El Sexenio Democrático (1868-1874): a un ladito frente a Algeciras

Historias de Algeciras

El sorteo de la lotería del 16 de Agosto de 1869 dejó un premio de 1.000 escudos en la ciudad

La ilícita actividad del contrabando aún generaba cierto romanticismo en la sociedad

El Sexenio Democrático (1868-1874): La reorganización republicana local y construcción de un muro para el río de la Miel

Imagen de época de la calle Alfonso XI.
Manuel Tapia Ledesma

29 de octubre 2023 - 02:00

Prosiguiendo con el empleo público, por aquellas jornadas de purgas en las dependencias estatales, se acuerda: “Previo expediente instruido por el Ayuntamiento de Algeciras conceder permiso á Dª Ana Flores, maestra de Niñas y disponiendo se le señale la mitad del sueldo mayor que disfrute”. Días más tarde de tomar tan desigual y desafortunada medida para con la solicitante, se aprueba por la corporación provincial: “Existiendo consignado en el presupuesto prov. la cantidad de 1.170 escudos con destino á satisfacer el aumento gradual de sueldo que disfrutan los Maestros de la prov. según real orden de 24 de Abril de 1864, se acordó que se expida por la sección de contabilidad el oportuno libramto por el importe de la nómina de los mismos qe. asciende á la cantidad de 1.109 esc. 652 mil. con cargo al capítulo correspondiente”.

Coincidente con el aumento gradual del sueldo para los sufridos maestros de la época, en nuestra ciudad también se produce otro tipo de aumento pero relacionado con el siempre omnipresente fenómeno del contrabando, cuando “La escampavía Invencible, de la sección de Algeciras, aprehendió en la noche [...] y en los arrecifes de los altos de Meca, un falucho con 20 bultos de tabaco. La nombrada Insistente, de la misma sección, capturó en la noche del 21 en aguas de la Tunara, una barquilla con cinco bultos del mismo artículo. Otra de la misma sección logró aprehender en la noche del 28 en aguas de aquella bahía, un bote con nueve bultos, también de tabaco”.

Por aquellos días de aprehensiones y purgas políticas, una buena noticia llega hasta nuestra ciudad: “En el sorteo de la lotería celebrado el 16 de Agosto de 1869, han salido agraciados con los premios mayores los números siguientes [...] Números: 1795. Premios Escudos: 1.000. Administración: Algeciras”.

A vueltas con el contrabando en aquellos días finales del caluroso verano del 69, se hizo público que “La escampavía Gaditana, de la sección de Algeciras, aprehendió sobre Punta Carnero, un falucho con 45 bultos de tabaco. El bote del pontón de Algeciras lo verificó igualmente en aguas de aquella bahía, de una barquilla con 32 bultos del propio artículo. La escampavía Cierva, capturó una barquilla con 17 bultos también de tabaco. La llamada Gaditana, en la misma noche y sitio, apresó al falucho Antonio Pérez, por haberle encontrado varios géneros de ilícito comercio”.

Aquella ilícita actividad generaba cierto romanticismo en la sociedad, como muy bien plasmó el escritor Eloy Perillán, un año después (1870), y en una de sus narraciones con el siguiente diálogo: “Todo está preparado. Esta noche hay luna, nos vamos con él á un ladito frente á Algeciras, llevamos la cena, y entre los chicos del barco, los tuyos y Raimundeta...¡se arma allí una de playeras!...¿Qué te parece?” (La Nación. Capítulo VI. Noche de mar. Madrid).

Extracto comunicación del alcalde de Algeciras sobre el mozo Emilio Envite.

Por aquellos días de fuerte represión del contrabando, una patriótica noticia generará un cambio en los callejeros de muchos municipios, entre ellos también y con cierta lógica el algecireño, cuando el 21 de agosto de aquel constitucional 69 fallecía en su domicilio de Pontevedra el ilustre marino Méndez Núñez, el héroe del Callao: “Deseoso el almirantazgo de tributar la memoria del malogrado contralmirante Casto Méndez Núñez (Q.E.P.D.), el profundo sentimiento con que la Armada ha visto desaparecer al vencedor del Callao [...] ha dispuesto se traslade en ocasión oportuna al Panteón de Marinos Ilustres los respetables restos de aquel eminente marino [...] Y el traje que vestía cuando el 2 de Mayo de 1866, cayó herido de bala de cañón sobre el puente de la Numancia, se deposite en el Museo Naval al lado de las prendas que distinguían al almirante Gravina en el combate de Trafalgar”. Recordemos que Gravina estuvo destinado en Algeciras a finales del siglo XVIII, a las órdenes del almirante Barceló durante el último gran intento de recuperar Gibraltar. Aprovechando el comienzo de urbanización de la zona sur del río de la Miel, una de sus calles recibirá oficialmente el nombre del autor de la célebre frase: “El Gobierno y el país entero prefiere honra sin barcos, á barcos sin honra”.

De vuelta a la realidad política más cercana de aquel constitucional año, la -odiada socialmente- aplicación “arbitraria” de la normativa sobre las Quintas a punto estuvo de provocar un pequeño incidente diplomático: “Reclamación producida por el Sr. Vice-Cónsul de Portugal respecto al súbdito de su Nación Juan Roberto de Silva, se informa al Sr. Gobernador de la provincia para que se sirva participarlo á dicho Cónsul que si el súbdito portugués de quién se trata, tiene su vecindad en Gibraltar, aún cuando resida en la línea está exento del derecho de pase único caso ó el de pobre de solemnidad que están esceptuados. Advirtiéndole que la solicitud citada en la comunicación del Sr. Cónsul que en 3 del presente mes pasó al Sr. Gobernador sobre reclamación del impuesto personal no ha sido aún recibida”. En cuanto al citado impuesto personal reseñado, “según el expediente instruido para la subasta del arbitrio de 100 milésimas de escudo por cada persona que pase á Gibraltar [...] se acuerda aprobar el remate celebrado á favor de D. Ramón Pedroza por la suma de 12.000 escudos”. Prosiguiendo con el siempre escabroso tema de las Quintas, por aquellos días de pequeños desencuentros diplomáticos, el consistorio local recibe la siguiente resolución: “Se dió cuenta de una comunicación del Alcalde de Algeciras, fecha 13 del actual en que manifiesta, que no existiendo en la Secretaría de aquel Ayuntamiento antecedente alguno que acredite haberse formado al mozo declarado soldado por aquel cupo en la quinta del año anterior Emilio Envites Delgado, el expediente de prófugo que previene el artículo 115 de la Ley de reemplazos vigente, remite certificado de cuanto resulta en el expediente de quintas de dicho año relativo al citado mozo. En su vista y de lo que resulta de los documentos del expediente [...] se acuerda relevar de la nota de prófugo al referido quinto, que ingresó en Caja el 18 del actual, poniéndolo en noticia del Excmo. Sr. Gobernador Militar de la Provincia, para su inteligencia y efectos oportunos”.

En otro orden de cosas, y por aquellos días de injusticias y reparaciones administrativas: “Formadas las condiciones económicas y facultativas para la subasta del fruto de la bellota en los Montes de Argamasilla y Canutos del Arca de la Ciudad de Algeciras [...] se acuerda el anuncio por el término de quince días en el Boletín Oficial y por la Alcaldía por medio de edictos del partido judicial, á cuyo fin se remite el expediente dándose conocimiento de lo acordado al Yngeniero Gefe del ramo á los efectos consiguientes”. Prosiguiendo: “De conformidad con lo que propone el negociado, se acuerda que se anuncie por el término de quince días en el Boletín Oficial la subasta del aprovechamiento de bellota en el Campo de Gibraltar en los Montes de los tres pueblos comuneros S. Roque, Los Barrios y Algeciras, removiéndose el expediente á la Alcaldía de este último pueblo en el indicado objeto y dándose conocimiento al Yngeniero Gefe del ramo á los fines oportunos”.

Comunicación remitida a los ayuntamientos de la provincia sobre la independencia de Cuba (1869).

De regreso al siempre controvertido asunto de las Quintas, el Gobernador Civil de la provincia remite carta expresando: “Orden expedida por el Ministerio de la Guerra, con fecha 24 del que rige á fin de que se adopten las medidas conducentes á estimular rápidamente el enganche de voluntarios para la Ysla de Cuba [...] Excmo. Sr. La Comisión á quién con toda urgencia se ha pasado la comunicación del Excmo. Sr. Gobernador de la Provª sobre organización de un batallón de voluntarios destinados á la Ysla de Cuba emite su dictamen para que Vd con su superior ilustración resuelva lo conveniente.=La Provincia de Cádiz ve con un valor más íntimo y profundo que ninguna otra la deplorable situación de su hermana “Cuba” [...] pero debe entrar ahora en algunos detalles con respecto al pensamiento que la ocupa.= Se trata de la formación de un batallón de 1.000 plazas por alistamiento voluntario [...] que el equipo y el haber de 16 reales han de ser de cuenta del Estado, y que al Gobierno se reserva dar las reglas y condiciones para el alistamiento [...] y nada más justo que VE estimule el celo y patriotismo de los Ayuntamientos [...] en otras épocas y en otras circunstancias la provincia podría comprometerse desde luego [...] pero por desgracia, hoy varían las condiciones [...] Por lo mismo que la Revolución de Septiembre tuvo aquí su nacimiento [...] engendra la duda, que en otras circunstancias sería un crimen, de si la libertad é independencia de Cuba, es el ejercicio de un derecho perfecto; y envuelta y pervertida esta idea con la idea republicana hace concebir [...] de VE Corporación Monárquica que combate y resiste [...] en una zona republicana de esta especie no surtan el efecto apetecido para la honra de España y consuelo de nuestros hermanos de Cuba.= Más claro Excmo. Sr. de público se dice y actos públicos lo significan que existe en esta localidad una sociedad secreta para impedir los socorros que la Nación presta á Cuba [...] Se acuerda emitir el siguiente telegrama á los Presidentes de las Diputaciones de Cáceres, Cordova, Badajoz y Huelva...Esta Diputación desea conocer el pensamiento de la de esa provincia para el enganche de voluntarios á fuer de formar un Batallón con destino á Cuba”. Sin duda, los desencuentros sobre las Quintas entre los partidos septembrinos de la provincia, se verían amplificados con la “diferente visión” sobre la concesión de independencia a los territorios de Ultramar.

Recibida en el consistorio de la calle Imperial la información sobre la urgente y preocupante situación en Cuba, y no hecha pública pendiente de la respuesta del resto de provincias, la vida cotidiana de los algecireños prosigue dentro de la anormalidad del momento: “José Raggio Tizón, casado con María Rojas Luque, con domicilio en el número 35 de la calle Imperial -víctima de la situación económica en nuestra ciudad, reflejo de la propia situación del país, pidieron prestado- al también vecino de Algeciras Francisco España Pardo, la nada despreciable cantidad de once mil y quinientos reales de vellón en efectivo y al interés de un 15%, que debían destinar obligatoriamente al Estado para pagar el descubierto del séptimo plazo que se adeudaba a la Hacienda por la compra de su céntrica vivienda. Obligándose a pagar mensualmente ciento cuarenta y tres reales y tres cuartillos”. Aquella casa por la cual habían apostado el aparentemente “con posibles” matrimonio, no era una casa más del distrito de la Merced. Aquella casona tenía por vecinos a los presos que deambulaban por el interior de la cárcel municipal con la que hacía pared con pared por su lado norte; teniendo por levante y espalda al histórico cuartel de Escopeteros. Aún no habían saldado totalmente la citada deuda cuando el matrimonio compuesto por José Raggio y María Rojas, se desprendieron de su gran vivienda, siendo esta adquirida por un importante comerciante catalán, de nombre Antonio Cumellá Tarradellas, quien tenía la sede de sus negocios en la lejana ciudad de Barcelona.

Al conocer el acreedor del citado matrimonio la reseñada operación de venta, raudo y veloz se presentó -como así está documentado- ante la puerta del número 35 de la calle Ymperial. Hombre de grandes ocupaciones, el nuevo propietario no se encontraba en el citado domicilio, siendo recibido España Pardo, por quién era el hombre de confianza de Cumella en nuestra ciudad, Juan Antonio Duarte. Tras un breve diálogo entre caballeros, y como así consta, el representante del catalán comerciante hizo entrega al importante propietario local Francisco España de la cantidad de quince mil noventa y tres reales y tres cuartillos, correspondientes a la deuda principal y rédito. El asunto quedaba zanjado.

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