Un algecireño tras la vía Medina-Los Barrios, bienes en Cuba y un café junto al mercado
Historias de Algeciras | El Sexenio Democrático
El diputado provincial González de la Vega, natural de Algeciras, planteó la carretera entre Chiclana y el Campo de Gibraltar
Amores, amenazas y el sombrerero de la calle Real
Algeciras/Con la alegría económica instalada en los ediles cuerpos del Ayuntamiento algecireño ante la administrativa posibilidad de poder alimentar la hambrienta caja municipal, como quedó reflejado en la anterior entrega, llegan buenas nuevas sobre un viejo sueño para la comarca: "Excmo. Sr. La Comisión al examinar este expediente ha traído á la vista todos los que se han formado sobre carreteras provinciales de esta provincia y especialmente el que comenzó a principios de 1841 para la construcción de una Carretera que entonces había de partir desde Chiclana hasta el Campo de Gibraltar, pasando por Medina, Casas Viejas, Cañada del Valle, Zanona y Los Barrios. Este trazado llegó á estudiarse en aquella época por los Yngenieros Sres. Herrador y Recarte hasta el Puerto de la Loba, límite de los términos jurisdiccionales de la Ciudad de Medina y Villa de los Barrios".
"El autor de la proposición de este proyecto, como Diputado provincial fue nuestro actual Vicepresidente -y algecireño de nacimiento-, el Sr. Gónzález de la Vega. Los pueblos del Obispado á quienes entonces se oyó, desde Cádiz á San Roque sin excluir ninguna, emitieron informes importantes y favorables é hicieron comprender, tanto la necesidad cuanto la utilidad de semejante vía". La carretera comenzó á construirse y prueba de ello es la que existe entre Chiclana y Medina.
Prosigue el detallado informe: "Un cambio político e intereses de otras localidades que antes se habían subordinado al interés público, sujetaron la corriente de la opinión y aunque las influencias de aquella situación no tuvieron fuerza para extraviarla, lograron paralizar el impulso y fijar la vista en otra dirección. A esto se debe la Carretera de la costa, detenida hasta ahora en Tarifa, cuya utilidad no puede negarse, pero que no alcanza al objeto preferente é importante del gran desarrollo de la riqueza que debiera explotarse y protegerse en los pueblos y en las vastas campiñas del primitivo proyecto".
"Pero V.E. á pesar de que el Estado costeaba la Carretera por Vejer á Tarifa, al formar el plan de Carreteras provinciales que aprobó el Gobierno comprendió en él, la que es objeto de este expediente; haciéndola arrancar de Medina, puesto que la vía entre esta Ciudad y Chiclana estaba terminada, y no se introdujo otra variación que la que media entre la Cañada del Valle y las Casas de Castaño. El estudio de esta Carretera lo acordó VE cuando debiendo comenzar su construcción al mismo tiempo que la de Arcos á Ubrique, esta se había comenzado sin haberse hecho nada al respecto de la que nos ocupa. Concluidos los estudios de Campo bajo la dirección del Yngeniero D. Federico Gil de los Reyes, esténdose terminando los del Gabinete y presentado definitivamente el proyecto del trozo desde el Río de las Cañas á Los Barrios, con su perfil longitudinal, los trasversales y memoria descriptiva, así como el trazado y dirección de todo el camino, VE pudo disponer la construcción de dicho trozo, pero su deseo de oír todas las opiniones y consultar todos los intereses, obrando con circunspección, estimó oír á los Ayuntamientos interesados, los cuales acababan de evacuar sus informes de la manera más favorable".
Continúa el texto consultado: "Por manera que, contando VE con las opiniones de los pueblos y de los facultativos anteriormente manifestadas; con los acuerdos de las anteriores Diputaciones; con el plan mismo de Carreteras provinciales que aprobó el Gobierno y con los dictámenes de esta última época, tanto de los Ayuntamientos como del Director de Carreteras; VE puede tomar resolución eficaz y definitiva, sin que le pueda atribuir ligereza ni predilección hacia estos ó aquellos pueblos".
Sin embargo se presenta una reclamación, que aunque pueda considerarse extemporánea merece tenerse en cuenta. "El Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules que manifestó su conformidad al proyecto por Casas Viejas [...] reclama ahora de VE que la Carretera pase por aquel pueblo. Oído el Yngeniero Director manifiesta que para ponerse dicho pueblo en comunicación con Medina, el Estado ha estudiado por su cuenta una Carretera, cuyo proyecto está aprobado por el Gobierno, y no es justo recargar á la provincia con una cantidad considerable cuando al cabo ha de lograrse el enlace por esta parte que á Alcalá interesa; que por el lado del Campo de Gibraltar".
Después de lo expuesto, la Comisión propone "que VE acuerde de conformidad con todo lo que en el expediente resulta [...] la construcción de la Carretera comprendida y aprobada en el plano de las provinciales de la de Medina á Los Barrios [...] Cree conveniente la Comisión llamar la atención de VE hacia un punto importante. El sistema que ha de seguirse en las construcciones, ya sea por subasta ó admón. Hasta ahora VE encontró planteado este último sistema y se viene practicando con ventaja y economía [...] La Carretera á Tarifa construida por contrata es malísima [...] VE decidirá el sistema que mejor estime. Pero los trozos 1º y último de Medina hacia el Campo y de los Barrios en dirección de Medina es doblemente útil construirlo por admón para dar trabajo sin obstáculo y con el jornal conveniente á los trabajadores de ambos pueblos, especialmente en los tiempos de calamidad [...] Cádiz 3 de Febº de 1870. A. Álvarez González Romo.
Una vez aprobado se dictaminó: "Se ponga en conocimiento del Sr. Gobernador de la provª á los efectos prevenidos en el caso artº 14 de la Ley orgánica provincial".
Al mismo tiempo que la tan esperada carretera pasara de ser una utopía a una realidad -gracias al gran impulso de González de la Vega-, en la localidad que vio nacer al tan prestigioso político progresista (sospechosa e históricamente olvidado en su ciudad natal, no así en la vecina ciudad de La Línea, donde además de imponerle su nombre a una importante vía fue reconocido como hijo adoptivo), también acontecían otros hechos, como la necesidad de pedir privadamente un préstamo por el viudo y labrador José Benítez Sánchez, quién "en nombre de su Sr. hermano Andrés, con domicilio en Madrid y de estado viudo tras fallecer su esposa Manuela Albergoty Castillo, al propietario Agustín Bálsamo Cabrera, la cantidad de 1.000 escudos y en efectivo [...] comprometiéndose á devolver la cantidad en dinero efectivo con exclusión de cobre y todo papel creado ó por crear y al 10% anual [...] poniendo en garantía una casa de su propiedad situada en el número seis de la calle Real, cuya espalda dá al callejón del Muro".
Andrés Benítez, mientras residió en Algeciras en vida de su esposa, tuvieron como vecinos a Josefa Santiesteban y a José Giménez Espejo; este último había comprado su vivienda anexa a la de Benítez al que fuera su anterior propietario Ramón Núñez.
Por aquellos días en los que el gran propietario local Bálsamo Cabrera desdeñaba las monedas de cobre y el dinero de papel, la vecina de nuestra ciudad, aunque de malagueña naturaleza Dña. Isabel Bonifaz Rivera, de estado soltera, ya fuera tal vez por su avanzada edad o por causa de enfermedad, manifestó documentalmente su deseo de "ser enterrada en esta Ciudad con ataúd y nicho propio, que se aplique en bien de su alma las misas y sufragios convenientes; y que todos los años se digan por su alma al menos una misa. Declara: Poseer bienes en la Ysla de Cuba por herencia de su hermano Juan Viél Bonifaz Rivera, y de su hija Dolores Viél Bonifaz Facenda, siendo administrados por Francisco Marín Facenda, tío de su sobrina y hermano de su cuñada".
"Deja a Consuelo Bonany Vargas-Machuca, a quién sucederán sus hijas Consuelo, Josefa y Micaela, una casa que posee en la ciudad de la Habana, calle Curaza, número 15; así como la mitad de sus ropas; siendo la otra mitad para su hermana Encarnación Bonifaz; a la que también lega los muebles que existen en su casa, menos los que están en su cuarto, a saber: Un ropero, dos cómodas de caoba, una cama de hierro, una butaca y una docena de sillones; estos muebles se venderán y con ellos se costearán diez misas al mes de su fallecimiento y una cantada y se darán de limosna cien reales a los pobres, á real cada uno, y lo que sobrare lo aplicarán á los gastos de entierro y demás que dejo dispuesto; esto se entiende si no se encontrase dinero a mi muerte".
La incógnita sobre el posible hallazgo o no de dineros al fallecimiento de la señora Bonifaz bien se puede aplicar al incierto futuro de la nación dirigida en aquellos difíciles momentos por el Consejo de Ministros compuesto por el Excmo. Sr. D. Juan Prim y Prats, Conde de Reus, Presidente y Ministro de la Guerra. Excmo. Sr. D. Práxedes Mateo Sagasta, Ministro de Estado. Excmo. Sr. D. Eugenio Montero Rios, Ministro de Gracia y Justicia. Excmo. Sr. D. Juan Bautista Topete, Ministro de Marina. Excmo. Sr. D. Laureano Figuerola, Ministro de Hacienda. Excmo. Sr. D. Nicolás María Rivero, Ministro de la Gobernación. Excmo. Sr. D. José Echegaray, Ministro de Fomento y el Excmo. Sr. D. Manuel Becerra, Ministro de Ultramar.
Y mientras este plantel político intenta hacer frente a los problemas de la nación desde arriba hacia abajo, en contrario sentido las autoridades provinciales se dirigen al Regente en los siguientes términos: "Señor. Ayer se dio cuenta á la Diputación provincial de Cádiz de una orden de la Dirección general de Contribuciones fecha 27 de Enero pasado disponiendo la recaudación del impuesto personal correspondiente al ppdo año y el repartimiento del cupo que pertenece al presente ejercicio, y prevenía al Director que si los establecimientos (digo) Ayuntamientos no cobraban el impuesto por sí mismos [...] se exigiese el importe de la contribución de los Concejales y se entregasen al brazo judicial, disponiéndose de la fuerza armada para el cumplimiento de estas disposiciones [...]".
"Trances apurados han atravesado algunos Gobiernos; penosa es la situación porque para el de VE, grandes son los apuros del Tesoro; pero como no fuese en los tiempos más ominosos, en los últimos momentos del reinado de Fernando 7º, jamás conocimos medidas tan duras, que por dirigirse contra las Corporaciones populares, que tanta ayuda vienen dando al Gobierno, son más sensibles, lastiman y vejan doblemente". Pero estas disposiciones suelen dictarse por el impulso de un celo exagerado, tal vez con impremeditación, pero son capaces de producir conflictos. Siendo uno de los diputados firmantes el representante por Algeciras don José Mellado y Estrada.
Con la amenaza sobre las munícipes cabezas de observar la presencia de la fuerza armada “imprementada o no” en sus respectivos consistorios, la ciudadanía de los amenazados términos prosiguen su día a día con total normalidad; tal fue el caso de Miguel Colety Mora, labrador de profesión e hijo del escribano Miguel Colety de la Calle y de María Mora Negri. Colety Mora tenía en propiedad el cortijo situado en la gran dehesa denominada El Novillero y nombrado Tesorillo, también ejercía la representación del farmacéutico afincado en Ceuta Pascasio García Rodríguez, quién además de gran conocedor de la ciencia de Higea (hija Asclepio, dios griego de la medicina, representada como una joven rodeada por una serpiente que vierte veneno en una vasija), tenía grandes dotes para los negocios de diferente naturaleza; siendo buena prueba de ello la compra que había hecho tiempo atrás de una casa situada en la plaza de la Palma de nuestra ciudad -junto al mercado-, con local abierto en la parte inferior y dedicado a “café, tertulia y mentidero”; estando bajo la dirección de los hermanos Miguel y Francisco Delgado Ramírez.
Tal era el éxito del popular establecimiento que los arrendadores hermanos, en aquel primer trimestres del constitucional 1870, no dudaron en renovar con el nuevo y boticario propietario el viejo contrato de alquiler. Sobre las “tertulias cafeteriles” como eran definidas por Galdós, un personaje de su obra La incógnita (1889), expresaría años después: "No se permitía en ningún caso y bajo ningún pretexto hablar bien del gobierno... cualquiera que sea".
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