservó el tejadillo, dando lugar a un balcón cubierto con un guardapolvo, apoyado sobre dos cartelas de hierro. Su antepecho es de rejería, adornado con haces de volutas en su centro y esquinas. El borde de su voladizo está decorado con una sucesión de azulejos vidriados, alternado los colores verde y blanco.

Recuerdo, no tengo constancia fotográfica, que en el edificio nº 7 de la calle General Castaños, actualmente en un degradado estado de abandono, sobresalía en la parte central de su planta alta un mirador de madera y cristaleras, cuyo pretil era de rejas; su voladizo se sostenía sobre dos mensulones de perfil curvo con relieves en forma de volutas o roleos en sus caras laterales. Fue eliminado en los años setenta y ahora se muestra el hueco vacío, cuyo vano se cierra por la parte inferior con una reja del antiguo pretil. Muestra una imagen lamentable.

En una foto antigua de esta calle se aprecia este edificio en su estado primitivo; mostraba un precioso balcón, de estilo modernista, cuyo pretil estaba constituido por dos plintos en sus extremos y una balaustrada en su centro y lados. Sobre estos dos plintos se levantaban senda columnas con capiteles jónico muy esquematizados, sobre las cuales sobresalía un tejadillo de amplio vuelo, sostenido por varios canecillos. El voladizo se apoyaba sobre los anteriormente citados mensulones. Se demolió y en su lugar se instaló el mencionado cierro de madera.

El edificio de la avenida Blas Infante nº 16 poseía un mirador de madera en el centro de la planta alta, que fue sustituido por otro de hierro de estilo funcional en los años setenta; y el nº 17 de la calle Tarifa contaba con dos miradores de madera sobre sus balcones corridos en las dos plantas altas, en la fachada que mira hacia la calle Cayetano del Toro. Fueron eliminados en los años setenta y quedan los feos huecos.

En los años ochenta y noventa del siglo pasado se construyeron cierros que imitaban a los tradicionales de madera, como, por ejemplo, en el bonito y elegante edificio que se encuentra en la plaza Juan de Lima, esquina con la calle Tarifa o en el nº 8-B de la plazuela de San Isidro, entre otros varios.

Miradores de mampostería y armazones de madera

En primer lugar, comenzaré por el mirador de la casa nº 36 de la calle Cayetano del Toro. Hay que decir que actualmente se halla bastante deteriorada. Este cierro no es el original que se demolió en los años sesenta; sino una reconstrucción realizada en la década siguiente, imitando fielmente al desaparecido. Se enmarca dentro del estilo modernista de principios del siglo XX. Se sitúa en la esquina del edificio y tiene forma poligonal, con cinco caras. Consiste en unos armazones de madera con vidrios, encajados entre unas pilastras de mampostería, las cuales sostienen un entablamento muy prominente, con arquitrabe convexo sobre el que se extiende el friso muy moldurado. Está coronado por una cornisa volada de varias fajas sobre la que se levanta una balaustrada con balaustres de mampostería de perfil curvo. Sus antepechos son de hierro fundido con dibujos geométricos en donde prevalecen las líneas curvas. La superficie inferior de su voladizo está decorada con una gran moldura en forma de concha convexa.

En el edificio nº 3 de la calle Joaquín Costa, demolido en 1997, sobresalía un original cierro formado por una estructura de mampostería en la que se insertaba el armazón de madera con vidrios. Su voladizo carecía de ménsulas. Este cierro tenía forma ortoédrica y su tejadillo se sustentaba sobre pilastras de mampostería con molduras. Este tejadillo lucía una cornisa de varias fajas y se coronaba con una artística crestería del mismo material. Su antepecho era de hierro, con volutas en la parte inferior.

El edificio nº 1 de la calle Villanueva, esquina con la de Emilio Burgos, poseía dos elegantes mirados esquinados superpuestos. Tenían en sus antepechos unas balaustradas con balaustres de forma prismáticas, sobre los cuales se apoyaban los armazones de madera con unas cristaleras con varios vidrios de color verde; el voladizo del cierro inferior carecía de elementos sustentantes y el tejadillo del superior estaba coronado por una balaustrada semejante a la de los antepechos, adornada con tres florones. Debido a un fuerte temporal de viento en el año 2008, estos cierros de gran belleza sufrieron grandes desperfectos y fueron eliminados; actualmente se ven sus huecos. Por desgracia, el edificio se halla abandonado a la espera de que se caiga.

La casa nº 41 de la calle Montereros, demolida en 1996, mostraba un mirador con un armazón de madera con cristaleras, apoyado sobre un antepecho de mampostería, cuyos bordes inferior y superior se hallaban decorados por unas cenefas de ladrillo visto. Este antepecho estaba adornado por una gruesa moldura en forma de panel en toda su longitud y el tejadillo que cubría este cierro, sostenido por nueve canecillos, estaba cubierto por tejas vidriadas. Su voladizo no tenía ménsulas.

En Villa Patricia se encuentra muy deteriorado, en el lado izquierdo de su fachada, un mirador de planta semihexagonal, muy al gusto de la arquitectura británica, con un armazón de madera sobre un antepecho de mampostería, adornado con algunas molduras en sus esquinas y borde superior, el cual estuvo cubierto por un tejadillo en forma de media pirámide con tejas, arruinado totalmente hoy día. Este mirador se le añadió posteriormente a la construcción original, pues antes solo había una balconada.

Recuerdo que un magnífico edificio de estilo modernista se levantaba entre las calles Regino Martínez y Rocha (en cuya planta baja estuvo la peña de Miguelín). En los extremos de su planta alta destacaban unos grandes miradores con pilastrillas de mampostería, cristaleras y antepechos de hierro fundido. Sus tejadillos estaban coronados por grandes cornisas de varias fajas de sección escalonada. Fue demolido a mediados de los años setenta del siglo XX.

Para cerrar este reportaje sobre los antiguos miradores de nuestra ciudad, he de comentar el de la casa que se levantaba entre las calles Cánovas del Castillo y Bilbao, en cuya planta baja abría sus puertas la panadería Ríos. Fue demolida en 1995. Consistía en una estructura de mampostería, cuyo antepecho era macizo, pero decorado con tres paneles en relieve, rectangular el central, y cuadrados los laterales. Su voladizo se asentaba sobre una gruesa repisa de perfil convexo. En la parte superior del antepecho discurría una fina cornisa que servía de apoyo a cuatro columnas de estilo salomónico, sobre las que se hallaba el arquitrabe del tejadillo decorado con molduritas en forma estrellada en la parte superior de esta columna.

En este reportaje podemos apreciar todo lo que en nuestra ciudad se ha destruido y lo poco que aún permanece. Algeciras no tiene ningún respeto a su pasado arquitectónico, el cual no se valora en absoluto; por lo tanto, se destruye de forma sistemática.

Juan Carlos Martín Matilla. Licenciado en Filología, vocal de Patrimonio de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la Sección 2ª Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura del Instituto de Estudios Campogibraltareños.

De interés para los lectores

Toda aquella persona que necesite ampliar conocimientos sobre temas expuestos en OBSERVATORIO DE LA TROCHA o que esté interesada en el estudio, defensa o divulgación del patrimonio natural y cultural puede contactar con La Trocha a través de las direcciones abajo expuestas. Por otra parte, los lectores pueden aportar ideas, noticias o datos, que serán siempre bien recibidos, en especial aquellos sobre tradiciones y temas populares cuya conservación este en peligro y no podemos olvidar que muchos ladrillos forman una gran casa.

En Facebook: ASOCIACION LA TROCHA y CULTURA y PATRIMONIO Blog: trochaalgeciras20002.blogspot.com Correo: trochaalgeciras2000@gmail.com

stats