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Tria 75 (y II)

Instituto de Estudios Campogibraltareños

Tras comenzar con éxito, Tria 75 pasó por varias etapas hasta llegar a hacerse un hueco en la historia

Tres visiones conjuntas. López Canales, Helmut Siesser y García Jaén. Tríptico de TRIA 75. / AALC
Andrés Bolufer Vicioso - Historiador del Arte, miembro de la Asociación Cultural La Trocha y del Instituto de Estudios Campogibraltareños

05 de diciembre 2022 - 03:00

Tria 75 tiene un futuro prometedor: 1975-1990

1ª Etapa: 1975-1980

Si 1975 fue el de su puesta de largo, 1976 marca su continuidad. La primera cita tuvo lugar en San Fernando, del 17 al 30 de abril en la Biblioteca y el Centro Cultural. Luego vendrían al terruño en el Hotel Reina Cristina y por fin al Centro Cultural de la Caja de Ahorros de Cádiz.

Para Paco Prieto, comentarista de la cita en el Hotel Reina Cristina de Algeciras, lo que caracterizaba a los cuadros de García Jaén serían la serenidad, la quietud en los de López Canales y la fuerza del trazo en los de Helmut. En esta ocasión, a pesar de las diferencias de estilos, se estaba produciendo un acercamiento entre ellos.

García Jaén no sólo va a pintar tierras, también llevará marinas, las tierras van a aparecer en la obra de López Canales y Helmut y en todos destacaba una sintonía común bajo el paraguas de “la alegría, el colorido y la placidez de los temas tratados”.

La última cita del año fue en el Centro Cultural de la Caja de Ahorros de Cádiz en el Paseo Marítimo. Se inauguró el 23 de julio y para esta ocasión junto a ellos estuvieron la acuarelista Teresa de Castro y el escultor Sergio Castillo.

Durante este periodo tuvieron tiempo para apoyar las iniciativas que desde las entidades oficiales se dedicaban a promocionar el dibujo y la pintura entre los más jóvenes, caso del IV concurso de pintura y dibujo al aire libre organizado por la delegación local de juventud, coincidiendo con la Feria del libro.

Reanudaron su andadura en 1979 con una nueva gira por los pueblos de las sierras cercanas, en lo que definieron como “unas vacaciones de trabajo”. La consecuente exposición se produjo del 9 al 24 de noviembre en el Hotel Reina Cristina y a ella invitaron al pintor Jaime Sarabia.

Tuvieron tiempo para intervenir en la muestra de arte efímero local más importante del año, la de las fachadas de las casetas de feria, en la que obtuvieron el primer premio con la portada de la peña de Los Palmeros, que recreaba el frente de esta tertulia. Gustó tanto a los socios que la repetirían al año siguiente.

En 1980 harían un paisaje, elaborado a la limón entre los tres, sobre la tapa de un barril de vino de Chiclana en la bodega Viruez de esta localidad, pero lamentablemente no se conserva. Ese año sólo expusieron en San Fernando.

Paisaje sobre tapa de Tonel en la bodega Virués de Chiclana. Única obra conjunta de Tria 75. / AALC

Una pausa: 1981-1984

De 1981 a principios de 1984 se extiende un silencio en su quehacer como grupo, pero no en lo individual. En 1981 José Luis García Jaén no acudió a ninguna de las tres citas de sus dos compañeros ese año, que tuvieron lugar en mayo en el Casino de Algeciras, la galería de la Plaza de Toros de Ronda en otoño y la Casa de la Cultura de San Fernando en noviembre, pero obtuvo el premio Cruz Herrera en la Exposición Nacional de San Roque y expuso en la Fundación Ruiz Mateos de Rota, al año siguiente en la sala Miguel Ángel del Águila de Algeciras y López Canales llevó a cabo en 1982 su magna exposición Cien Peñones.

2ª Etapa: 1985-1990

1985 fue para ellos un año emblemático, el de su decenio como creadores. Las citas conmemorativas tuvieron dos sedes, el palacio de la Diputación Provincial de Cádiz del 15 al 28 de febrero y el Casino de Algeciras del 8 al 17 de octubre.

La exposición algecireña representaba para ellos la culminación de su trayectoria y en ella mostraron “lo más logrado de sus últimos trabajos, de un periodo en el que los tres pintores han llegado a la plena madurez artística”.

Tres visiones conjuntas. López Canales, Helmut Siesser y García Jaén. Tríptico de TRIA 75. / AALC

La expectación fue doble, de un lado era innegable que el solo hecho de celebrar un décimo aniversario, era por sí mismo un logro, y de otro porque con esta exposición demostraban su continuidad y vitalidad.

El ambiente fue de lo más entregado. A la obra de García Jaén se la definía como aquella que “trasciende lo natural, de tal forma que nos da la sensación de que plasma la fuerza de la fecundidad”, de López Canales como aquella que “no imita la naturaleza, la trasplanta con arte al lienzo y consigue el cromatismo a través de conjugadas pinceladas, todas ellas formando un todo imperceptible pero bien armonizado” mientras que la de Helmut Siesser como “toda una sinfonía policromada. Su poder de intuición y su forma particular de lo estético, es un sello personal extraordinario y las imágenes tienen un fondo especial y voluminoso, que parecen intentar caminar”.

La siguiente cita se llevaría a cabo del 8 al 19 mayo de 1987 en la Sala de Arte Monte de Piedad de la Caja de Ahorros de Córdoba. Esta vez hicieron un proyecto visual común: llevaron a cabo una serie de 10 composiciones conjuntas, agrupadas a modo de trípticos, con la visión de un paisaje de cada uno de ellos. Una solución muy original y que se convertiría en una posesión histórica de su existencia como grupo pictórico.

Le seguirían las exposiciones en 1985, 1987 y 1990 en la misma sala. En esta última el paisajismo, lo lúdico y lo figurativo tuvieron cabida. Fue una retrospectiva de cada uno de ellos, no sólo de su labor como Tria 75.

1990. Recorte de prensa sobre la última exposición de Tria 75. / AALC

Tria 75 entra en la historia

Lamentablemente José Luis García Jaén murió en 1993 y Helmut Siesser en 1995, pero ahí estuvo la entrega, primero de López Canales y Helmut Siesser para con el primer miembro del grupo desaparecido, en la organización de dos exposiciones retrospectivas de la obra del malogrado amigo y luego, ya en solitario, la de López Canales para con el último compañero.

La Amistad con mayúsculas decían que era su eje y lo fue, sin lugar a dudas, hasta sus últimas consecuencias.

En 1994 la Fundación Municipal de Cultura José Luis Cano del ayuntamiento de Algeciras, en colaboración con el Instituto de Estudios Campogibraltareños, de cuya sección tercera era miembro, le organizaron una exposición homenaje a José Luis García Jaén en la sala Ramón Puyol, del 17 de junio al 6 de julio de 1994.

Al año siguiente repitieron la exposición, esta vez, en la sala de CajaSur, del 2 al 14 de febrero. Desgraciadamente no tardando mucho, la parca se llevaría a Helmut Siesser el 20 de febrero de 1995.

López Canales confesaba sentirse solo, “embargado por una profunda soledad”, para él Helmut fue “una locomotora alemana por la irresistible fuerza de voluntad y su capacidad creativa”.

Antonio López Canales les había sobrevivido y cumplió con un último reto, organizándole al último amigo desaparecido, junto a Antonio Jiménez, una exposición conmemorativa, que abrió sus puertas en la sala de CajaSur del 17 al 29 de noviembre.

Previa a esta muestra se le dedicó la VI edición de Pintores y Escultores del Campo de Gibraltar en Los Barrios del 10 al 25 de marzo.

El ayuntamiento de Algeciras contribuyó al recuerdo de su huella, dedicándole la calle donde vivió en Getares. Pero quedaba un último homenaje por hacer y este fue para la propia proyección de la Tria 75, ya como grupo histórico.

Se llevó a cabo en la casa madre de sus exposiciones, el Casino de la ciudad. El 25 de noviembre la institución bautizó con el nombre del grupo su sala de exposiciones. La glosa del grupo corrió a cargo del vicepresidente de la entidad Miguel Ruíz que, para recrear la actividad del trío, recurrió a una intervención singular.

La trayectoria del grupo la hizo a través de la experiencia de Dojo Siesser, esposa de Helmut, Lucila Cabello, esposa de José Luis García Jaén y Mercedes Ocaña, esposa de Antonio López Canales.

1974. Reunión festiva de pintores: Manolo Alcalde, Rafael Argelés, Pepe Roig, Ramón Puyol, Pepe García Jaén, Helmut Siesser, A. López Canales y Felipe Gayubo / AALC

Dojo Siesser definió a Helmut como un pintor dominado por la espontaneidad. De hecho cuando se le preguntaba cuál iba a ser el tema sobre el que iba a trabajar, su respuesta era: “No lo sé”, pero ella, sabía por la utilización de los colores, incluso cómo iba a terminar la obra a la que se enfrentaba. A ello habría que sumar su temperamento, a veces explosivo.

Para Lucila Cabello, Pepe, era un realista austero que conseguía evadirse de la realidad, que interpretaba en función de su propia armonía de colores. Su trabajo era a diferencia del de Helmut, pausado.

Para Mercedes Ocaña la obra de Antonio podría situarse dentro de un realismo poético, en el que la armonía de colores, producía la sensación de estar allí, delante del cuadro, porque todos los sentidos se activaban cuando se la contemplaba.

Conclusiones

En buena medida a lo largo de sus exposiciones se produjo en ellos una catarsis, ya que en ellas plasmaron todas las energías acumuladas, a lo largo de cada uno de los viajes preparatorios.

Sus obras se configuraban como un acto de creación, en las que se exponían públicamente y por ello como "en todo acto de entrega al público de una obra hija de la sensibilidad, de la técnica felizmente casada con la personal visión del mundo, el autor corre con un riesgo, en verdad se expone él mismo a la par que su creación, de ahí, que algunos hayan querido ver en la creación de arte transmitido a una colectividad una clara semejanza con la elaborada faena, en los encadenados lances que un maestro traza en el albero de una plaza de toros".

Entre los temas favoritos de Helmut estaban los relacionados con el mar y sus trabajos, los pueblos y las flores. A García Jaén le atraían las tierras trabajadas, áridas y rojas, los árboles frutales, sobre todo los olivos y las composiciones florales y nunca quiso enfrentarse a la figura. Además escribía una poesía íntima y divertida, tocaba el piano y llegó a exponer sus fotografías, antes de dedicarse a la pintura.

López Canales prefería los pueblos andaluces en los que el mar y la figura humana están presente. Se le conocía como un consumado retratista. Durante su travesía, por la incesante búsqueda de la inspiración, siempre tuvieron una constante tácita: la reinterpretación del color y del paisaje y ese fue, tal vez, su logro más duradero, el que les definía como buscadores de lo bello, allá donde sus pinceles les condujeron.

Antonio López Canales echando la vista atrás, veía que el grupo "ha tenido algo que ver en el buen ambiente cultural que hoy vive la ciudad. Han sido 20 años no sólo pintando sino llevando el nombre de Algeciras y la comarca por toda España […] Estoy

orgullosísimo. Espero que ellos estén tan contentos como yo donde quiera que se encuentren".

Esta comunicación no hubiera sido posible sin la colaboración y la consulta del archivo personal de Antonio López Canales.

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