La barriada de Los Pastores realiza un homenaje al añorado padre Flores

Una placa en la parroquia de San Agustín recuerda la labor del sacerdote, que dejó huella en la ciudad

El padre Flores: 60 años de la muerte de un hombre bueno

Los participantes en el homenaje al padre Flores.
Los participantes en el homenaje al padre Flores. / Vanessa Pérez

Algeciras/La feligresía de la parroquia de San Agustín y vecinos de la barriada de Los Pastores, en Algeciras, han rendido este domingo un sentido homenaje al padre Flores, persona muy recordada aún aunque se haya cumplido en 2024 el 60 aniversario de su fallecimiento en un accidente de tráfico cuando iba a comprar materiales de construcción para la iglesia de Nuestra Señora del Carmen.

Coordinado por el párroco Rubén Vargas Candón, en el acto se ha descubierto una inscripción en cerámica en honor del añorado cura en la que se lee: "La parroquia de San Agustín, en agradecimiento al padre Manuel Flores por sus esfuerzos y desvelos por construir este barrio de Los Pastores".

El cronista oficial de la ciudad, Carlos Gómez de Avellaneda, trazó el perfil del sacerdote en su intervención ante el público antes de la eucaristía.

La placa de homenaje al padre Flores.
La placa de homenaje al padre Flores. / Vanessa Pérez

El 18 de noviembre de 1925 nacía en San Fernando Manuel Flores Fernández, que, ingresado en el seminario en 1937, fue ordenado sacerdote en el santuario de Los Santos de Alcalá de los Gazules con solo 22 años. Algo para lo que fue necesaria una dispensa de Roma, pues la edad mínima para ello era de 24 años. Ejerció su sacerdocio en Medina Sidonia, durante su servicio militar fue alférez-capellán en Tarifa y su término municipal y tras ser el primer párroco de la nueva iglesia de Tahivilla, también ejerció en San José del Valle durante dos años. Aunque realizó una excelente labor en estos destinos, la gran aplicación de su energía fue en Algeciras, al ser desde 1958 párroco de Nuestra Señora del Carmen, entonces situada en la capilla del hospital.

El esforzado sacerdote se encontró con una ciudad que había duplicado su población en sólo una década, la de 1940 a 1950. Esa afluencia de nuevos habitantes, generalmente de muy modesta condición, no pudo ser asimilada por el saturado casco histórico y ocasionó un chabolismo incontrolado, con pésimas condiciones de habitabilidad para muchos miles de personas. El Padre Flores emprendió la titánica tarea de ayudar a esta desfavorecida población no solo con su carisma y energía, sino valiéndose de un moderno medio de difusión, la radio, que estaba entonces en el apogeo de su utilidad social. La sociedad respondió y todos los estratos económico-sociales contribuyeron económicamente. Así, tras solo dos años de intensa actividad, las primeras casas de la barriada Padre Flores se entregaron en 1960.

Por otra parte, el sacerdote se había propuesto levantar un nuevo templo como sede parroquial de Nuestra Señora del Carmen, edificio que estaba muy avanzado en 1964. Ese año, a la altura de la sevillana población de Dos Hermanas, el Padre Flores se desplazaba a Sevilla para una de sus muchas gestiones cuando un accidente de tráfico segaba su vida y la de su amigo Antonio García Delgado, que se había prestado a transportarlo.

En solo seis años el Padre Flores supo mover la conciencia social, pero no solo en la ciudad, sino al parecer a otros niveles, pues en aquel tiempo “casualmente” se inicia la gran solución al problema en Algeciras: la construcción de miles de viviendas de protección estatal que multiplicaron varias veces el espacio edificado en el casco histórico tradicional, siendo uno de los mayores acontecimientos en la historia urbana de la ciudad. Pero antes, como era tradición en Algeciras desde su resurrección en el siglo XVIII, la solidaridad popular se había adelantado en la solución de un gravísimo problema.

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