Una araucaria casi centenaria resiste en el Secano

Árboles y plantas con historia

Ha resistido la transformación de la zona de extrarradio y el paso de la carretera general a calle

Formó parte de Villa Asunción, residencia del médico José Luis Posada y es uno de los árboles con mayor edad de la ciudad

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José Carlos Posada bajo la alta araucaria que se mantiene firme en el Secano
José Carlos Posada bajo la alta araucaria que se mantiene firme en el Secano / VANESSA PÉREZ

Algeciras/Una araucaria excelsa -una de sus denominaciones- se mantiene firme en el Secano, la vía conocida como calle Patriarca Doctor Pérez Rodríguez, así llamada en recuerdo de un obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta. El árbol ha soportado el paso de casi cien años en los que esta zona de Algeciras se ha transformado mucho, especialmente en los últimos treinta años del siglo pasado. De carretera general a calle, y por medio la desaparición de amplias zonas de arbolados y casas de planta única, y la construcción de torres de pisos de cuatro, cinco y siete alturas.

La araucaria era una de las dos que siguió creciendo en Villa Asunción, la casa del médico José Luis Posada, que se llamaba Villa Aurora cuando la adquirió en 1945 a Francisco Ribes Ivars. Este propietario había comprado antes la casa y la parcela que la rodeaba a la sociedad Hijos de José Trujillo Valdivia en 1940.

José Luis Posada Sáenz de Santamaría ejerció la medicina en Algeciras desde el mes de agosto de 1932 hasta 1975, dos años antes de su fallecimiento, en un tiempo en el que no existían muchos médicos en la ciudad, y menos especialistas. Pacientes suyos lo recuerdan como un gran profesional en medicina interna. "Se hacía querer, de muy buen humor. Era una persona excelente, de muy buen trato humano con quienes pasábamos por su consulta", atestigua Juan José Silva, que tuvo que encarar una diabetes desde muy joven.

José Carlos Posada, uno de los siete hijos que tuvo el apreciado médico y que cuenta ahora con 82 años, tiene presente en su memoria la araucaria que todavía se mantiene en pie en una vía muy transformada con respecto a la que él conoció en su niñez y juventud. "Nuestra casa estaba a los pies de la entonces carretera general entre Cádiz y Málaga, que discurría por la antigua cárcel por un lado y la charca, por el otro", afirma.

"Algeciras para nosotros, desde dónde vivíamos en el Secano, era ir al pueblo. Nosotros estábamos entonces como en el extrarradio. Se pudiera decir que puestos en Madrid como si vivieras en Móstoles", comenta Posada. "Verás, es que yo llegué a conocer a gente del centro de Algeciras ya muy adulto. Mi padre me mandó con nueve años a Vitoria, a casa de mi abuela", añade. De aquella época recuerda sus viajes en tren entre Algeciras y Hendaya. "La diferencia entre lugares se notaba en el olor de las estaciones. Aquí olía a carboncilla y en las de arriba, con líneas electrificadas, no".

Aquel viaje empezaba en la estación algecireña de ferrocarril a las cinco de la tarde y terminaba a las once de la mañana del día siguiente, en su primera parte, en la estación de Mediodía en Madrid. "Luego pasábamos los veranos en una casa que teníamos en El Rinconcillo", añade Posada.

Todavía pasear por la zona del Secano y la parte posterior del terreno que en su día ocupaba Villa Asunción permite comprobar retazos, ya, de lo que en su día fue una zona poblada de árboles y plantas. Detrás de la casa de los Posada se encontraban viviendas de ferroviarios. Al lado, en bajada de la que hoy es calle Patriarca Doctor Pérez Rodríguez se encontraba una edificación sin terminar, con unos pilares de ladrillos y sin techo en la que aparcaban autobuses de la compañía La Valenciana, que organizaba viajes entre Sevilla y Algeciras. Y al lado de este hangar funcionaba la fábrica de harina de la familia Bandrés, un edificio que se conserva bien utilizado como aparcamiento.

Hacia arriba, dónde se mantiene una yuca, que creció en una villa que habitó la familia Piedra y a la que en la actualidad le acompaña un olivo, este último plantado en fecha mucho más próxima, sobre el año 2009. El paseante se topa en su camino de subida con la urbanización Villa Palma, que en su día fue una propiedad de único dueño, muy extensa y poblada de muchos árboles y plantas.

La araucaria dentro de Villa Asunción, la casa de los Posada, en 1988
La araucaria dentro de Villa Asunción, la casa de los Posada, en 1988 / Archivo familiar

A la araucaria se le conoce también como pino de Norfolk, por su procedencia de la isla australiana situada en el oceáno Pacífico, allí dónde la descubrió el famoso marino inglés James Cook, el capitán Cook. De este árbol se contabilizan varios ejemplares repartidos por Algeciras, de manera muy dispersa. Su plantación y crecimiento en la ciudad siempre ha estado muy relacionado con la presencia británica, muy numerosa desde el siglo XVII y durante la primera parte del siglo XX. Los lugares de asentamiento y formas de las construcciones y sus jardines están descritos el Historia Urbana de Algeciras, una obra de Ana María Aranda Bernal y Fernando Quiles García editada en 1999, imprescindible para conocer la vieja y nueva Algeciras.

En sus páginas se describe El Secano como "un ejido para desahogo del público, distante cinco varas de las casas de la ciudad por la lado de poniente, que fue otra línea de ocupación por fuera del que fue recinto amurallado de la ciudad". En la década de los años sesenta del siglo XIX fue necesario proceder a expropiaciones para dotar de ancho a la carretera general que se construía. Luego convivieron familias británicas que vivían en villas y ciudadanos que convivían en patios de vecinos.

La araucaria que un día lucía en la vivienda de los Posada sigue firme. Ha soportado muchos cambios urbanísticos a su alrededor, incluso un fuerte temporal de viento que batió sus ramas y consiguió inclinar un poco su tronco. Si se observa bien en su base se aprecia la ligera inclinación. Basta ver la medida del ancho de su tronco, muy grueso, para tranquilizarse sobre su futuro, siempre en el mismo sitio, más allá de la vida de quienes la contemplaron y de quienes hoy la vemos erguida.

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