Savater defiende la convivencia entre seres iguales pero distintos

El profesor y escritor acude a un salón de actos de la Uned repleto de público para ofrecer una ponencia sobre los beneficios de avanzar todos bajo las mismas leyes

Fernando Savater y José Juan Yborra, anoche.
Fernando Savater y José Juan Yborra, anoche.

El filósofo y escritor Fernando Savater estuvo en el centro asociado de la Uned para hablar de Convivencia y Diversidad aunque prefirió analizar la "convivencia en la diversidad". El último ganador del Premio Planeta fue invitado por la Universidad en su intento de dejar fluir la cultura más allá de las aulas, un cometido para el que cuenta con la ayuda de Cepsa.

El profesor logró que en el salón de actos no entrara un alfiler pese a las inclemencias meteorológicas. Fue el subdirector de la Uned, José Juan Yborra, el encargado de presentar al conferenciante echando mano de un párrafo de La hermandad de la buena suerte, su última novela, de la que sustrajo: "No cuenta ser un triunfador, sino no ser un inútil ya que para ser lo primero, cuentan las circunstancias pero lo segundo sólo depende de nosotros".

Yborra dio la palabra al "maestro de la ironía" no sin antes desvelar que Savater apuesta por el mestizaje ya que la "pureza no es fecunda". El filósofo agradeció la invitación tras años desvinculado de la institución y pidió resignación a los asistentes que tenían que permanecer de pie ante la falta de asientos.

En primer lugar, Savater profundizó en las sociedades democráticas modernas como el sistema donde es posible aceptar las diferencias entre unos y otros y avanzar con ello. "La democracia es la unión de los distintos pero bajo leyes comunes", subrayó.

El catedrático explicó cómo se ha pasado de la sociedad de los idénticos a la sociedad de los iguales. "No importa de dónde venimos sino a dónde vamos todos siempre que haya leyes que obliguen por igual. No todos los seres son idénticos pero sí iguales", defendió. A colación, el ponente recordó que las sociedades primigenias se fundamentaban en la homogeneidad para reforzar la identidad y expulsar a los extraños. "Eso hicieron los griegos con los bárbaros. Bárbaro es una onomatopeya de una lengua que no se entiende", añadió.

Según Savater, defender la identidad es sentir un cariño especial por la puerta a la que entramos al mundo. "Es normal que todos tengamos cariño por el lugar donde nacimos pero sin darle demasiado mérito. Ya decía una canción que todos los imbéciles son de alguna parte", dijo logrando la complicidad del auditorio.

Asimismo, el profesor habló de la familia como otra identidad a la que se pertenece de manera acrítica. "Todos buscamos a nuestra gente porque nos sentimos cómodos. Ya lo advirtió Nietzsche cuando hablaba de la moral de establo, que luego Sánchez Ferlosio denominó la moral del pedo. El tuyo siempre huele bien y el de los demás, mal", ejemplificó.

Para Savater, la participación es el motor de la sociedad y no conviene quedarse sólo en la familia y en el origen. "Lo malo de la identidad es que te convierte en un acorazado. En el mundo no tienes por qué limitarte a ser una sola cosa. Ahora bien, una cosa es convivir y otra es que te guste cómo vive el resto. Pero no hay que convertir en hostilidad pensar y ser distinto", alertó.

El escritor aclaró que la tolerancia no quiere decir que lo que hagan los demás te dé igual. "Puedes decir qué te gusta y qué no. Eso es la libertad y hasta se puede pactar con gente que no piensa lo mismo", dijo. Por último, desveló que los enemigos de la convivencia en la diversidad son la miseria y la ignorancia. Para ahondar en ambos obstáculos tiró de anecdotario para defender que lo importante es que todos hablemos, no que hablemos de forma diferente. "La convivencia es un derecho y una necesidad", sentenció antes de recibir un aplauso unánime.

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