El debutante Partido Andalusí, “de inspiración islámica”, aspira a lograr concejales en Algeciras
Elecciones municipales 2023
El candidato a la Alcaldía, Driss Mohamed, sugiere coaliciones inminentes con partidos similares de Francia, Bélgica y Países Bajos
“Los pronósticos nos dan entre uno y tres concejales, no tenemos prisa por llegar a la Alcaldía”. Así se expresa el candidato del Partido Andalusí, Driss Mohamed, un algecireño de origen ceutí que se ha hecho popular en su barrio de Algeciras, El Saladillo, por defender causas populares.
Desde hace años, Mohamed viene trabajando por el derecho a la vivienda de las personas sin hogar, por más zonas verdes, por mejorar el tren, el cuidado del medioambiente en la comarca y el empleo juvenil. Al frente de la Asociación Intercultural El Saladillo compaginó su activismo social con su taller de motocicletas. Hoy trabaja para Save the Children.
No es nuevo en la política: ya se presentó a la Alcaldía algecireña con el Partido Renacimiento y Unión de Europa (Prune), un partido de inspiración islámica que en las municipales de 2019 obtuvo solo 115 votos, una cifra muy alejada de los aproximadamente 2.200 que se necesitan para obtener un sillón en el Salón de Plenos del Ayuntamiento algecireño.
“Creemos que lo nuestro es un trabajo de fondo”, apunta Driss mientras observa complacido cómo algunos musulmanes piden ya el voto en en redes sociales para su nueva formación. “Además, en diciembre hay de nuevo elecciones y también nos presentaremos: queremos poner fin a la hegemonía del PP-PSOE”.
Los candidatos andalusíes declaran que su proyecto está abierto a la participación de todos los ciudadanos sin distinción de credo, raza o sexo. Sus estatutos contemplan la recuperación de la soberanía nacional de la "nación andalusí" a ambos lados del Estrecho y se definen como una formación inspirada en el humanismo islámico, un concepto aún desconocido para la inmensa mayoría de los convocados a las urnas.
“Tenemos gente en todas las barriadas marginadas por el Ayuntamiento, la gente ya no se cree las mentiras que va contando el señor Landaluce. Somos el Partido Andalusí y vamos a conquistar los ayuntamientos, sin prisa, pero sin pausa”, vaticina.
En el programa electoral andalusí constan proyectos tan variopintos como salvar la playa del Chinarral (cada verano más frecuentada por lo que ya se conoce como “musulmanes culturales”), devolver a su enclave original la estatua de Almanzor, crear un albergue digno para los sinhogar, promover bolsas de trabajo en las barriadas para los vecinos o implantar más parques caninos.
Hablan también de trasladar el actual mercadillo al Saladillo. Pero Driss no se queda solo en eso: sueña con reformar el viejo Patio del Coral y transformarlo en un espacio para talleres de artesanía. Entre sus objetivos también está el de construir “algún día” un gran centro cultural islámico, con mezquita, hotel para transeúntes, centro comercial de productos halal y grandes áreas de descanso. Por soñar que no quede.
La abstención, el gran reto
Driss y los suyos tendrán que enfrentarse a muchos obstáculos: el primero y más importante es el de la ya tradicional abstención de los musulmanes algecireños con derecho a voto. Los marroquíes nacionalizados españoles son proporcionalmente pocos (no llegan a un tercio del total de los que viven en Algeciras) y han demostrado en pasados comicios una gran desafección por la política: el fracaso de Prune en 2019 o, más atrás en el tiempo, el del también partido islamizante Liberación Andaluza son prueba de ello.
Conscientes de esa desafección, las formaciones políticas tradicionales apenas han contemplado la opción de incorporar en sus listas a candidatos musulmanes. Pero hay más: recientes encuestas indican que los musulmanes que viven en España, en general, no son afines al islamismo.
El grueso de los votantes algecireños de origen familiar marroquí son jóvenes ya nacidos en España: estos se declaran “musulmanes aunque poco o nada religiosos”. Pasan desapercibidos en el paisaje urbano porque están plenamente integrados en la población netamente local y no visten o usan ningún atuendo que los diferencie. Concentrados en su formación o en su trabajo decidirán el próximo 28 de mayo si son o no partidarios de que los valores islámicos impregnen la actividad política.
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