El Sexenio Democrático: Mientras la provincia se derrumba, los algecireños Petronila y Diego se enamoran
Historias de Algeciras
Desgraciadamente ni con la aplicación de las propiedades del aceite de bellota tenía arreglo la diarrea económica del constitucional consistorio algecireño
Sexenio Democrático: nuevos vecinos en San Isidro y un ilegal impuesto municipal contra las quintas
Algeciras/Y mientras, como se recogió en la última entrega, el juzgado, el curador y el procurador velan por los intereses de las menores ricas en “fríos dineros” pero pobres en calidez familiar, un oficial, sin necesidad de tutelaje alguno, remite la siguiente solicitud: "Con objeto de que D. Francisco García y Lafuente Comandante de Ynfantería del tercer Batallón expedicionario de Ultramar, pueda acreditar los servicios que ha prestado tanto en la organización del Batallón de voluntarios de la provincia de Cádiz que ha salido recientemente de esta con destino á la Ysla de Cuba, como en la persecución de los insurrectos republicanos que fueron batidos por la columna de operaciones que se formó [...] á las órdenes del Coronel Morales, se acordó expedirle certificación que acredite lo que conste por notoriedad sobre estos particulares para los fines que convengan á dicho interesado".
Desgraciadamente aquella certificación demostraba el importante enfrentamiento armado que se había producido en nuestra provincia entre, otrora septembristas unidos y ahora enfrentados por la imposición o no del federalista sistema. De regreso al gran fotógrafo literario de la época, el canario Pérez Galdós -don Benito-, recordemos una de las frases de su novela La Desheredada (1885). "Y cansados de jugar á los toros jugamos á la guerra civil". Curiosamente hasta entre los federalistas existían dos bandos; por un lado, los llamados benévolos que optaban por el “gradualismo” defendido por Emilio Castelar; frente a los “intransigentes”, los cuales, por el otro lado y teniendo como referentes al gaditano Salvochea y al jerezano Paul, aspiraban a la rápida implantación del Estado federalista.
Guerracivilismo aparte, la sociedad proseguía su diario deambular, tal y como aconteció a los hermanos y vecinos de Algeciras José, Luisa, Juan, Petronila y Micaela Romero Jiménez, quienes con la pesadumbre propia y tras el fallecimiento de su señor padre, D. José Romero González, recibieron en sede judicial la cantidad de 1960 reales con 5 céntimos. D. José Romero había fallecido dos años antes, dejando viuda a la que fue su esposa Dolores Jiménez Romero. Pasado cierto tiempo, y para garantizar el negocio que había creado en nuestra ciudad el finado, su viuda junto con su hijo José y hombre de su confianza Diego Mariscal García, se constituyeron en sociedad, bajo las siguientes premisas: "Con una vigencia, en principio hasta el día próximo de San Miguel, teniendo como objeto la compra y venta de reses en negocio de marchantería, el ramo de menudo ó tripería en que se comprenden los despojos vendidos en la plaza. La siembra ó labor que haga la Casa Viuda de Romero abonándosele á ésta una fanega y media de trigo por renta de cada fanega de tierra, y respecto al maíz que se siembre se le abonarán por renta de la tierra las que calculen inteligentes, por lo que hubiesen ocupado de trigo [...] la Compañía gira con un capital determinado y las operaciones que se emprendan se harán como hasta aquí lo ha hecho la Casa de Romero [...] la señora viuda tendrá á su cargo el manejo de fondos y en su casa se llevarán las cuentas y apuntes que se requieran; Don José lo perteneciente á las carnes vendidas al público y tripería y el Mariscal la labor de Campo [...] La compra de ganado se hará por el comprador ó veedor que tiene la Casa; pero los socios cuando quieran intervenir aún harán los ajustes, y si este sirviente no se acomodase se despedirá y buscarán otro á gusto de todos [...] Si la Compañía se extendiese á la matanza de ganado cabrío este será acogido gratuitamente con el de la viuda. La Compañía abonará á la misma 2.500 reales anuales por el acogido del ganado [...] Es cuenta de la Sociedad pagar el salario del Comprador, del guarda de tierras, del escribiente, la contribución de abastecedores y los demás gastos que ocasionen la marchantería, labor y tripería [...] Si las bestias ó cabestros de la viuda se desgraciasen en el servicio de la Compañía, esta los repondrá á su costa".
Y mientras el popular establecimiento local conocido como Casa Viuda de Romero perfilaba su futuro tras la desaparición del que fuera su creador, nuestro país continuaba buscando una salida en su encrucijada política para no perder el porvenir por el que luchaban -de modo más humilde- los herederos del algecireño José Romero González. Para cuando la recién creada sociedad dedicada a la marchantería y tripería abría sus puertas, en diferentes lugares de Andalucía y al grito de ¡¡Viva la República Federal!!, los jornaleros, según recogió un documento de la época coincidente con la quema y destrucción de los interpretados como instrumentos del sistema, "ocuparon tierras, y exigieron la inmediata abolición de las quintas y de la matrícula de mar, el desestanco de la sal y del tabaco, la disolución del Ejército [...] se quemaron Registros de la propiedad, archivos municipales y documentos notariales [...] e Instrumentos del poder que los excluía".
Al mismo tiempo que se producían los graves altercados reseñados, el Ayuntamiento de la calle del Convento seguía generado de forma necesaria y obligada, para su buena administración, nuevos expedientes: "Dada cuenta del expediente relativo á la subasta del aprovechamiento de bellota de los Montes comuneros del campo de Gibraltar denominados las Corzas, Dehesilla y Pinar del Rey, Palancar, Mojea Lengua y Mojea del Conejo, del que resulta que se ha rematado sólo este último á favor de D. Juan Gómez González en la cantidad de 50 escudos, se acuerda aprobar dicho remate previniendo á la Alcaldía de Algeciras dé posesión al interesado del aprovechamiento previo cumplimiento de los requisitos acostumbrados".
Prosiguiendo el acta consultada: "Respecto al aprovechamiento de los cuatro Montes que han quedado por subastar se acordó con el fin de que los fondos municipales sufran el menor perjuicio posible en el ingreso del importe de los referidos productos, que se anuncie nueva subasta por la citada Alcaldía previa tasación de la bellota por un perito nombrado por dicha autoridad, observándose en el citado acto las mismas formalidades que en las anteriores, remitiéndose el expediente para que pueda tener lugar la enunciada diligencia".
Y mientras tanto, el rico producto de los mancomunados montes seguía siendo vendido al exterior para su manufactura (desamargo), creando puestos de trabajo y riqueza en lejanos lugares para posteriormente vender a los batallones del Ejército aquí destinados o las farmacias y particulares de la zona; el saludable producto del aceite de la bellota, de propiedades antibacterianas o antidiarréicas, era ideal para ser suministrado a los soldados destinados en Ultramar.
De regreso al privado contexto en el que se desenvolvían los componente de la familia de la viuda Dolores Jiménez Romero, referencia de la popular Casa Viuda de Romero, comentar que su hija Petronila hizo documentalmente constar: "Que tiene tratado casarse con Diego Mariscal García, soltero y de este vecindario precedido ya dos amonestaciones y mañana la última de las que previene el Concilio de Trento, habiendo pactado que antes de realizar dicho sacramento ha de formalizar el correspondiente resguardo que acredite los bienes que lleva á él matrimonio su futuro esposo [...] dice que su futuro marido trae á su matrimonio la cantidad de 8.200 reales en dinero efectivo, los cuales entrega por vía de préstamo á la madre de su futura esposa para atender á sus negocios".
Recordemos que Mariscal García formaba parte de la Sociedad Casa Viuda de Romero. Por su lado, Petronila, hacía constar, además, que: "Había recibido de su padre 7.252 reales de los cuales había transido 3.922 reales en reses vacunas y 3.330 en dinero efectivo que tiene prestado á su madre Dolores Jiménez de quién tiene recibo 2.000 reales en ajuar de casa y ropas de su uso. Y por último 2.500 reales en reses vacunas y que ya tenía al fallecimiento de su padre [...] Total lo figurado 11.752 reales de vellón".
Mientras la provincia sufre violentamente la ocupación de tierras y la quema y el expolio de su patrimonio documental, los componentes de la prestigiosa Casa Viuda de Romero, optaron por apostar todo lo que tenían por el futuro de la sociedad. Años después, y como muestra de que la situación económica del país jugó en contra de los intereses de la popular marchantería y tripería, se localiza al ya matrimonio compuesto por Diego Mariscal y Petronila Romero, en su humilde domicilio sito en el número 10 del Callejón de Escopeteros, afrontando sendas deudas de 750 pesetas y 1.250 pesetas que en su momento se vieron obligados a “recibir para sus atenciones”, siendo sus acreedoras las prestamistas Dña. Antonia Gómez Gallero y Dña. María Flores Calvente.
Sin abandonar el cárnico mundo local, comentar que coincidente con el trentino procedimiento matrimonial de obligado cumplimiento para Diego y Petronila, el consistorio local se hizo eco de la siguiente petición: "Dada cuenta de la instancia en que Don Ricardo González Alfarache, profesor de veterinaria solicita que por el Ayuntamiento de Algeciras se le asigne sueldo como perito de carnes y que con arreglo á tarifa le corresponde, se acordó que se remita dicha instancia á la Municipalidad pª. que con presencia de lo dispuesto en el real decreto de 20 de Enero de 1834 y R. Orden de 25 de Febrero de 1859 y ateniéndose en su caso á lo que determina la ley municipal artº 5º caso 2º resuelva como considere justo y conveniente á los intereses del común".
Del mismo modo que el solicitante veterinario espera se le asigne el justo sueldo al que aspira, el prestigioso líder de La Gloriosa, Juan Prim, también aspira a que en justicia el trono español sea ocupado por uno de sus “señalados” candidatos; pues tras las negativas anteriores, acontece que Pascual Madoz e Ibañez, diputado progresista y amigo del duque de la Victoria hizo entrega en los postrimeros días del aquel constitucional 1869 de 17.000 firmas recogidas en Barcelona que pedían la coronación de Espartero. Quizá la solución estaba en casa.
Si bien pudiera parecer que los problemas del vacuo trono estaban en proceso de solucionarse, los de los pequeños municipios seguían muy presentes; especialmente los económicos y su vinculación con la postura contraria a las quintas: "Visto el acuerdo celebrado por el Ayuntamiento de Algeciras proponiendo la contratación de un empréstito con interés de 12% para satisfacer lo que adeuda por la redención de los quintos de aquella Ciudad, la Comisión provincial presentó el siguiente dictamen:
"Excmo. Sr. La Comisión se ha hecho cargo del acuerdo celebrado por el Ayuntamiento, por el cual y para cubrir por completo el suplemento hecho por la Caja provincial con destino á la redención del cupo de quintos de aquella ciudad en el presente reemplazo, propone la contratación de un empréstito de 12% é hipoteca de una de sus dehesas á reintegrar en cuatro años. Resultando que la cantidad que aquella Corporación adeuda importa unos 4.600 escudos; que tiene agotados todos los recursos del presupuesto y le agobia un inmenso déficit. Considerando que le han sido liquidadas por la Dirección general de Contabilidad 80.512 reales de vellón [...] la Comisión deseosa de que el Ayuntamiento no grave sus finca, ni imponga su gravamen sobre el pueblo, ni se someta á condiciones onerosas de los prestamistas, es de sentir se conteste al Alcalde de Algeciras para que lo haga entender al Ayuntamiento y asociados, que para librarles de la presión y consecuencias de un préstamo oneroso, conciliando los intereses del Municipio con los de la provincia se prestaría VE al reintegro por los medios y en la forma indicados [...] Se aprueba y comunica al Ayuntamiento de Algeciras para los efectos oportunos".
Desgraciadamente ni con la aplicación de las propiedades del aceite de bellota tenía arreglo la diarrea económica del constitucional consistorio algecireño.
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