La Piñera, el barrio de la coexistencia
TERRITORIO ESPECIAL
La Piñera, situado en la zona sur, tiene un 20% de población migrante. Residen unas 11.000 personas en un núcleo marcado por el abandono, el paro y el riesgo de exclusión social
Casi escondida parece estar la barriada, como ese cajón de sastre donde se guarda aquello que nadie ve. La Piñera es uno de los barrios de Algeciras con mayor población, unas 11.000 personas residen al sur del Puente del Matadero, y entre sus recovecos aflora el abandono, la exclusión social, el desempleo y el intento de coexistir con casi un 20% de población migrante.
Estos índices de riesgo fueron tomados en cuenta por la Junta de Andalucía y en 2007 declaró al conjunto El Saladillo-La Piñera zona de Rehabilitación Integral de Barriadas (RIB) y más tarde Zona con Necesidad de Transformación Social (ZNTS). El origen del barrio está en la zona conocida como CA-08, que son las primeras viviendas que se entregaron en 1952 entre las calles Mar Menor y Cantábrico.
La Piñera, a quince minutos a pie del centro, ocupa una extensión que abarca desde la conocida zona del Tropezón, toda la calle Andalucía hasta limitar con Bombita, donde empieza Los Toreros. A simple vista parece que se divide en dos, entre la cuidada y la abandonada, aunque es un simple espejismo. La primera está entre los bloques más cercanos al límite con El Saladillo y la segunda comprende la zona alta y baja.
Es un barrio de gente humilde y trabajadora pero con un alto nivel de desempleo. La llegada de migrantes, en su mayoría de nacionalidad marroquí, está bajando la media de edad. El bajo nivel académico de un gran porcentaje de la población unido a la existencia de un mínimo tejido comercial y a la carencia de infraestructuras, equipamientos y plazas hacen que sea un barrio con grandes necesidades.
La labor de colectivos sociales y ONG está siendo indispensable en una zona donde la integración intercultural es fundamental para la buena convivencia. El presidente de la asociación Puerto Blanco, Leonardo Bernal, explica que la relación se basa en el respeto "mutuo".
Hay tres colegios en La Piñera: Alfonso XI, Virgen del Pilar y Andalucía. Los institutos están en El Saladillo. Los comercios se ubican en las vías generales como el Tropezón o paralelos a la N-340. La asistencia sanitaria la reciben en el ambulatorio de la barriada vecina. La sede de la asociación La Amistad llegó a ubicar una oficina de recaudación tributaria, que simbolizó la descentralización del servicio. La Concejalía de Bienestar Social tiene un pequeño espacio para dar asistencia y destaca un Aula de Mayores que gestiona en el barrio el centro de adultos Juan Ramón Jiménez.
La Piñera en definitiva es un barrio marcado por el abandono en mantenimiento, unido a un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) que no les da problemas de convivencia pero les recuerda el gran vacío que tienen de equipamiento público. El polideportivo Periquito al menos atrae a jóvenes de otras barriadas, pero es insuficiente, y el uso del antiguo campo de fútbol de la Vega como depósito municipal de vehículos les refuerza más como "cajón de sastre".
Infraestructuras
En La Piñera hay 1.748 viviendas iniciadas a finales de la década de los 50 por el Estado a través de la Dirección General de Regiones Devastadas, un organismo creado durante la época de Franco. El deficiente estado de conservación, básicamente nulo, de las casas motivó la actuación de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) en cuatro fases, la demolición y nueva planta de 240 viviendas, el realojo transitorio de sus ocupantes y la reurbanización y mejora de los viales y espacios libres adyacentes.
Los vecinos calculan que unos 300 vecinos se han podido beneficiar de estas actuaciones. Las primeras viviendas del barrio son de 1952 las CA-08 y luego se crearon las que hay detrás del CIE del conocimiento movimiento 25 años de Paz, en 1955. Un total de 128 viviendas fueron demolidas, los vecinos realojados y se crearon los llamados "lacasitos", unos bloques de colores en la calle Duero y Bombita.
En la calle Andalucía también se invirtió en los primeros bloques del barrio pero con la llegada de la crisis se quedaron las ayudas paralizadas y de darse una subvención del 75% para las reformas por parte de la Junta se ha pasado al 35%, algo insostenible para los vecinos. Ahora hay personas que viven en bloques apuntalados. Uno de los principales escollos también está en la propia falta de voluntad de los propietarios, ya que se requiere documentación para optar a las ayudas, pese a que la Junta ha trabajado en ello, unido al gran número de ocupaciones ilegales en las zonas alta y baja.
Exclusión social
Los altos índices de paro, el absentismo y el destacado número de población bajo el umbral de la pobreza hace que este barrio requiera de un gran número de programas de asistencia social y de ayuda. A unas 200 familias atiende Cáritas Parroquial de La Piñera de la iglesia Espíritu Santo. A ello hay que sumar la labor de Barrio Vivo, Alternativas o la Fundación Márgenes y Vínculos con Un Barrio de Todos. Son continuas las campañas de integración. El absentismo está más controlado por el gran trabajo que realiza la comunidad educativa de la zona con programas como Marea, pero es fácil ver entre las calles en plena mañana a algún menor, y mucho más sencillo ver a grupos de adolescentes sin estudiar y sin empleo.
Seguridad
La Piñera irremediablemente es una barrio donde hablar de "menudeo" está a la orden del día, especialmente en las zonas más deprimidas. La inseguridad no es tan latente, pero es necesaria la presencia policial más continuada. Los vecinos denuncian más el vandalismo que la propia violencia, sumado a los okupas. De hecho incluso se perciben pequeños "guetos" en la zona alta de La Piñera, y de ninguna manera consideran que tenga que ver con la gran presencia de migrantes.
servicios
La principal queja de los vecinos está en la falta de limpieza y de mantenimiento. La limpieza la califican de "desastre", incluso hay calles en la zona alta por las que no ven barrenderos, además de falta de papeleras y contenedores, muchas destrozadas o quemadas. De la conexión del autobús urbano no presentan demasiadas quejas, aunque los domingos no pase por el barrio.
No hay ningún parque para mayores, apenas una pista de fútbol con el vallado destrozado, zonas infantiles víctimas del vandalismo y solares vacíos convertidos en escombreras. "Nunca ha estado tan abandonado el desbroce en el barrio", apunta Bernal. Sí destaca Jorge Castro, de La Amistad, la obra del colector de la calle Andalucía, lo malo es que en la parte alta de la calle sigue destapado, con el consecuente peligro de caída de cualquier persona.
nECESIDADES
La Piñera necesita espacios sociales y el punto de mira esté en el actual CIE, la antigua cárcel. Para los vecinos el barrio necesita una gran reestructuración y recuperar zonas de ocio para que los jóvenes tengan alternativas. El mantenimiento de La Piñera es nulo y se ve en las calles y las aceras. En los bloques detrás del CIE a veces ni los taxis acceden y hace falta una mayor atención hacia las familias en riesgo de exclusión social. Los colectivos piden más presencia de trabajadores sociales.
A pie de calle
La Piñera es una barriada abandonada pero con mucha vida, algo que se observa a simple vista. Entre los bloques sólo se ve abandono, maleza y zonas verdes descontroladas. Gallinas campando a sus anchas entre bloques atados por cuerdas de tender o algún joven montado a caballo transitando por la acera.
Las grietas en los pisos son sinónimo de alarma, cables de electricidad colgando a pocos centímetros de algunas casas. Un vecino en la calle Jarama recuerda que "no quiere pagas, quiere un trabajo" mientras señala el acerado que él mismo dice limpiar porque no pasa nadie. En la calle Espíritu Santo aflora una fuga de fecales a la altura del bloque 6 y los muros junto a las aceras parecen estar a punto de caerse. "Nos conformamos con mantener lo que hay, pero hacer algo", señala Bernal ante la desidia visible en una zona que parece estar bien escondida.
Historia
La Piñera nació como una obra social que se sustentaban en los terrenos de la herencia de Agustín Bálsamo. Su nombre se debe a la cantidad de pinos que había entrando por la calle Guadix. El límite de los terrenos de Bálsamo al norte de la ciudad recibió el nombre de Los Pinos. Las primeras casas son las conocidas como CA-08, luego llegaron las casas de la Estrella. Los terrenos no tenían ningún uso de valor antes de crearse el barrio.
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