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Construcción del muelle de Villanueva y otras obras (1911-1921)

Fragmentos de la Historia del Puerto de Algeciras (1906-1980)

Historia de unos tinglados que nunca llegaron a utilizarse

Tinglados instalados en el muelle Viejo. Fotografía tomada a finales del año 1913, poco antes de su desmontaje (Archivo de la A.P.B.A.). / E. S.

05 de octubre 2024 - 04:00

En el mes de marzo de 1911 los representantes de la Cámara de Comercio que formaban parte de la Junta, ante la falta de espacios cubiertos en el muelle Viejo para depositar las mercancías, propusieron iniciar los trámites para dotar a ese antiguo muelle de dos tinglados metálicos que sirvieran de almacén y resguardo a las mercancías que esperaban ser embarcadas o quedaban en depósito una vez desembarcadas. Como luego se demostró, fue una propuesta precipitada e innecesaria, pues ya se hallaba en trámite la construcción del muelle de la Galera que absorbería el muelle Viejo. Aunque el ingeniero director expuso las dificultades de espacio que presentaba el reducido muelle y los escasos recursos disponibles, accedió a las exigencias de los comerciantes y acometió la construcción de ambos tinglados, "de proporciones reducidas, de unas dimensiones aproximadas de 7 x 25 metros -refiere en su proyecto el señor Rodríguez de Rivera- aunque también exponía que, dadas las actuales dimensiones del muelle", los tinglados representarían un serio obstáculo para el tráfico. En sesión celebrada el día 18 de julio de 1911, el ingeniero director presentó a la Junta el proyecto de los tinglados para su instalación, condenados a su desaparición cuando se acometieran las obras del muelle de la Galera en mayo de 1913.

Plano con el estado de las obras, y las proyectadas, en el año 1920 (detalle). Con la letra A: el muelle de Villanueva; con la letra B: primer trozo del muelle de la Galera; con la letra C: la prolongación de dicho muelle: con la letra D; el muelle de Madera de la Compañía del Ferrocarril y, con la letra E: la Isla Verde (Archivo de la A.P.B.A.). / E.s.

Por Real Orden de 8 de marzo de 1912 se aprobó por la Superioridad el proyecto de tinglados en el muelle Viejo. Sin embargo, su instalación no fue tan inmediata como deseaban los representantes de la Cámara de Comercio, pues hubo que esperar a la celebración del concurso para la adjudicación del suministro de las estructuras metálicas, que se efectuó el 27 de agosto de aquel año. Las cubiertas serían de chapa ondulada y la estructura contaría con canalones de cinc que conducirían el agua de las cubiertas hasta las esquinas de cada tinglado. A mediados del mes de abril de 1913 su instalación se hallaba muy avanzada. Pero tan tardía e inútil obra tuvo que suspenderse en el mes de septiembre, porque eran un serio obstáculo para el desarrollo de las obras del muelle de la Galera. Ambos tinglados fueron desmontados a principios de 1914.

Concesión del servicio de aguada

Otras de las mejoras que se acometerían en los años y meses previos al comienzo de las obras del muelle de la Galera, fue el tendido de una tubería para el suministro de agua a los trabajos que se iban a acometer en el citado muelle y para atender al servicio de aguada a embarcaciones. El asunto terminó con la concesión del servicio de abastecimiento de agua al puerto a una empresa particular, ajena al Ayuntamiento.

El muelle de Villanueva en 1921. Construido con la finalidad de resguardar a las embarcaciones menores de los temporales de invierno (Archivo de la A.P.B.A.). / E.S.

El 15 de septiembre de 1913 la Junta accedió a la petición presentada por la sociedad inglesa Andalusia Water Company Limited solicitando autorización para establecer el tendido de una tubería, con dos tomas, desde la Caseta de la Aduana, situada en la Marina, cerca del río, hasta la zona donde se iban a iniciar las obras del muelle de la Galera. La autorización se hizo en base a determinadas condiciones, entre ellas que la Compañía facilitaría gratuitamente a la Junta cinco toneladas diarias de agua para el servicio de las dragas y las diversas obras del puerto, además de comprometerse a suministrar el agua necesaria a los buques que lo solicitaran. Aunque la Superioridad desestimó, en una primera instancia, la concesión de la autorización para el tendido de dicha tubería, por Real Orden de 4 de abril de 1914, la Junta pudo iniciar los trabajos basándose en otra posterior comunicación de la Dirección General de Obras Públicas que permitía el tendido ante el recurso presentado por aquélla "porque la prohibición del tendido de la tubería podría acarrear la falta de suministro de agua a las obras del muelle y, sobre todo, a los buques de guerra". Por Real Orden de 16 de diciembre de 1916 se concedía, de manera definitiva, el servicio de aguada del puerto de Algeciras a la Sociedad Fomento de la Bahía de Algeciras, escindida de la Andalusia Water Company Limited, y por Real Orden del 28 del mismo mes se establecían las condiciones que habrían de regular el citado servicio.

Construcción del muelle de Villanueva (1913-1921)

Iniciadas las obras del muelle de la Galera en el mes de mayo de 1913, la Dirección Facultativa fue consciente de que, al margen de los escasos medios auxiliares con los que contaba, la inexistencia de obras exteriores (rompeolas de la Isla Verde) comprometía la buena marcha de los trabajos "por hallarse la zona de ejecución de los mismos expuesta a los temporales que con tanta frecuencia y virulencia azotaban las costas de Algeciras en invierno". Sobre todo estaban en grave peligro las barcas y chalanas para transportar escollera y, luego, las dragas, que carecían de un lugar abrigado donde resguardarse. Antes de construirse el muelle de Villanueva, las citadas embarcaciones fondeaban en el curso bajo del río de la Miel, "malísimo, desprovisto de calado y de abrigo, antihigiénico y maloliente", como indica el ingeniero director. Por ese motivo, en la Sesión de la Junta celebrada el 23 de mayo de 1913, el Ingeniero comunicó que estaba redactando un proyecto para la construcción de un muelle paralelo a la costa de unos 100 metros de longitud que partiera del muro norte del futuro muelle. El objetivo de este muelle era "el que formara una pequeña dársena que, aunque en el día de mañana pudiera desaparecer, ha de ser de gran utilidad durante las obras, para refugio del material flotante por no contar éste con otro fondeadero más adecuado". En la misma reunión se acordó que la inauguración de los muelles de la Galera y de Villanueva se celebraría el domingo 25 de mayo a las cinco de la tarde.

El muelle de Villanueva en 1932. Véase el espaldón con que se le dotó después de sufrir los devastadores temporales que azotaron el puerto en el invierno de 1921 (Archivo de la A.P.B.A.). / E.S.

Varios meses después, estando muy avanzados los trabajos del muelle de Villanueva, el ingeniero director redactó un proyecto para el dragado de la dársena formada por el citado muelle y la acera de la Marina, que aún no se encontraba en disposición de recibir las embarcaciones dedicadas a las obras. Éste escribe en la Memoria del proyecto, que "habiendo sido necesaria para la defensa de la flota que se emplea en las obras y de las demás embarcaciones menores del puerto, formar una dársena pequeña con el muelle de Villanueva…, mientras no esté acabada está sometida a la invasión de no pocos aterramientos, es indispensable y urgente dragar en ella para que las embarcaciones no estén expuestas a vararse en bajamar".

No se tienen más noticias sobre la construcción de este muelle, pero por la documentación fotográfica conservada se puede asegurar que se hallaba muy adelantada a mediados del año 1915. La construcción del muelle y de la dársena que habilitaba no estuvieron totalmente acabadas hasta mediados del año 1916, aunque hubo que recrecerlo con un espaldón con posterioridad al año 1921.

Desde el mes de marzo de 1917, consta en la documentación conservada en el Archivo de la Autoridad Portuaria, que la mayor parte de los faluchos y pailebots que hacían el transporte de cabotaje y que iban a comerciar a la vecina costa africana, practicaban sus operaciones de carga y descarga “en el lado norte del muelle de la Galera y en la dársena de Villanueva”, lo que indica que en esa fecha ya estaba operativo el primer trozo del muelle de la Galera y la dársena formada con el nuevo muelle que se denominó de Villanueva.

Una gran ola pasa por encima del muelle de ribera de la Marina en el temporal sufrido por la ciudad en el invierno del año 1925 (Archivo de la A.P.B.A.). / E.S.

Sin embargo, la carencia de una obra exterior de abrigo, como la del rompeolas de la Isla Verde, tantas veces reclamada por las autoridades locales y portuarias e, incluso, por las autoridades del Ministerio de Fomento que habían visitado las obras del puerto entre 1911 y 1914, había provocado que los frecuentes temporales produjeran serios daños en las infraestructuras en construcción y en los medios auxiliares terrestres y el material flotante desde el inicio de las obras del muelle de la Galera.

Al margen del devastador temporal de marzo de 1925, que movió bloques del pretil del muelle y arrojó contra la costa numerosas embarcaciones, está documentado otro, de similares características, sufrido en los días 11 y 12 de febrero del año 1921. En aquellos días, según el ingeniero director, se contabilizaron unos atípicos niveles publiométricos que, entre los días 10 y 13 del citado mes, alcanzaron los 280,5 litros por metro cuadrado. En opinión del señor Rodríguez del Valle, la mitad de toda la precipitación caída a lo largo de un año.

En aquella ocasión los daños más relevantes se produjeron en el muelle de Villanueva y en el muelle de ribera de la Marina. En el primero de ellos arrancó cuarenta y cinco metros del paramento interior, aunque no causó daños en las chalanas y embarcaciones particulares atracadas. En un principio, este muelle no estaba dotado de espaldón, probablemente porque se consideraba que sus siete metros de anchura y uno y medio sobre el nivel del mar proporcionaban defensa suficiente a las embarcaciones atracadas en la dársena. Con posterioridad al temporal de febrero de 1921 y para dotarlo de una mayor elevación, se le añadió un espaldón en su pretil exterior de dos metros de altura (véase la ilustración adjunta), lo que no fue suficiente para librar a las embarcaciones del temporal que azotó el puerto en marzo de 1925, con olas que saltaron por encima del muelle echando a pique varias de las barcazas y chalanas que se hallaban atracadas en la parte interior del mismo, como se puede apreciar en algunas de las fotografías que se conservan en el Archivo de la Autoridad Portuaria.

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