La alfarería en la Algeciras musulmana
ALGECIRAS MUSULMANA Y CRISTIANA (SS. VIII-XIV)
Capítulo 27. El Museo Municipal custodia un gran cantidad de materiales cerámicos que fueron recuperados en las distintas intervenciones arqueológicas realizadas en la ciudad
Algeciras/Entre los abundantes materiales cerámicos recuperados en el transcurso de las intervenciones arqueológicas realizadas, hoy custodiados en el Museo Municipal de Algeciras, consistentes en toda una variedad de tipos, tanto bizcochados como pintados, esgrafiados, vidriados y estampillados (ollas, cazuelas, atafaifores, jarras, redomas, cuscuseras, alcadafes, anafres, candiles, cantimploras, estelas funerarias, apliques arquitectónicos, tinajas, brocales de pozo, pilas de abluciones, etc.), datados, algunos en época emiral, otros califal y, la mayor parte de ellos, pertenecientes a los períodos almorávide, almohade y nazarí-meriní, destacan por su abundancia, belleza, la riqueza de los motivos decorativos utilizados, la variedad de los soportes sobre los que se hallan impresos dichos motivos y la seguridad de ser piezas elaboradas en talleres algecireños, los ejemplares que presentan decoración estampillada.
La existencia de una industria local de alfarería dedicada a la producción y comercialización de objetos cerámicos de uso común y de lujo en los siglos XII, XIII y XIV está demostrada por las noticias recogidas en la fuentes escritas de la época y, sobre todo, por los testimonios materiales que, en los últimos años, se han exhumado merced a los proyectos arqueológicos desarrollados y a los estudios arqueométricos acometidos por los profesores Salvador Domínguez-Bella y María J. Sánchez Aragón.
La presencia de talleres de alfarería en Algeciras y su entorno desde época romana es una realidad avalada por los numerosos hallazgos de hornos, depósitos de desechos cerámicos, útiles de alfarero y fallos de cocción realizados en la ciudad y sus alrededores en la segunda mitad del siglo XX y principios del siglo XXI.
En una intervención arqueológica realizada en las murallas del recinto meridional en el verano de 1999 se localizaron dos hornos circulares que debieron pertenecer al conocido, en el siglo XIX, como “tejar de Duarte”. En el año 2003 se llevó a cabo, en el curso de una excavación arqueológica realizada en la calle alférez Villalta Medina por el arqueólogo Rafael Jimenez Camino, un horno de alfarero de época islámica con una datación de los siglos XII-XIII. Se recuperó una parte de la cámara de combustión y de la cámara de cocción con algunos grandes fragmentos de tinajas sin decorar, un cuño o sello de estampillar y desechos de alfar. En la misma calle, en un solar cercano, se exhumaron tres tinajas anteriores al siglo XII (según los arqueólogos que realizaron el hallazgo).
En otra intervención arqueológica llevada a cabo en un solar ubicado en las proximidades (en la calle Baluarte nº 8) se halló una estancia de forma rectangular, similar a la excavada en el solar donde aparecieron las tinajas, que se interpretó como un almacén. Es muy probable que, con anterioridad al siglo XII, momento en que la zona intramuros comenzó a colmatarse con viviendas favorecida por el auge que adquirió la ciudad en época almohade y nazarí-meriní, el espacio situado al nordeste de Algeciras, cercano a la muralla y al litoral, estuviera ocupado por un barrio industrial dedicado a la actividad alfarera. Unos testimonios de notable importancia que vienen a certi?car la existencia, entre los siglo XII y XIV, de una relevante industria alfarera en al-Yazira al-Jadrá, son los útiles de alfarero hallados en el transcurso de varias intervenciones arqueológicas realizadas en los últimos años del siglo XX y primeros del XXI.
Se trata de media docena de atifles utilizados para separar en el horno formas abiertas (ataifores, tapaderas, cazuelas, etc.), varios rollos de alfarero y, lo que más nos interesa para demostrar la fabricación de las piezas estampilladas en la Algeciras musulmana, tres cuños o sellos de estampillar de barro cocido.
Uno de estos cuños, hallado en los rellenos que amortizaban la necrópolis musulmana excavada en la avenida Capitán Ontañón, tiene forma prismática con los cuatro lados mayores cóncavos tallados a cuchillo. Presenta, en los lados menores, sendas matrices o estampillas en negativo con los motivos a estampar. Una de ellas reproduce un par de octógonos entrelazados con una roseta o ruedecilla centrada en su interior; la otra muestra un motivo vegetal estilizado. En una de las caras laterales aparece un grafito en árabe cursivo con el nombre de un tal Abu l-Walid (probablemente el alfarero propietario del cuño o el artesano autor de la pieza) y en otra lo que parece ser un numeral.
El segundo ejemplar fue hallado en la excavación, ya citada, realizada en la calle alférez Villalta Medina, esquina con calle Comandante Gómez Ortega. Muestra un cuidado acabado y buen estado de conservación. Tiene una forma bicónica, adecuada para su sujeción a la hora de imprimir los dos motivos localizados en los extremos de la pieza. Su gran tamaño lo hace indicado para ser usado en piezas de formato grande, como tinajas o brocales de pozo.
Los motivos decorativos de las dos improntas están realizados mediante la técnica excisa, rebajando el barro con un instrumento cortante. El resultado son dos cartelas cuadrangulares dentro de las cuales se definen los dos motivos caracterizados por su gran esquematismo. Uno de ellos es una flor con botón central y ocho apéndices. El otro consiste en una estilización del “Árbol de la Vida” (hom) rodeado de cuatro círculos. Este tema, de origen sasánida, fue muy utilizado por el arte islámico oriental en su forma naturalista, repitiéndose en al-Andalus en época califal en las decoraciones parietales de Madinat al-Zahra’ y, sobre todo, en la cerámica estampillada de los siglo XIII y XIV.
El tercer cuño de estampillar conservado en el Museo Municipal, también hallado en el curso de una de las intervenciones arqueológicas realizada en la ciudad, es similar en la forma al citado anteriormente. En una de las caras laterales cóncavas aparece la inscripción de difícil interpretación hecha mediante la técnica incisa.
En cuanto a la comercialización de los productos elaborados por la industria alfarera algecireña en los siglos XIII y XIV se puede avanzar la hipótesis de que transcendía al ámbito puramente local. Quizá las tinajas, brocales de pozo, pilas de abluciones y otros objetos decorados mediante la técnica del estampillado hechos en Algeciras se exportaran, en este lado del Estrecho, a ciudades como Ronda, Estepona y Marbella y a la zona de Cádiz y Jerez antes de la debacle almohade y de la conquista de estos territorios por Castilla. Es probable que también se vendieran en el Norte de África. En 1285 el cautivo cristiano Domingo de Merlán fue vendido en Algeciras por doce doblas a Mahomat el Tejedor, a Alí el Carpintero, a Bebecar el Corcovado, a Mahomat Almocadén, tendero del rey, y a Mahomat el Ollero, sin duda uno de los alfareros de la ciudad que, posiblemente, también fuera vendedor del producto que fabricaba.
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