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El algecireño José María Soler recuerda su alternativa con José Tomás y El Juli al cumplir las bodas de plata

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Cosas del destino, Soler cambió el oro por la plata y acabó a las órdenes de ambas figuras del toreo como admirable banderillero

Un novillo le fractura el brazo izquierdo al banderillero algecireño José María Soler

José María Soler, de oro y de plata

José María Soler saluda a José Tomás con El Juli de testigo en la plaza de Las Palomas.

Algeciras/"Fue en Algeciras hace 25 años", recuerda este 3 de julio el torero local José María Soler, cuando se cumple exactamente un cuarto de siglo de su alternativa en la plaza de Las Palomas en un cartel de relumbrón, con José Tomás de padrino y Julián López El Juli de testigo. Cosas del destino, con el tiempo, Soler, que cambió el oro por la plata, acabó a las órdenes de ambas figuras del toreo como admirable banderillero.

Aquel 3 de julio de 1999, escribió Andrés Macías para Europa Sur: "Con un lleno hasta la bandera en Las Palomas, el algecireño José María Soler tomo con brillantez la alternativa en un año histórico de la Feria de su pueblo. El toricantano, que abrió el festejo, estuvo toda la tarde en torero, digno y ofreciendo lo mejor".

"Un joven padrino, José Tomás, magistral en sus dos faenas y un aún más joven testigo, El Juli, doctoraron al segundo torero activo de la tierra", prosigue la crónica. "Soler ofreció variedad con el capote y con la muleta construyó una faena llena de torería, embarcando a la res por ambos pitones y superando con creces la responsabilidad lógica del momento. El toricantano, ahora al parecer bajo el apoderamiento de Rafael Corbelle, pensamos que puede dar mucho más de sí".

El torero José María Soler, atento a las palabras de José Tomás el día de su alternativa en presencia de El Juli. / Andrés Carrasco

Añadía, en este mismo periódico, José Manuel Laza: "Algeciras cuenta con un nuevo toricantano. Eran las siete y cuarenta y ocho minutos cuando José Tomás le cedió los trastos a José María Soler ante un toro de nombre Madrileñito, de la ganadería de Joaquín Barral. Brindó a su padre. Faena templada a un toro soso y con poca fuerza. Fue una faena vivida con emoción y clamor por parte del público. Manoletinas y abaniqueos para rematar. Mató de estocada".

El apunte de Laza proseguía con la siguiente anécdota: "En su segundo toro llegó el escándalo. Tuvo que lidiar a su ejemplar en tercer lugar, a causa de una equivocación en los corrales. Protestas del público e indignación unánime. Después de este triste espectáculo llegó la faena de muleta. Estuvo más relajado que con el toro de la alternativa. Por el izquierdo cuajó excelentes muletazos. Pinchazo, estocada y descabello". El premio final para Soler, vestido de blanco y plata, fue dos orejas y ovación y que le permitieron salir por la Puerta Grande.

Las Palomas estaba tan abarrotada que "la banda de música tuvo que tocar desde los palcos vips de la plaza, al venderse sus localidades".

José María Soler toreando con temple a su toro de alternativa. / Andrés Carrasco

Pasado el tiempo, en diciembre de 2013, tras incorporarse a la cuadrilla de El Juli, Alberto Pérez de Vargasle dedicó una de sus columnas a Soler: "José María Soler nació en Algeciras en primavera, cuando se acababa la década de los años setenta, y cuatro días antes de cumplir los veinte años, el día 11 de abril de 1999, se presentó en la Monumental de Las Ventas. Sería el año de su alternativa en Las Palomas, un 3 de julio, con José Tomás de padrino y El Juli de testigo. Las dos grandes figuras que luego lo tendrían en su cuadrilla. Su carrera como novillero fue brillante, pero ya doctorado no rodaron los cantos como cabía esperar de sus maneras y el maestro se vistió de plata y abrió puertas nuevas al camino".

Por reveses inevitables del oficio, José María Soler ha vivido la reciente Feria Real de Algeciras desde el tendido, después de que un novillo de Guadalmena le fracturara el cúbito del brazo izquierdo en el coso de Antequera, a comienzos de junio, cuando toreaba con el cordobés Manuel Román.

"Y antes que un tal poeta, mi deseo primero hubiera sido ser un buen banderillero", escribió Manuel Machado, quien prefería "a olor helénico y puro, lo chic y lo torero".

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