Atentado a Prim y muerte de un soldado algecireño

EL SEXENIO DEMOCRÁTICO EN ALGECIRAS (1868-1874)

Un vecino perdió su vivienda en subasta pública para hacer pago al Pósito de 62 fanegas y 35 cuartillos de trigo

Unos padres reclaman los alcances de su hijo, fallecido en el Regimiento de Infantería de Cantabria

El ventorrillo del Rinconcillo y un real por carga

A Manuel Cordero le fue embargada a favor del Pósito local una vivienda en la calle Prim.
A Manuel Cordero le fue embargada a favor del Pósito local una vivienda en la calle Prim.

Algeciras/Aquella carta remitida por aquel miembro de la zaga de los Sola, como así fue referido en la anterior entrega, seguramente desde la humilde oficina de correos situada en la actual calle Teniente Serra (antigua Correo Viejo) y junto al Pósito, lugar este último de asambleas y encuentros de los republicanos algecireños; levantaría cierta expectación entre sus correligionarios. Junto al contenido de la misiva de Sola se publicó también el incendiario verso político titulado "¡Paso al Pueblo!", expresando una de sus estrofas... "¡Pasó el reinado fecundo del pueblo/ de la justicia que confunda la malicia/ de aqueste gobierno inmundo/ ya ruge sordo, iracundo impetuoso aquilón/ que a derrumbar la traición/ vuela en brazos de la ira/ En el pueblo se inspira/ ¡Paso á la Revolución!...". Y efectivamente, la malicia y la inmundicia volarían antes de que finalizara el año.

Y mientras aumentaba el malestar político en toda la nación, en nuestra ciudad, al margen de cartas remitidas desde su pequeña estafeta (por cierto, según la central de Correos quedó retenida por carecer de los sellos correspondientes la siguiente: "Algecira: remitente, José de Antestia"), aún reinaba la más absoluta cotidianidad, como por ejemplo la salida del vapor Bartolomé Esteva; barco de periódico rumbo hacia el puerto de Cádiz, o la llegada al fondeadero algecireño del también vapor Liniers haciendo rutinaria escala para repostar y dirigirse posteriormente hacia la ciudad de Tánger. En un plano más institucional local, y según acta municipal: "Don Manuel Juliá y Jiménez, Alcalde de esta Ciudad de Algeciras. Hago saber que por esta Alcaldía, seguido expediente de alcance contra D. Manuel José Cordero, depositario que fué del Pósito público y su fiadora Doña María de los Dolores Ramírez, su madre que fueron de este municipio para hacer efectivo el crédito de granos en que aquel salió alcanzado cuando cesó en el desempeño de su cometido. Con la certificación del alcance y escritura de fianza, que el primero como principal y la última como fiadora otorgaron en 24 de Diciembre de 1850, se entabló el correspondiente apremio conforme á Ynstrucción contra los citados dos individuos, no solo por el concepto aplicado, sino también como deudores que resultaron ser al mismo establecimiento por diversos conceptos; y como consecuencia del apremio en 21 de Setiembre de 1851 se causó el embargo de varios bienes muebles e inmuebles, y entre estos se comprendió una vivienda baja interior de una Casa en la calle de la Torrecilla, frente a la de las Damas de esta Ciudad que tiene entrada por el portón de la calle de la Torrecilla, que lindaba entonces con vivienda por poniente de Don José Jiménez, levante con la de Dña. Carmen Rojas, sur con el patio que es de mancomunidad y por el norte con dicha calle de las Damas en cuyo embargo se tomó razón [...] fué una de las fincas hipotecada á favor del Pósito por sus condueños D. Manuel José Cordero y su madre Dña. María Ramírez".

Continuando la municipal acta: "Siguiendo el apremio contra dichos deudores se decretó en 16 del último mes de Setiembre la venta en pública subasta de la finca urbana retenida para hacer pago al Pósito de 62 fanegas y 35 cuartillos de trigo que por todos atrasos adeudaban al establecimiento y en su consecuencia se practicó la siguiente.= Tasación.= En la ciudad de Algeciras á 2 de Octubre de 1870 ante el señor Alcalde primero [...] comparecieron los peritos: Don Ramón García Romero, Don Sebastián Gamba Bermúdez y Don Cristóbal Ramos Solano de esta vecindad [...] previo juramento que prestaron en legal forma dijeron: Que en su cumplimiento del encargo que se les hizo han visto y reconocido detenidamente una casa propiedad de los herederos de D. Manuel José Cordero, y una de las fincas embargadas al mismo, la cual tiene su entrada por el portón de la calle Torrecilla de esta Ciudad y su frente á la de las Damas y está marcada con el número 7 [...] en el uso de los pozos de agua dulce y negro; á la referida finca le dan de valor según su inteligencia la cantidad de 2. 700 reales de vellón, ó sean 675 pesetas [...] firmando con su señoría que certifico [...] Secretario [...] Decretada la subasta se fijaron los correspondientes edictos [...] Remate [...] Don Rafael Oncala y Amaya de esta vecindad y único postor que se ha presentado por la cantidad de 450 pesetas y á quién quedó adjudicada. Así terminó este acto que firmó su Señoría con el rematante de que Certifico.= Manuel Juliá.= Rafael Oncala.= José Díaz y Ramírez.= Secretario". El reseñado Manuel José Cordero Ramírez, estaba casado con Josefa Herrera; hijos Francisca y Josefa Cordero Herrera; así como Tomás y María de la Palma Vidal.

Embargos y subastas aparte, también en aquel frío mes había tiempo para la cultura, como así aconteció en el teatro Imperial cuando se anuncia que: "El próximo martes actuará en Algeciras una compañía italiana de ópera interpretando Fausto y Semiramis. Una semana más tarde la misma compañía actuaría en la roca: A beneficio del Señor Giofredi, pianista de la orquesta interpretando Guillermo Tell, primer acto de Lucrecia Borgia, Capricho Militar del propio Giofredi y Preludio de Bach, para dos violines, órgano y piano, miembros de la italiana compañía de ópera con el señor Ferni y su hermana también violinista y el director Señor Giménez. En la actuación participará también la banda del Regimiento nº 28. Ofreciendo así un amplio testimonio de la popularidad del Signor Giofredi".

Los alcances del soldado fallecido se entregaron a sus desconsolados padres.
Los alcances del soldado fallecido se entregaron a sus desconsolados padres.

Y mientras en un lado y otro de la cercana bahía se oían buenas notas musicales, en la capital del reino se estaba pergeñando una página negra cargada de una gran nota histórica. Y como de un mal presagio se tratara, por aquellos días se produce un eclipse que fue observado y comentado en nuestra ciudad: "Las nubes que prevalecían á primera hora de la mañana se disiparon fortuitamente hasta cierto punto á medida que avanzaba la hora de la mañana. Se acercaba el eclipse total de sol, y aunque no era el momento del total un banco pesado casi lo envolvió todo en la oscuridad [...] Una característica notable del eclipse para un observador no científico fue la extraordinaria apariencia del cielo y colinas detrás de Algeciras, lúgubres y escabrosas durante el eclipse. Y tan pronto como la totalidad hubo pasado estallando en el brillo de un segundo amanecer".

Y el mal presagio se cumplió, cuando, según informó el Telégrafo de Gibraltar y Malta (Falmouth), se hace público que: "Se nos ha informado que un telegrama ha llegado á Algeciras informando que el general Prim fué disparado y golpeado, pero solo levemente herido". Añadiendo: "Tenemos entendido que las noticias recibidas en Málaga afirman que el general Prim ha sido fusilado mientras circulaba en su carruaje por las calles de Madrid. Cualquiera que hayan sido las fallas en su administración haya tenido que ver con este ultraje, sus asesinos podían haber recordado que, de no ser por él y por hombres como él, la Revolución de 1868 no podría haber tenido lugar [...]". España en pocos años habría sido testigo de más derramamiento de sangre. Los tardíos periódicos que llegan hasta nuestra ciudad informan de que: "Al retirarse el general Prim del Congreso, terminada la sesión de la tarde ha sido asaltado su coche en la calle del Turco por varios asesinos que estaban según se dice, ocultos en dos berlinas situadas en la misma calle [...] como para impedir el paso al coche que conducía el general. Los asesinos han disparado ocho tiros apuntando á quemarropa al general Prim y su ayudante, el Sr. Nandin". Prosigue la narración de los hechos: "El general Prim ha sido herido por dos balas en el antebrazo izquierdo y por otra en la mano derecha, del cual ha habido que amputarle un dedo. Afortunadamente la primera opinión de los facultativos no ofrece peligro de muerte por las heridas. El Sr. Nandin ha recibido dos balazos en la mano". Era la noche del 27 de diciembre de 1870.

Al mismo tiempo que estos violentos hechos se sucedían en la siempre lejana capital de España, en nuestra ciudad, los algecireños -muchos de ellos desconocedores aún de la gran noticia-, proseguían con su día a día, como así fue el caso de dos labradores locales, teniendo como escenario el juzgado local, cuando: "Francisco Lozano Vázquez y José Molina Sánchez, el primero curador (representante) de su nieto menor de edad Juan González Lozano, cuyo cargo le está discernido por el Juzgado de este Partido [...] en dicho juzgado se principiaron auto a instancias de Francisca Lozano Fabre, madre del menor, contra Andrés Navarro Jiménez y su mujer María Beneroso por el cobro de reales que se causó embargo en dos reses vacunas consistente en una vaca parida y una utrera pertenecientes estos animales al segundo (Molina Sánchez), este entabló tercería de dominio (demanda interpuesta por quién afirma ser dueño de un bien embargado), que fué sustanciada por sus trámites, recayendo sentencia declarando no haber lugar á ella, de la que apeló Molina ante la superioridad; y así las cosas por mediación de personas imparciales han convenido en transigir el negocio pendiente quedando Molina dueño absoluto de dichas reses mediante la cantidad de 150 pesetas que ha de entregar á él Lozano en compensación de sus reclamaciones [...] que el Francisco lozano y el Molina desisten de las reclamaciones que tenían pendiente en este Juzgado, dando por terminados y conclusos los autos incoados por el primero cuanto la tercería interpuesta por el segundo".

Francisca Lozano protege en el juzgado algecireños los derechos de su nieto Juan González.
Francisca Lozano protege en el juzgado algecireños los derechos de su nieto Juan González.

Qué lejos estaba aquella exultante Algeciras de septiembre del 68 que fue visitada para calmar a los exaltados locales por el presidente recientemente tiroteado; de esta ciudad postconstitucional del 70 en la que los otrora bravos tendían a la mansedumbre quedando tan solo un pozo de rebeldía entre la pequeña clase política que abogaba por mayores libertades y autonomía. Y así, dentro de aquel ambiente de tristeza nacional otro más local y de menos pompa, se vivía en el domicilio de unos entristecidos y humildes padres algecireños; los cuales, de seguro, sacaron fuerzas de flaqueza cuando el frío procedimiento legal les requirió su presencia: "José Sarmiento González y su esposa Ana Bautista Domínguez del campo y de esta vecindad [...] expresan que su legítimo y único hijo José Sarmiento Bautista soldado que fué del Regimiento de Infantería de Cantabria que falleció en esta Ciudad [...] declaran ser sus únicos y universales herederos y por el ministerio de la ley á percibir los alcances y demás cantidades que le pertenecen por premio de enganches y no pudiendo pasar personalmente dada la avanzada edad de ambos á Cádiz á percibirla, el Excmo. Sor Gobernador Civil de la Provincia, dá poder á Don Luís LLanos y Baeza, vecino de dicha plaza para que representando á dichos padres perciba y cobre de la dicha superior autoridad ó de cualquier otra oficina, los 7.500 reales que por tal concepto les están mandado á abonar por el Consejo de Redención y Enganches, como resultado de los alcances liquidados á su finado hijo José Sarmiento Bautista".

Resulta paradójico pensar que la suma heredada por tan desconsolados padres, hubiera sido suficiente e incluso sobrado, para el pago de la redención en metálico que le hubiera evitado a su hijo las mortales heridas recibidas en combate... "¡Oh fortuna, variable como la luna!" (Carmina Burana).

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