La Granja, una barriada hecha a sí misma

La Granja, situada en la zona norte, está en constante crecimiento con unos 10.000 vecinos

El paso de camiones y la autoconstrucción de casas marcan la identidad del barrio

1. La Granja, vista general, junto a la avenida Vista Mar. 2. Dos personas en el paso peatonal de la A-7 para salir del barrio con un coche cruzando. 3. Husillos hundidos en la calle Adalides. 4. Un camión circula por la avenida de las Flores  5. El asfalto de la calle Hortensia, deteriorado. 6. Un solar de la calle Amapola que podría usarse como parque. 7. Una acera, invadida por maleza.
1. La Granja, vista general, junto a la avenida Vista Mar. 2. Dos personas en el paso peatonal de la A-7 para salir del barrio con un coche cruzando. 3. Husillos hundidos en la calle Adalides. 4. Un camión circula por la avenida de las Flores 5. El asfalto de la calle Hortensia, deteriorado. 6. Un solar de la calle Amapola que podría usarse como parque. 7. Una acera, invadida por maleza.
María E. Selva

16 de abril 2017 - 02:11

De cañada real con cuatro chozas en la década de los 60 a una barriada en expansión con aproximadamente 10.000 habitantes. Así es La Granja, donde a las familias de toda la vida hay que sumar los nuevos vecinos jóvenes que han ido tomando al barrio como punto residencial, estratégico por su cercanía a la salida norte de la ciudad por la A-7. Este núcleo de población es el paso de numerosos camiones al estar conectado con el polígono La Menacha a través de Huerta las Pilas, a ello hay que añadir el muro peatonal inseguro que es la autovía y que les conecta con el resto de la ciudad .

La autoconstrucción ha marcado el crecimiento de la barriada en sus inicios. Tras el derribo de las chozas empezaron los vecinos a levantar sus primeras casas. En La Granja hay gran presencia de bloques, los primeros datan de la década de los 70, los conocidos de los pescadores en Teresa Jornett y las Nuevas Colinas.

El nombre del barrio proviene de una antigua granja militar creada por el ejército en 1901

Los primeros habitantes de La Granja eran en su mayoría trabajadores de la construcción y servicios, de menor poder adquisitivo. Con las emergentes urbanizaciones de pisos llegaron residentes con una economía más holgada y finalmente se empezaron a construir viviendas adosadas. El barrio se ha ido adaptando a los tiempos y ofrece un variado perfil de vecinos, desde los más mayores que empezaron a poblar el barrio hasta los jóvenes que llenan las nuevas urbanizaciones. No ha habido una tendencia de huida entre los menores que dieron en La Granja sus primeros pasos.

La barriada se ha ido haciendo a sí misma y por ello afloran hoy los graves desperfectos en el asfalto, calles que son obstáculos y aceras que han desaparecido, cableado eléctrico como telarañas sobre los viales, solares y construcciones abandonadas o una ordenación del tráfico que requiere revisarse por la densidad de vehículos que soporta.

La Granja puede presumir de ser la única barriada junto a El Saladillo que tiene una biblioteca municipal y además una unidad de Bienestar Social. Sí falta un ambulatorio para dar asistencia a toda la población, ya que les corresponde el centro de salud norte, lo que les obliga a atravesar la autovía.

Autoconstrucción

Las viviendas más antiguas del barrio son las situadas en la avenida de las Flores -conocida como Carretera Vieja de Los Barrios- y las de la calle La Granja, que conecta con la parroquia. La autoconstrucción vino de la mano de la venta de parcelas por parte de una urbanizadora, que distribuyó las zonas dejando calles de seis metros. Esto provocó que fueran muchos los vecinos que entonces asfaltaron sus propias vías tras hacer sus casas.

La barriada tiene más de medio centenar de calles, en su mayoría con nombres de flores salvo excepciones como las vías José Bueno, Rosario Puerto o el pasaje de la Peseta. La asociación de vecinos Vista Mar de La Granja colocó los nombres con unas placas blancas hace 25 años, tras desgastarse las primeras municipales y ante la ausencia del nombre en muchas.

comunicaciones

La barriada está "partida" en dos por la avenida de las Flores y separada del resto de la ciudad por la autovía A-7. En 1994 se inauguró el puente que conecta La Granja con San José Artesano tanto para el tráfico rodado como para peatones. Esta conexión fue un éxito logrado por los vecinos tras numerosas manifestaciones denunciando su "aislamiento".

Aunque el puente salvó en gran medida este "muro", los vecinos usan los pasos peatonales de la autovía para ir a San José Artesano. Es un trazado inseguro ya que cuando se abre el semáforo a los viandantes se pone en ámbar para los conductores que salen del barrio vecino. Constituye "un problema peatonal y mucho riesgo", sostiene la asociación de vecinos, que solicitó hace muchos años un paso sobreelevado para cruzar la autovía de forma peatonal, sin embargo el Ministerio de Fomento les anunció de la proyección futura de soterrar la entrada a la ciudad del tráfico rodado, por lo que no habría necesidad de realizar esa alternativa. Sin embargo del proyecto nunca supieron nada más.

tráfico

El aumento constante de población y el propio diseño y crecimiento de La Granja ha provocado que la densidad del tráfico genere colapsos en horas puntas, como la generada por el colegio Adalides y el IES Las Palomas. A ello hay que sumar el paso del autobús escolar, que atraviesa la calle Adalides con un asfalto muy castigado. La salida del bus del barrio también es cuestionada, ya que pasa por la calle Amapola, pese a su estrechez.

Del barrio se puede salir por la zona superior desde la avenida Vista Mar hacia San Bernabé, además del ramal que desemboca en la A-7 y en el puente que conecta con San José Artesano. Sin embargo es necesario una mayor permeabilidad del tráfico y por ello solicitan los vecinos la conexión de la calle Benito Daza con la avenida de las Flores. Advierte además de la peligrosidad que supone la intersección entre Benito Daza y Vista Mar, donde apenas hay visibilidad y se tapona como un cuello de botella para culminar en la avenida de las Flores.

Otro de los grandes problemas de La Granja está en el paso de los camiones por la cercanía del polígono La Menacha. La asociación no entiende que se permita por la avenida de las Flores los camiones de hasta 9,5 toneladas. La prueba está en los husillos hundidos y en la propia rotonda de entrada al barrio, erosionada en sus laterales por los choques de estos vehículos pesados al realizar el giro.

servicios

En la década de los 60 llegó el transporte urbano al barrio, lo que ha permitido conectar a los vecinos con el resto de la ciudad. Sin embargo hay graves ausencias como la de una sucursal bancaria y un centro de salud para descongestionar el de San José Artesano, al menos un módulo de primera atención. La biblioteca Pérez Petinto da un aporte cultural, unido a la labor de atención en Bienestar Social que realizan en este espacio.

El mantenimiento en limpieza de La Granja no es el deseado por los vecinos, especialmente a la vista de los contenedores, la mayoría en malas condiciones o rotos. En cuanto a parques, el barrio tiene dos infantiles pero pequeños. Hay una parcela municipal entre las calles Amapola y Azahar que piden los vecinos que se reconvierta en una plaza o zona infantil. Y también recuerdan que los mayores no disfrutan de una zona con aparatos para motivar al deporte activo.

A nivel de seguridad es una barriada relativamente tranquila, si bien la asociación echa de menos la presencia de un policía constante, la llamada Policía de Barrio, que pueda atender y conocer la realidad del lugar.

Necesidades

La asociación de vecinos tiene un amplio listado de necesidades empezando por el arreglo de las calles Hortensia, Trepadora, Laureola, Violeta, Lirio y Adalides. El acerado también es caso aparte ya que en el margen derecho de subida de la avenida Vista Mar es casi inexistente además de los postes de madera de electricidad que impiden el paso. Urge también la construcción de la acera desde la peña El Barrio en la avenida de las Flores. En alumbrado hay muchas calles con farolas de hace cuarenta años y el arroyo del puente de Las Pilas requiere de mantenimiento por el cañaveral que genera un riesgo constante de incendio.

Los excrementos de perro son minas al paso de los vecinos y las construcciones abandonadas nidos de ocupas y de entrada de jóvenes que puede dar lugar a algún incidente. Los pasos peatonales sobreelevados también son una petición histórica en algunos puntos como en las principales avenidas y las calles Amapola y Mimosas.

Historia

La Granja es conocida en Algeciras por ser la barriada de los caracoles, por los bares especializados en su cocinado, pero su historia no queda ahí. Su nombre proviene de una antigua granja militar establecida por el ejército en 1901 en terrenos en los que se proyectaba construir un cuartel de Infantería, que no llegó a edificarse.

En época más antigua las tierras formaron parte de un cortijo llamado Zarza del Moro y en sus proximidades estuvo establecido el campamento de Alfonso XI cuando la conquista de Algeciras en 1344. Esta es la historia que reza en una placa dentro de la sede actual de la asociación de vecinos, colectivo que se creó en 1979 para dinamizar la actividad ciudadana de la barriada. Muchos años han pasado y su programación no cesa por la buena vecindad.

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