Muere Juan Garzón, el librero y cofrade enamorado de Algeciras que quiso ser torero

Impulsor de la primera Feria del Libro, fue durante 18 años hermano mayor del Medinaceli y durante ocho, presidente de la Junta Local de Hermandades y Cofradías

Juan Garzón Vega.
Juan Garzón Vega. / E.S.

Algeciras está luto este domingo por el fallecimiento de una de las figuras más señeras de su sociedad desde la segunda mitad del siglo pasado, Juan Garzón Vega, el cofrade que quiso ser torero y engrandeció el mundo cultural de la ciudad desde su labor como librero.

Garzón fue un sevillano de Carmona que recaló en Algeciras en 1940 y que desde un primer momento vivió o la Semana Santa con pasión de la mano del Medinaceli, del que fue hermano mayor durante 18 años.

También fue fue muy importante en la reorganización de la Corporación Nazarena, entre los años 1980-1981, según ha resaltado esta cofradía en un comunicado de pésame.

Además fue presidente de la Junta Local de Hermandades y Cofradías y pregonero de la Semana Santa en 1996.

"Estudié en los Salesianos, cuando el colegio estaba en lo que es la parroquia del Carmen; después en el único instituto que había entonces, ahora llamado El Kursaal", contaba Juan Garzón Vega en una entrevista con Prieto-Poza en Europa Sur en la que desvelaba el verdadero motivo de su vinculación a Algeciras: aquí conoció a su mujer, Pepita Sierra.

"Debuté como novillero sin caballos a los 16 años, en San Roque. Luis Marquijano y Manolo Bernal completaban la terna. Un año después toreé en la Maestranza de Sevilla. Allí vi que el toro no era lo mío; tenía arte pero andaba cortito de valor", admitía.

Fue vendedor de maquinas de escribir, en Hispano Olivetti; administrativo, en Abengoa; contable en las casas distribuidoras de películas Universal Films y Cire, hasta recalar en la profesión de la que haría vida: industrial de librería.

"Me estrené como librero en 1963. Llevaba tres años casado y vivíamos en Sevilla, pero como mi mujer es algecireña, hija única, y yo soy un enamorado de Algeciras, cada dos por tres estábamos aquí. En una de esas, me enteré que Antonio Gómez vendía su librería, Ango, y como el libro es otra de mis pasiones, la compré. Así empezó mi vinculación con él libro, primero en calle Ancha 29 para después, por ruinas del inmueble, trasladarme al número 12 de la misma", exponía.

Entregado de lleno a su trabajo creo en el 70 la primera Feria Oficial del Libro junto con Esteban Bravo, delegado de Información y Turismo, y Alberto González, concejal del ayuntamiento. "La montamos en el callejón de Rocha con los cuatro libreros locales que había entonces; Nogue, Belmonte, Becquer y yo. Los puestos eran unos tenderetes de quita y pon sin cubrir; luego vendrían las casetas de uralita y por último, las modernas actuales", explicaba.

Inquieto siempre, amplió su actividad laboral haciéndose agente de la propiedad inmobiliaria, faceta que alternó con la de librero hasta 1993. "Lo dejé por falta de tiempo al tener que preparar el nuevo establecimiento, cuando el traslado a Ancha 12. Lo de agente inmobiliario, aunque me gustaba, era sólo una ayuda que me venía bien; pero lo mío fue siempre la librería", comentaba.

En los nuevos locales, Juan, redujo las ventas a prensa, artículos de regalo y tabaco, abandonando la de libros. "Las reducidas dimensiones del inmueble, fueron la causa. Además los libros dejan poco beneficio. Si los mantuve fue porque soy un apasionado de ellos; pero eran la papelería, los artículos para regalo y el estanco los que sostenían el negocio", consideraba.

Su entrega laboral al libro la extendió a la cultural, allá por los 80, colaborando en Radio Algeciras, con el espacio, "¿Qué leemos esta semana", en él que comentaba los best sellers y obras destacadas del momento. "Me leía de cuatro a cinco textos semanales, para poder informar con propiedad y conocimiento. Era un trabajo serio, complejo, sin remuneración alguna, pero lo hacía con agrado porque me gustaba mucho", indicaba.

Siguió en la brecha hasta el 2001, que, al cumplir los 67, pone fin a su andadura, no sin antes asegurarse la continuidad. "Llevaba 41 años en la profesión, estaba cansado, y me dije: ¡ya está bien! Así que cedí el testigo a mi hijo José Manuel; él es quien lleva hoy el negocio aunque, de vez en cuando, me acerco para ayudarle", relataba.

¿Usted qué se siente más sevillano o algecireño?. "Mire. Mi pueblo es Carmona, mi patria chica Sevilla pero, sin renegar de ambas, quisiera haber nacido en Algeciras. Me siento de aquí, más que el barrio de San Isidro", explicaba Juan Garzón.

"Con 15 años ya era cofrade de la Hermandad de San Gonzalo de Triana, en el barrio León", apunta. En Algeciras lo fue del Cristo de Medinaceli, del que sería hermano mayor durante 18 años, en los períodos entre 1975/85 y 1989/97, y también del Nazareno, en cuyo relanzamiento colaboró con Manolo Martín, en el 81; apoyo que prestó siendo presidente de la Junta Local de Hermandades y Cofradías, cargo que ostentó del 79 al 87, reorganizándola junto con el desaparecido padre Cruceyra.

Juan Garzón, ante la primera túnica del Cristo del Medinaceli.
Juan Garzón, ante la primera túnica del Cristo del Medinaceli. / E.S.

El fútbol es otra de sus aficiones; jugador en el instituto, con el Ciclón CF, y Flor y Nata; siempre fue aficionado del Sevilla.

Fue presidente de las asociaciones de padres de alumnos en los colegios Salesiano y Huerta de la Cruz, presidencias que abandonó al acabar sus hijos los estudios en dichos centros. Para que nada faltase en su currículum, se introdujo también en el mundillo de la Feria. Fundó la caseta de La Carreta, haciéndola una de las más castizas y populares del real. Todo lo expuesto sin dejar de atender su librería.

Con Pepita tuvo cuatro hijos Juan Francisco, José Manuel, Maribel y Maritere, que le dieron varios nietos.

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