Pepe Barroso: “Me va a dar mucho coraje irme de este mundo sin enterarme qué es esto”

Arte

El pintor y docente de 68 años vive "un momento dulce" como creativo: "Sé lo que quiero y sé cómo debo hacerlo"

"La pandemia fue un golpe total. La gente ha cambiado de mentalidad, se ha vuelto hedonista"

Pepe Barroso, en su estudio durante la entrevista concedida a 'Europa Sur'.
Pepe Barroso, en su estudio durante la entrevista concedida a 'Europa Sur'. / Erasmo Fenoy
Fernando Silva

02 de marzo 2024 - 02:00

Vuelve de Ceuta, donde ha mostrado una selección de su obra. Prepara una exposición individual en Marbella que inaugurará el 8 de marzo y luego otra, en Córdoba. El pintor, que quiso ser actor, Pepe Barroso nació en San Roque, en 1955, y es de Algeciras -lo que es compatible-, ciudad a la que regresó para impartir enseñanza artística en el Instituto Isla Verde. Licenciado en Bellas Artes, catedrático, tiene una obra extensa y variada. Es "creador de largo aliento" y lo define el tono ocre, como lo califica su paisano Juan José Téllez. Muestras de su obra también se pueden ver en la calle, unas bien conservadas como las de la plaza de toros Las Palomas, y otras desaparecidas o tapadas, como los azulejos en el paseo del centro cívico de La Reconquista. Disfruta enseñando a mayores a ver arte contemporáneo.

-Cierra una exposición en Ceuta que ha titulado Retrospectiva.

-Ha sido interesante porque, de hecho, el nombre de Retrospectiva, que luego se ha tomado como un titulo, en realidad no quería que fuera un título. ¿Qué es lo que ocurre? Cuando se ponen en contacto conmigo desde Ceuta y veo el museo me quedé impresionado. El museo de arte contemporáneo de Ceuta, en las Murallas Reales, es digno de conocer. El continente es espectacular. La estética, todo lo que es la arquitectura interior del museo, muy moderna. Entonces se me ocurrió hacer una retrospectiva, tirando también de obras ya de algunos clientes míos.

Pepe Barroso.

-Su obra es amplia.

-Mi trayectoria se entiende muy bien porque está hecha por series. He trabajado con un tema y cuando ya lo agoto o me aburro de él, el propio tema me sugiere otro. Así estoy desde el año 2000, cuando empecé con La mirada en el tiempo, luego llegó El tiempo detenido. Empecé a hablar con el Renacimiento italiano, que después me llevó a esa curiosidad que es el leitmotiv de toda mi obra, que es saber qué hacemos aquí, en este mundo. Son las preguntas filosóficas qué somos, qué hacemos aquí, por dónde vamos. Imagino que se las hace mucha gente, pero yo me las he cuestionado y me va a dar mucho coraje irme de este mundo sin enterarme. ¿De qué manera puede uno irse enterando qué es esto?

-¿Esa suma de preguntas que se ha hecho en su vida, cómo ha evolucionado en usted?

-La experiencia va generando una madurez que la plasmas de alguna manera en tu obra. Cuando tú te sientes artista, a diferencia de sentirte pintor, cuando tienes más pretensiones y buscas, hablas del Arte en mayúsculas. Eso es un proceso complicado.

-El mundo del arte ha cambiado.

-La pandemia fue un golpe total. La gente ha cambiado de mentalidad, se ha vuelto hedonista; lo único que le interesa es lo material, el placer hoy, mañana ya veremos. Esta gente de hoy no se dedica a comprar cuadros, no tiene educación artística, no le interesa el coleccionismo. Y hay otro problema añadido. Estos posibles compradores que había antes, que tenían un buen trabajo y compraban arte, ya no existen. Hay trabajos, con carreras hechas estupendas, que están remunerados con menos dinero que una pensión.

La educación en arte, hoy en día, tiene muchísimas carencias"

-No olvida la docencia.

-Estoy viendo que la educación en arte, hoy en día, tiene muchísimas carencias. Tengo la suerte de estar jubilado pero sigo impartiendo clases de Arte en el Aula Mayores de la Universidad de Cádiz y les hablo de arte contemporáneo. La gente se queda con los ojos de búho, escuchando lo último que se hace. Luego, es muy interesante cuando se conoce lo que estás viendo. Les hablo de Weiwei, artista chino, famoso entre otras cosas por una instalación de pipas de girasol hechas de porcelana. "Barroso, ¿pero esto es arte?", me dicen. Le explicas la historia de China, de Mao, que se salvaron de la hambruna comiendo pipas de girasol y que de ahí viene la historia… La gente se queda flipada. Así hay muchísimas cosas, eso sí es arte de vanguardia.

-¿Pepe Barroso pintor en qué momento está?

-Creo que me encuentro en un momento dulce, en el sentido que sé lo que quiero y, más o menos, sé como debo hacerlo. El más o menos es porque, ten en cuenta una cosa, trabajo mucho con la improvisación. Mira mi obra Éxodo, por ejemplo. En un paisaje hay hielo, hay agua, y se ven unas figuras que van separadas, buscando algo, hacia otro mundo. Todo lo blanco que se ve son texturas, y están hechas con pasta de papel. Voy arrastrando, con palos y con cosas, con la escoba, y al final, cuando va saliendo algo voy intuyendo cosas, una me sugiere una piedra, un trozo de hielo… Sé que quería hacer algo como esto pero no sé cómo tengo que hacerla. Al final se convierte en un juego en el que van surgiendo cosas y tú las disfrutas.

-Pertenece a una generación muy rica de artistas plásticos entre los que se cuentan Chema Cobo, Guillermo Pérez Villalta, Juan Gómez Macías...

-Eran los años ochenta del siglo pasado, cuando se instala la galería de Magda Bellotti en la calle Ancha. Estaba la galería de Pepa Gómez también y había una galería de Rafael García Valdivia, en San Isidro. Empezaron a gestarse cosas. Fue un momento de esplendor.

"Antes había galerías que no les interesaba trabajar con un artista que fuera autosuficiente"

-Y ejerce como defensor de la compatibilidad de la docencia con el trabajo artístico.

-He tenido también que pagar mi royalty porque, claro, antes había galerías que no les interesaba trabajar con un artista que fuera autosuficiente. Además, era como que no eras un artista. Eso es una tontería. Le he dedicado más tiempo a pintar que a la enseñanza. Y pasa una cosa, que he entendido la enseñanza como una beca que he tenido para poder pintar. Es lo que me ha dado la tranquilidad.

-¿Al arte se le respeta en la comarca?

-Lo que veo es que los políticos que se dediquen a temas culturales tienen que asesorarse de gente entendida. Es la única manera para que hagan bien su trabajo. Como quieran ir de supermanes y quieran saber de todo, al final sale una catetada. Y esas catetadas nos las comemos año tras años y las vemos en las rotondas o en muchos emplazamientos públicos. El Coloso de Jerez, que lo ves junto a la estación de tren, es una maravilla. Ahora, si ves una rotonda con cuatro arbolitos secos pintados de colores, pues no. Es lo mismo que el tema de los carteles de Feria y otras fiestas y eventos, que no se les da importancia. Eso es imagen y hay que cuidarla.

-¿Cuál es su estado de ánimo actual?

-He cumplido 68 años y la edad se nota en la pérdida de cierta energía, pero, por otro lado, la edad te produce un estado placentero, una tranquilidad. Estoy en un estado dulce porque me faltan horas en el día. No sé lo que es aburrirse. Después hay una cosa que es muy importante para la salud, tener en la cabeza proyectos. Ya las cosas casi te vienen solas.

stats