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Algeciras, agosto de 1936. El convoy de la victoria y el bombardeo del acorazado 'Jaime I' (y II)

Instituto de Estudios Campogibraltareños

Dos días después del paso del Convoy de la Victoria se produjo el bombardeo más importante en la comarca durante la Guerra Civil, el del acorazado 'Jaime I' a Algeciras

El acorazado 'Jaime I'.
José Manuel Algarbani

25 de julio 2022 - 05:00

Como consecuencia del paso del denominado Convoy de la Victoria, dos días más tarde se produciría el bombardeo más importante de los producidos en la comarca durante la Guerra Civil, el bombardeo del acorazado Jaime I a Algeciras. El Jaime I, al comienzo de la Guerra Civil recibió la orden de dirigirse al estrecho de Gibraltar, en el tránsito la dotación se reveló contra sus mandos sublevados y el barco quedó en manos del gobierno republicano. En julio y agosto de 1936 tomó parte en los bombardeos de Ceuta y Algeciras.

El acorazado Jaime I, con 850 personas de tripulación, desde comienzos de enero de 1937 elaboraría, impreso en el barco por su propia marinería, el diario Amanecer. Se publicaba a diario, excepto los lunes. Este buque tuvo una presencia muy significativa en el Estrecho, sobre todo, en las primeras semanas de la sublevación. El día 2 de agosto, salió a bombardear la desembocadura del río Guadiaro. El día 3 bombardearía Tarifa y Punta Carnero. El día 7 efectuaba disparos sobre Punta Carnero y Punta de San García, cuyas baterías que respondieron al acorazado.

Rumbo a la bahía de Algeciras, se encontraría con el cañonero Dato. El Jaime I lo alcanzó con varios impactos con su potente artillería. Tras el bombardeo, regresaría a Málaga, donde permanecería hasta el día 13 de agosto. Ese día, tres aviones Junker-52 pilotados por los alemanes Rudolf Moreua, Alfred Henke y Graf Max Hoyos tenían la misión de destruir el acorazado con bombas de 250 kilos cada una, y, sobre las 4:45, desde una altura de 500 metros, las dejaron caer sobre el buque.

Una de ellas logró colarse por la escotilla de proa cuando subía la marinería a cubierta, lo que produjo daños, seis muertos y varios heridos. El Jaime I fue reparado en Cartagena. El inicio del bombardeo comenzó desde bien temprano, que se oyeron fuertes detonaciones, demostrativas de que la escuadra estaba actuando en las cercanías de Ceuta, Punta Carnero, Getares y Algeciras. En el ataque participaron el acorazado Jaime I, el crucero Libertad y los destructores Churruca y Lepanto.

El Jaime I y el Libertad bombardearon las baterías de costa desde Tarifa a Algeciras. El Jaime I acentuó el bombardeo sobre Algeciras. Empezaron por disparar contra Ceuta, colocándose el Churruca en mitad del Estrecho y abriendo fuego contra Ceuta y contra Punta Carnero. Desde la batería emplazada en Punta Carnero dispararon contra el crucero con intermitencia, sin que le causara daño alguno. El Jaime I se aproximó lentamente a Punta Carnero e hizo a su vez algunos disparos, levantando las balas al caer sobre tierra grandes nubes de humo y polvo, según explica la crónica.

Siguió lentamente su avance al interior de la bahía, aproximándose a la costa, acercándose a Getares, contra la que también abrió fuego y continuando hasta Algeciras. Contra el Jaime I hicieron fuego, ineficazmente, la batería de Algeciras y la del cañonero Dato, fondeado en el puerto de Algeciras. Pasado Algeciras, el Jaime I llegó frente a Puente Mayorga, donde se detuvo e hizo nuevos disparos. Volvió a pasar por delante de Algeciras sin dejar de disparar y alcanzando al cañonero Dato, que había traído tropas el día anterior, a las diez de la mañana.

Del buque sublevado, el Dato, salió una espesa columna de humo. No tardó en declararse un incendio a bordo, que se prolongó a unas grandes pilas de corcho que había en el muelle. Existe una interesante fotografía de un periodista inglés que logró sortear la censura e introducirla en Gibraltar. En ella se aprecian los importantes daños sufridos por el cañonero Dato, que fueron minimizados por la prensa de los sublevados. Mientras tanto, los demás barcos no dejaron de disparar intensamente contra Punta Carnero, donde los destrozos causados fueron considerables.

El Tabor de Regulares de Larache, nº 4, lo recoge así en su diario de operaciones: "Desde primeras horas de la mañana, la aviación y la escuadra roja someten a la población de Algeciras a un terrible bombardeo del acorazado Jaime I, el pánico es enorme y la población aterrorizada huye despavorida por todas partes. Las fuerzas de la guarnición se sitúan en los lugares en los que se suponía que las fuerzas de la marinería roja pudieran llevar a cabo un desembarco. Ese día el tercer Tabor tiene que lamentar por causa del bombardeo de la aviación y la escuadra roja, la muerte de un sargento, un cabo y un soldado, y varios heridos de tropa. Al caer la noche se restableció la normalidad, y a las doce de esa misma noche todo el Tabor al mando de su jefe salieron para Punta Carnero, donde permanecieron hasta la madrugada en evitación de cualquier movimiento de desembarco por sorpresa, regresando después a Algeciras".

Daños sufridos en el bombardeo del Jaime I en Algeciras. Ruinas del viceconsulado inglés y del consulado argentino.

Procedente de Levante apareció un aeroplano rebelde, pero no tomó parte en la acción. Terminado el bombardeo, los barcos se hicieron a la mar, circulando el rumor de que habían intimado a Algeciras que se rindiese. A las tres de la tarde regresaron el Jaime I y los demás buques, entrando el Jaime frente a Algeciras y haciendo nuevos disparos, la mayor parte de ellos dirigidos a la carretera de Tarifa.

El Cervantes y el Libertad llegaron hasta las proximidades de Getares, pero luego se volvieron al Estrecho. Un aeroplano rebelde atacó al acorazado, pero se marchó después de un intercambio de disparos. Por la noche, Algeciras apareció iluminada por el fuego producido en su muelle por el cañoneo, siguiendo ardiendo el corcho hasta el día siguiente, que se distinguía una columna de humo saliendo desde el muelle. La mayoría de las fortificaciones y baterías con que contaban los militares sublevados habían quedado destruidas.

Aunque los daños no fueron de consideración en Algeciras, el muelle sí sufrió importantes destrozos. Si bien previamente había habido bombardeos de la aviación republicana, el más extenso fue el día 7 de agosto de 1936 por la aviación y por el acorazado Jaime I, auxiliado por otros barcos, con destrozos de varias casas, marchando al campo la población civil y permaneciendo la guarnición militar vigilando y preparada por si se pretendía algún desembarco. El Calpense se hizo eco del bombardeo de manera muy extensa. Incluso desde las azoteas de Gibraltar, los gibraltareños y muchos de los refugiados contemplaban la evolución del bombardeo.

"El Jaime I y el Libertad bombardean las baterías de costa desde Tarifa a Algeciras, el Jaime I acentuó el bombardeo sobre Algeciras. El bombardeo fue espantoso y duró desde las 7:30 hasta las 11:00 aproximadamente, se sentía la trepidación de las bombas en Gibraltar. Contra el Jaime I hicieron fuego la batería de Algeciras y la del Cañonero Dato, fondeados en el puerto de Algeciras. Detrás del Hotel Cristina se vio un considerable incendio, también fue alcanzado un buque -el cañonero Dato- de los que estaban en el puerto, de los que trajeron a tropas el día anterior. Al Jaime I solo pareció que un proyectil le alcanzó ligeramente, pues se le vio achicar agua. Cuando había desaparecido ya en el Mediterráneo, apareció el buque franquista Almirante Cervera. El muelle de Algeciras ha sufrido considerables destrozos. Esta mañana, una bomba arrojada desde un aeroplano cayó en el patio de cuartel de infantería de San Roque".

Cuando empezó el fuego contra Algeciras, entró en pánico la población, siendo muchos los que se apresuraron a buscar refugio en el campo en medio de la mayor confusión. Una buena parte de republicanos escondidos en Algeciras, esperaban el desembarco de las tropas republicanas para unirse a ellas frente a los sublevados, como así lo manifiesta Sebastián Pino Panal, algecireño, anarquista y comandante del comandante del batallón Fermín Salvochea.

Tras el fracaso del bombardeo, los que quedaban en Algeciras resistiendo escondidos tomaron la determinación de salir de la ciudad y huir a zona republicana. Además de las baterías, sufrieron daños el muelle y casas cercanas a la plaza, entre ellas la del viceconsulado inglés, la del cónsul argentino Adolfo Rugeroni y los molinos harineros de Bandrés. Uno de los disparos del Jaime I alcanzó al cañonero Dato en la torrecilla del cañón de popa, muriendo los artilleros de esta pieza.

Aunque en la comarca apenas existió Guerra Civil, la dictadura y la represión se implantaron desde los primeros momentos de la caída de los distintos pueblos de la comarca con una brutal violencia represiva

Los súbditos británicos en su mayoría fueron recogidos y trasladados a Gibraltar en un autocamión de la compañía del corcho, facilitado por el jefe de esta, Mr. Ladd, que cooperó muy eficazmente con el vicecónsul, Mr. Beckensalke, en la recogida de súbditos británicos.Todos los súbditos ingleses que se encontraban en Algeciras al registrarse el bombardeo se pusieron a salvo en Gibraltar. La Comandancia Militar de Algeciras elaboró una relación nominal de los jefes, oficiales, suboficiales, tropa, personal del CASE -Cuerpo Auxiliar Subalterno del Ejército-, y elementos civiles que resultaron heridos con motivo del "bombardeo por la escuadra y aviación enemiga". Un documento posterior en el tiempo de las autoridades franquistas nos da los siguientes datos sobre el bombardeo del acorazado Jaime I: 5 muertos y 14 heridos en la tropa y 4 muertos y 12 heridos en civiles.

Conclusiones

Podemos afirmar que en el Campo de Gibraltar apenas existió Guerra Civil. En cambio, la dictadura y la represión se implantaron desde los primeros momentos de la caída de los distintos pueblos de la comarca, acometiendo la brutal violencia represiva, a modo ejemplificante, desde los primeros momentos de la contienda. En los primeros quince días de la contienda, antes de que se produjera el bombardeo del Jaime I sobre Algeciras, ya habían sido fusilados más de 100 personas en la comarca, la mayoría en Algeciras y La Línea. Calculamos que la represión de los sublevados franquistas se eleva a unas 1.000 personas en la comarca.

Artículo publicado en el número 56 de Almoraima. Revista de Estudios Campogibraltareños (abril de 2022).

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