El clan de la Torre, el callejón Bilbao y los quintos de Algeciras
Historias de Algeciras | El Sexenio Democrático
José García Morcego tenía su domicilio en el número 5 de la calle de la Alameda
La nación se convierte en un clamor contra la política de quintas del gobierno de Prim
Algeciras/Y mientras en nuestra ciudad los jóvenes Juan Segarra y Carlota Feliche se comprometen y “dan fe y palabra de casarse” -como así se hizo constar en la anterior entrega-, el consolidado matrimonio compuesto por Carlos Roca Massa y Rafaela de la Torre Cataño, vecinos de Algeciras; el primero hijo de Pedro Antonio Roca y Josefa Massa; la segunda hija de Rafael de la Torre y María Cataño, en tan convulsos momentos, declaran: "Siendo ambos solteros contrajimos matrimonio en la Iglesia parroquial de esta ciudad en 1862, y no hemos tenido hijos, que a dicho matrimonio ni uno ni otro aportamos bienes algunos más que las respectivas ropas de nuestro uso; y después de casados, yo Rafaela de la Torre he adquirido por herencia de mi padre, los cuales conservo en mancomunidad con mi familia [...] una tienda de comestibles en la calle Larga de esta ciudad y algunos créditos de todo lo cual conservamos documentos y apuntes necesarios". Poco tiempo después, en plena restauración borbónica, Rafaela quedaría viuda.
Había nacido esta importante propietaria algecireña en 1828, coincidiendo con el periodo de gran represión de Fernando VII tras el Trienio Liberal, falleciendo el 20 de enero de 1892; su gran patrimonio -que compartía con sus hermanos Federico, Juan, Francisco, Josefa y Gertrudis- consistía en: 93 fanegas de labor en tierras de la Dehesa de Ceuta, que lindan por norte y poniente con arroyo de Los Pastores, el Guijo Grande y Cortijo de Don Ramiro; Sur con tierras de Juan Arcas, Manuel Moreno, José Custodio y Benito Oliva. Por levante con las de Ambrosio Muñoz, Juan Nadal e Isidro Sánchez. Tienen dos casas de mampostería. Otra de 25 fanegas de tierra de labor en la misma Dehesa que linda por los cuatro puntos cardinales con la misma dehesa y tierras de María Cataño y Martín. Las adquirió Rafaela por herencia de su madre en 15 de diciembre de 1881. También en el norte de la ciudad contaba esta familia con propiedades como el llamado Cortijo del Estudiante, que formaba parte de la también importante propiedad conocida como Zarza del Moro y en cuyos aledaños se levantaría en 1846 el Cementerio Municipal. En la zona sur, aún en la toponimia de la Villa Vieja se utiliza la denominación de “Era de la (s) Torre (s)” que recuerda al que fuera gran propietario, cabeza de familia y creador de tan importante patrimonio, Rafael de la Torre.
Además de convulsos también eran tiempos de oportunidades, como aquella que surgió en la lejana y cordobesa villa de Luque cuando: "Santos María Pego y Díaz, gerente y representante de la empresa La Productora, vecino de la ciudad de Córdoba y residente en la villa de Luque [...] concede un poder a José García Morcego, vecino de Algeciras, de 45 años de edad y de estado casado, para que en su nombre arriende los inmuebles de su pertenencia [...] para que tome dinero en préstamo hasta la cantidad de 2.000 escudos [...] para que venda, permute, ceda o dé en compensación. Manifestando García Morcego, que: Santos María Pego y Díaz, es dueño de una casa principal de dos cuerpos, situada en la calle Real de esta Ciudad de Algeciras y señalada con el número 16 [...] linda por derecha que es el Norte con Callejón de Bilbao, formando esquina, por su izquierda que es el Sur con casa de Francisca Álvarez, por su centro que es el Levante con casa de Julián Haurat y Moya; dando su frente al Poniente á dicha calle Real. Dividida en 14 habitaciones, corredores, azotea, patio y una cuadra accesoria por el Callejón de Bilbao y estimando su valor en 5.000 escudos".
Esta vivienda la adquirió su propietario -Pego y Díaz- por compra que hizo a Francisca Blanco Álvarez, casada con José Arnau Navarro en 2 de abril de 1867 en la ciudad de Campillo (Granada) previa autorización judicial e instrucción del expediente a solicitud de aquella por ser menor de edad, y que recibió en herencia de su padre difunto Antonio Blanco. Informando el algecireño García Morcego que: "necesitando su propietario tomar en préstamo la cantidad de 2.000 escudos en efectivo, o sean 20.000 reales de vellón, ha convenido con el también algecireño Francisco España Pardo, en hipotecar la citada finca [...] al interés del 1% mensual o sean 1 escudo por cada 100 que forman 20 escudos mensuales y por un periodo de un año que principia en el día de hoy [...] la devolución se verificará en monedas de oro o plata, con exclusión de papel o calderilla".
José García Morcego, estaba casado con Francisca Vázquez García, teniendo su domicilio en el número 5 de la calle de la Alameda. No tenían hijos. Consistiendo los bienes del matrimonio en la casa de la calle de la Alameda y terreno adjunto; en la citada vivienda tenían un negocio de herrería y además contaban con otra vivienda en el número 4 de la cercana calle Laberinto. En 1840 había obtenido licencia municipal para establecer en terrenos de La Acebuchal y cedidos por el propio consistorio algecireño, una pequeña industria para la cría y aclimatación de la cochinilla.
Coincidente con las exigencias impuestas por el acreedor en el preceptivo contrato, también se espera y se le exige a los responsables de instituciones como la Beneficencia que impongan la también “aclimatación” constitucional a todos sus empleados -como a la citada cochinilla- acordándose "comunicar órdenes a los Directores de los establecimientos de beneficencia de la provincia para que en unión de los empleados de los mismos establecimientos se presenten ante los Alcaldes respectivos a jurar la Constitución del Estado, oficiándose también a dichos Alcaldes para que reciban juramento y remitan a ésta el acta que lo acredite".
En otro orden de asuntos también fue contemplado por la provincial Administración: "En vista de una instancia de D. Juan Blanco, Director de la Hijuela de espósitos de Algeciras, se acordó que el resguardo de la caja de depósitos que existe en la Caja provincial en garantía del destino de Admor (sic) de la titular hijuela, se remita al Agente que se ocupa en Madrid de los asuntos provinciales para que por cuenta del recurrente y conforme al reglamento de la Caja general de depósitos, retire de los valores que representa dicho resguardo los cupones vencidos, los cuales remitirá para poder hacer entrega de ellos al interesado, según pide en su instancia".
Y así, mientras el director de la Hijuela de expósitos de Algeciras espera como agua de mayo los citados cupones, un decreto firmado en la capital del reino sin rey exaltará -por enésima vez- los ánimos de los contrarios a las quintas, recibiéndose en la Casa Consistorial de la calle del Convento la siguiente notificación: "Decreto expedido por S. A. el Regente del reino con fecha del actual dictando varias disposiciones para llevar a efecto la quinta de 40.000 hombres con destino al reemplazo del ejército en el corriente año (1870), en cuyo artº 2º se ordena que las Diputaciones provinciales procedan inmediatamente a distribuir el cupo correspondiente a cada provincia entre todos sus pueblos, haciéndose la designación y el sorteo de las décimas del 5 al 10 de junio próximo y publicándose este reparto por extraordinario en los Boletines Oficiales de provincias el 12 de junio lo más tarde". Aquella movilización no le iba a salir gratis al progresista gobierno. La citada llamada a filas unida a la Ley de Orden Público elaborada por el Ministro de la Gobernación Nicolás María Rivero, provoca nuevamente una gran violencia en las calles, principalmente en la ciudad de Barcelona, donde se llegó por parte del Ejército a cañonear el popular barrio de Gracia. La falta de lo más básico para vivir en Andalucía hace posible que a los federales se les sume una ingente cantidad de jornaleros; mientras tanto el bandolerismo se impone. Tiempo después, el gobernador civil de Córdoba, de nombre Zugasti, se hará tristemente célebre organizando “partidas de seguridad pública” aplicando la ley de fuga; el ministro Silvela le señalaría como responsable de la muerte de más de 50 presuntos delincuentes. En un intento para calmar los ánimos procede el Gobierno a amnistiar a los federales desterrados con motivo del levantamiento del año anterior.
Continuando con el contenido -y negativo- escrito para los opositores a la llamada a filas, su repercusión también tuvo sus efectos en nuestra ciudad: "Se dió cuenta del proyecto de repartimiento hecho por el negociado respectivo para distribuir entre los pueblos de la provincia los 981 hombres que han correspondido a la misma, y encontrándose exactas las operaciones practicadas para llevarlo a efecto, la Diputación acordó aprobar dicho repartimiento en los términos que a continuación aparece, y que se publique desde luego en el Boletín Oficial para conocimiento de los Alcaldes y Corporaciones municipales, sin perjuicio de hacerlo también del reparto definitivo, luego que se verifique el sorteo de las décimas que han resultado en el mismo repartimiento para cuyo acto se señala el día 6 de junio próximo a las 12 de la mañana en la sala de sesión de esta Corporación. Se acordó también que por la Comisión se proponga los días en que cada pueblo debe de hacer la entrega de su respectivo contingente al contar desde el 22 de junio próximo al 19 del siguiente mes de junio que se fija por el Gobierno, a fin de que la Diputación pueda cumplir lo prevenido en el artº 7º del citado decreto. Repartimiento de que se hace mérito en el acuerdo que antecede: Pueblo/Algeciras/Mozos sorteados en abril último 128/ Cupo de cada pueblo para el ejército permanente/ Enteros: 34/ Décimas: 4".
Y mientras toda la nación se convierte en un clamor contra la política de quintas del gobierno de Prim, también se procede a notificar desde las instancias progresistas de la provincia lo que sigue: "Resultando de las cuentas y presupuestos [...] el fruto de la bellota que se subasta anualmente sufre considerables bajas en sus productos, como sucede por ejemplo en los del Campo de Gibraltar, que en el presente año han descendido de sus tipos en dos terceras partes [...] examinadas las causas de que procede tan considerable perjuicio los objetos de removerlas. Abierta discusión sobre este punto se reconoció como una de dichas causas las subastas fuera de tiempo dándose a lugar a que el fruto caiga del árbol y se inutilice o aproveche sin retribución por los Propios [...] Pero la causa principal nace de que las subastas se hacen por el producto del año común del quinquenio lo cual es en extremo desacertado porque tratándose de un fruto vivo, a la vista, pasajero, debiera apreciarse en fines de Agosto y principios de Setiembre por el valor que presenta entonces que es cuando realmente puede conocerse [...] Para atajar estos males [...] se toma los acuerdos siguientes: 1º El fruto de la bellota de los montes de los pueblos que se vende anualmente se apreciará por los peritos agrónomos en los meses de agosto y septiembre cuando estando el fruto a la vista pueda estimarse su valor. 2º Las subastas anuales del fruto de la bellota de dichos montes se verificará el día de San Miguel, 29 de septiembre, conforme a la costumbre de antiguo establecida. Y así de antiguo era, que ya en las Siete Partidas de Alfonso X (entre 1252 y 1284), se estableció: como se debe hacer la Carta de arrendamiento de viñas o huertas o de otra cosa [...] y tenerlas desde el día de San Miguel hasta un año".
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