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Plazas de Algeciras (y IV)

Observatorio de La Trocha | Nuestros espacios urbanos

Algeciras perdió su única oportunidad de contar con una gran plaza mayor, presidida con un gran edifico consistorial en el que hubiera sido el ensanche de su centro urbano

Plaza Marqués de Verboom.

Vocal de Patrimonio en la asociación cultural La Trocha y miembro de la 2ª Sección del IECG/La otra plaza, que se comunica con la denominada Plaza mayor por medio de dos puertas, la referida del Marqués de Verboom, gran benefactor de nuestra ciudad y padre de su renacer en el primer cuarto del siglo XVIII, sí ha mantenido su uso público y cuenta con varios bares y restaurantes. Se comunica con la prolongación de la avenida de Blas Infante, con la del Capitán Ontañón y con la calle José Luis Tobalina.

En su lado este, abierto a la Bahía, se levanta un monumento de tipología abstracta, consistente en una plancha de hierro semicurva perforada con dibujos ondulantes, que viene a simbolizar la textura de un alga, cuyo autor es Juanjo Novella. Estas plazas datan de comienzos del presente siglo. Algeciras, desgraciadamente, perdió su única oportunidad de contar con una gran plaza mayor, presidida con un gran edifico consistorial en el que hubiera sido el ensanche de su centro urbano.

Otra plaza que surge en la expansión del centro urbano es la plaza de la Inmaculada, situada entre las calles Salvador Allende e Inmaculada, con acceso al tramo que queda de la avenida de la Virgen de Europa, junto al IES Kursaal. Su nombre proviene de que antes de construirse la urbanización que hay allí, se encontraba el colegio de las religiosas misioneras concepcionistas.

Tiene forma cuadrangular y se halla construida sobre unos locales subterráneos, que en los años noventa albergaron varios pubs. Esto hace que se halle a una cota bastante alta con respecto a las calles circundantes y, por lo tanto, cuente con numerosos escalones para su acceso.

Poseía varios parterres con diversas plantas y arbustos que recientemente han sido eliminados. En su centro destaca una fuente de tres platos, con caballitos, similar a las que hubo en la plaza Neda y en el parque María Cristina, ya desaparecidas. Antiguamente en su lugar existía una explanada de tierra sin urbanizar en cuyo centro se erguía una alta cruz sobre un pedestal, como homenaje a todos los caídos durante la contienda civil que asoló nuestro país en los años treinta. Esta plaza data de los años ochenta del pasado siglo XX.

La última plaza del ensanche frustrado de Algeciras es la de la Constitución, la cual se encuentra al final de la avenida de la Fuerzas Armadas y da comienzo a la barriada de La Reconquista, construida en 1970, lo cual supone el límite del que pudiera haber sido el ensanche del centro urbano y que quedó frustrado por la pésima planificación urbanística de esta ciudad con alma de aldea.

Plaza de la Constitución.

En ella confluyen las calles Maestre Santiago, Fray Bartolomé y Príncipes de España; la calle Sierra Guadarrama se halla a pocos metros y desemboca en el lugar donde la avenida de las Fuerzas Armadas se estrecha. Se comunica, a través de un pasaje que termina en una escalinata en la que se erigió un mural alusivo a los pescadores, obra del artista sanroqueño Barroso, hoy muy deteriorado y oculto tras unas planchas de madera, con el cruce de la avenida Virgen del Carmen y las calle Capitán Ontañón y Sierra de Guadarrama.

Originariamente solo era una simple explanada bajo la cual discurre el río de la Miel, desviado, canalizado y soterrado desde Pajarete y que desemboca en la desaparecida playa de los Ladrillos. En su isleta central ajardinada se levanta el monumento en homenaje a Andalucía, obra de Luis de Arata, donado por Acerinox.

Fue a principios de los años ochenta cuando tomó forma de plaza, al edificarse la parroquia de San Antonio de Padua en 1983, delante de cuyo atrio se construyó un paseo con parterres ajardinados, de acceso restringido, puesto que está rodeado de una valla con puertas que se cierran a determinadas horas. Además de la mencionada iglesia, en esta plaza también se encuentran el palacio de Justicia, un casino de juegos y una discoteca en edificio antes ocupado por las dos salas de cine Magallanes.

Dejando aparte el centro urbano y su frustrado ensanche hacia el norte, es preciso comentar otras plazas. En primer lugar, hay que citar la plaza de España, situada en la barriada de La Bajadilla. Es, en realidad, un cruce de caminos de pequeñas dimensiones, en donde confluyen la avenida de la Cañada (me niego rotundamente a usar el vulgarismo “cañá”) y las calles Gerona, Santa María Micaela, Cid Campeador, Vicente de Paúl, antes Clemente VI, y San Francisco.

Plaza de España.

Su nombre es muy antiguo, pues antes de la repoblación de Algeciras a principios del siglo XVIIII ya existían allí, junto al río de la Miel, unas importantes huertas, cuyo nombre corresponde al apellido de su antiguo propietario, que casualmente coincide con el de nuestra nación. En esta plaza destaca la iglesia de Santa María Micaela, con su esbelta torre. Antes, al comienzo de la calle Cid Campeador estaba el cine de verano España, local actualmente ocupado por un supermercado. En el centro de esta plaza, en los años noventa, se instaló una fuente circular de cuyo centro brotaba un surtidor rodeado de una especie de trípode.

En la Villa Vieja existen dos plazas destacables: la del Copo y la de la Villa Vieja. La primera se encuentra entre las calles Carteya, Conde Niebla y Gesto por la Paz. Está ajardinada y en su centro se levanta el monumento al pescador, denominado El Copo, cuyo autor es Juan Moral. En los años sesenta en este lugar se construyó un paseo con jardines en el talud que descendía desde la carretera a Cádiz; sería ya en los años setenta cuando se remodela totalmente y se diseña una nueva plaza, con jardines y con una esbelta cruz de moderna factura, en memoria de los caídos en la Guerra Civil.

Plaza del Copo.

Ya a principios de la década siguiente, vuelve a sufrir otra nueva reforma. En esta ocasión, se eleva su altura, pues por debajo, se trazó el túnel de la línea férrea que une el muelle de la Isla Verde con la estación de ferrocarril, y que continúa por el subsuelo de la calle Carteya. Por desgracia se demolió el centenario y magnífico puente del Matadero, que databa de 1883.

La otra plaza, la de la Villa Vieja, se construyó en un solar que quedó abandonado tras derribarse unas viviendas entre las calles Cuatro Vientos, Eladio Infante y Rayos X. Es de forma triangular y está ajardinada. Está situada en el límite oeste de la ciudad medieval, a pocos metros de los restos de sus murallas, situados en el paseo de la Conferencia.

Plaza de la Villa Vieja.

Para finalizar este reportaje sobre las plazas de nuestra ciudad, nombraré algunas de las existentes en barriadas: La plaza Rafael Montoya, al comienzo de la barriada de la Cuesta del Rayo, surge al demolerse el vetusto estadio de fútbol El Mirador y la pequeña barriada San Pedro, conocida popularmente como “del arroz”, debido a que la mayoría de sus vecinos procedían de la provincia de Alicante, llegados a nuestra ciudad en los años en que era uno de los más importantes puertos pesqueros.

Plaza Rafael Montoya.

Esta plaza tiene forma rectangular, está situada a una cota más alta que las calles circundantes, Millán Picazo y Jacinto Benavente, y carece de zonas ajardinadas. Entre ella y el edificio de El Corte Inglés discurre un pasaje donde antes estaba la calle Manuel de Falla. En ella se levantan tres bloques altos de pisos, que la separan de la calle Jacinto Benavente.

En la barriada de San José Artesano destaca la plaza de la Santísima Trinidad, de forma rectangular y adornada en tres lados de su perímetro por pérgolas; la avenida de Holanda la delimita por uno de sus lados y en el opuesto se encuentra la iglesia de la Santísima Trinidad. Junto a ella, un corto callejón la comunica con el parquecillo del lado este de la barriada, paralelo a la autovía a El Rinconcillo. Poseía una pequeña fuente, que, como es normal en esta ciudad, se eliminó y se convirtió en un parterre.

Plaza de la Santísima Trinidad.

Ya en la barriada de El Rinconcillo, es preciso citar la plaza Virgen del Mar, también rectangular, y limitada por su lado oeste por la calle Cabo Tortosa, y por el lado de levante, por la playa. En uno de sus lados se levanta una columna de fuste salomónico sobre el que descansa la pequeña imagen de Nuestra Señora de la Palma.

Plaza Virgen del Mar.

En la barriada de Las Colinas se encuentran las plazas del Querer, de forma irregular, con un pequeño monumento a San José, y en uno de cuyos ángulos se halla la iglesia homónima. La otra plaza es la de Agua Clara, con su centro ajardinado. Por último y para finalizar, hay que comentar que en la parte alta de la barriada de San Bernabé se abren dos plazas de forma elipsoidal, Pangea y Picasso, con algunos jardincillos.

Plaza del Querer.

Según el callejero oficial, nuestra ciudad cuenta con más de una cincuentena de plazas, aunque muchas de ellas no son tales propiamente hablando, sino simples zonas verdes o explanadas de esparcimiento para los vecinos. Algeciras pasó de tener solo dos plazas al comienzo de su renacer en el siglo XVIII a contar con la cincuentena actual. El desarrollo urbano de nuestra ciudad ha sido espectacular en estos trescientos años, sobre todo a partir de los años sesenta del pasado siglo XX.

Plaza del Agua Clara.

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